Los científicos descubren que la gran sima abisal avilesina está compuesta, en realidad, por dos valles submarinos más: La Gaviera y Corviro
l Las campañas de investigación finalizarán en septiembre y la posible protección de la zona dependerá de una decisión gubernamental


Al cañón de Avilés le han salido dos «hermanos». La gran sima abisal avilesina, uno de los ecosistemas más extraordinarios del Cantábrico localizado a siete millas de la costa, está formada en realidad por un intrincado complejo de cañones, de acuerdo a los resultados de la última campaña de investigación llevada a cabo por responsables del Instituto Español de Oceanografía (IEO) con Francisco Sánchez al frente del equipo de trabajo. Estos dos valles submarinos que dan forma al cañón de Avilés ya han sido bautizados: La Gaviera y Corviro. Son simas de menor tamaño que la principal -donde desembocan- pero de mayor valor que el cañón de Avilés por la riqueza de sus fondos. En La Gaviera, concretamente, se han encontrado corales blancos de aguas frías agrupados en arrecifes mientras que en el cañón de Avilés únicamente se han detectado hasta el momento pequeñas colonias de estas especies de profundidad.


«En el cañón de Avilés nos queda mucho por hacer, sólo hemos estudiado la zona más próxima a la costa y finalizará antes el proyecto Indemares que la investigación, pero sí hemos estudiado parte de los otros dos cañones, donde hemos detectado grandes arrecifes de coral como no se habían descrito en ningún otro estudio de Indemares», explicó ayer Francisco Sánchez, que celebró así el «Día mundial de los Océanos». El investigador principal del IEO en el complejo del cañón de Avilés destacó que, además de los arrecifes, es importante el hallazgo de especies asociadas a la biodiversidad de estos organismos. Es el caso, subrayó, de los tiburones de aguas profundas, ahora sometidos a protección y que hace años se pescaban para extraerles el hígado, que posteriormente se utilizaba en la industria farmacéutica o para productos de cosmética. También esponjas de crecimiento lento.


La próxima campaña de investigación del complejo de cañones comenzará el próximo mes de septiembre. Entonces se volverá a estudiar la existencia o no de arrecifes de coral en la sima abisal de Avilés, La Gaviera y Corviro. La intención de los investigador del Instituto Español de Oceanografía es presentar los resultados de los trabajos de campo a los responsables de los diferentes ministerios afectados, especialmente al de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. «Nuestro trabajo consiste en delimitar dónde existen ecosistemas relevantes y en destacar aquellos hábitats vulnerables que requieren protección. Asimismo, elaboramos mapas de dónde trabajan los pescadores, pero luego es el Gobierno quien decide proteger una zona o no», recalcó Sánchez.


Y es que el fin de todos estos trabajos es estudiar la posible declaración del complejo de cañones de Avilés como área marina protegida, un ejemplo del beneficio derivado del binomio conservación y desarrollo a través de la integración de aspectos medioambientales y pesqueros. Francisco Sánchez lanzó así un mensaje de tranquilidad a las personas que viven de la mar: «No hay que tener miedo a la figura de área marina protegida, que no es más que un área sometida a gestión». El investigador fue más allá: «Es impensable cerrar la pesquería en el cañón de Avilés. La riqueza está a gran profundidad, más allá de donde faenan los barcos, por eso no tiene por qué haber ningún impacto pesquero ni conflicto de uso».


La primera área protegida de España fue el Cachucho, una gran montaña submarina que se eleva bruscamente desde los más de 4.000 metros de profundidad de la llanura abisal del golfo de Vizcaya hasta los 425 metros de su cumbre. Se localiza también en el mar Cantábrico, a unos 65 kilómetros de Ribadesella. El biólogo Francisco Sánchez fue también el coordinador del proyecto de investigación y recuerda perfectamente por qué decidieron ahondar en El Cachucho en 2003. «Elegimos la zona porque no se sabía nada y era un banco del que había muy poca información», asegura. «Nuestro objetivo era saber qué había en esa montaña submarina», señaló recientemente, y añadió que la primera sorpresa se la dio la topografía.


«El tamaño y el relieve era muy diferente al que figuraba en las cartas náuticas y nos topamos con paredes verticales de cerca de cuatro kilómetros, que son de las más altas del planeta», destacó. Después descubrieron arrecifes de gorgonias, corales de aguas frías y esponjas, organismos de crecimiento muy lento que requieren buenas condiciones medioambientales para su desarrollo. En el Cachucho se cerró el caladero, pero según Sánchez las condiciones eran distintas a las del complejo avilesino.


«Allí trabajaban cuatro o cinco barcos, en el cañón avilesino hay unos cuatrocientos», concluyó el investigador de este proyecto que comparó un área marina protegida con una figura similar en tierra firme. «Podríamos comparar la gestión de un área marina protegida con la gestión de los Picos de Europa: en este enclave sigue habiendo ganado, sigue habiendo pueblos y se sigue trabajando», manifestó este biólogo que aún espera desvelar muchos más secretos del fondo marino cuando finalice la próxima campaña en septiembre. Entonces volverán a utilizar aparatos de última generación para fotografiar y tomar muestras del fondo de la gran sima abisal del complejo avilesino.


En la última campaña, los científicos del Oceanográfico estudiaron los procesos físicos que provocan la proliferación en esta zona de arrecifes de corales de aguas frías (coral blanco). Para poder certificar estos mecanismos, el IEO fondeó durante un año una plataforma submarina -denominada «lander»- a 860 metros de profundidad. Dicha plataforma científica acaba de ser extraída del fondo del mar. La recuperación del «lander» supuso así un hito para el IEO «en la realización de operaciones complejas de recuperación de equipos en aguas profundas». La plataforma cuenta con cámaras fotográficas, sensores de temperatura y también un sonar para desvelar los secretos que luego interpreta el equipo de Francisco Sánchez.


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