Con la aparición de los equipos de buceo modernos hacia la segunda mitad del s. XX, permitió a los científicos desarrollar una nueva disciplina: “la arqueología subacuática”.

Existen alrededor de 500 ciudades submarinas en el mundo. Algunos autores afirman que las construcciones de piedra que se han descubierto requerían una tecnología similar a la que tenemos actualmente.

En “Yonaguni”, isla japonesa, se hallaron estructuras y construcciones geométricas, avenidas y escaleras. Si bien la apariencia que tiene en la actualidad podría deberse a los movimientos sísmicos producidos en la zona. Hay canales y escaleras perfectamente construidos; son obras de un alto nivel técnico construidas hace 10.000 años.

Una de las más sorprendentes de ciudades submarinas se encuentra entre las costas estadounidenses de Florida, Georgia y Carolina del Sur. En 1967 un submarino de exploración descubrió un camino hecho de un particular cemento (alúmina, sílice, cal, óxido de hierro y óxido de magnesio).

Cemento a 900 metros de profundidad

En la costa occidental de la India, también escondía tesoros arqueológicos de gran valor. Durante un estudio sobre contaminación, descubrieron material de construcción, piezas de arte y restos humanos. Las pruebas de carbono establecieron la antigüedad de la ciudad en 9.500 años.

Se sumergió durante el deshielo de la última glaciación.

Hace 14.000 años el nivel del mar era mas bajo, y todas las ciudades milenarias encontradas bajo el mar fueron construidas con la perfección de los tiempos modernos y en época de la Prehistoria.
Otro y famoso ejemplo es la llamada “Atlántida” cuya antigüedad data del 346 A.C.

Los Atlantes sabían como transformar la luz en energía pura mediante láser. Incluso tenían naves espaciales que funcionaban con luz, una ciencia que obtuvieron gracias a la intercomunicación con entidades de otros sistemas estelares. En sus experimentos con la luz, perforaron la capa de nubes que entonces rodeaba el planeta, como la que hoy circunda a Venus. Al perforarla, se produjeron grandes diluvios, quedando la Atlántida bajo un gran océano de hielo.

Nuestros científicos trabajan hoy con energía nuclear, con partículas subatómicas y rayos láser. Hemos desarrollado máquinas a imagen de nuestro cerebro, desvelado los secretos de la genética y viajado a otros planetas... pero estamos destruyendo nuestro hábitat natural. Quizá la intención, inconsciente o no, de quienes nos hablan sobre la Atlántida y las causas que provocaron su destrucción, sea la de avisarnos del peligro de que a nuestra civilización le suceda lo mismo, por abuso del uso de la Ciencia sin el sentimiento del “Amor”.

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