Bucear entre los barcos hundidos es una experiencia increíble pues, además de conocer estos vestigios, quienes lo practican tienen la oportunidad de disfrutar de arrecifes rodeados de historia, bellezas naturales, restos de navíos y un sinfín de leyendas.
En las inmediaciones de las aguas de Veracruz arribaron desde épocas de la conquista migrantes en busca de nuevas tierras donde establecerse; más tarde, buscaron lo mismo invasores con bélicas intenciones, piratas saqueadores, comerciantes navieros e innumerables personajes de diversas nacionalidades.
La Secretaría de Turismo y Cultura (Sectur) indicó que aunque no hay precisión sobre el número de naufragios, la Subdirección de Arqueología Subacuática del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) dio a conocer que se tienen documentados por lo menos 500 galeones hundidos en el Golfo de México durante los 300 años de dominio de la corona.
En los naufragios más recientes que se encuentran a baja profundidad y con agua cálida y clara, desde un buzo principiante hasta uno experimentado puede explorar barcos en diferentes profundidades y grados de dificultad. Esto convierte al puerto en un excelente lugar para los aficionados al buceo de aventura.
El Cañonero Riva Palacio es el barco más visitado porque no se necesita ser un buzo de nivel avanzado para explorarlo por fuera, y otra opción para principiantes es el barco de vapor llamado El Hidalgo, hundidos en las proximidades de Isla Verde.
En la Isla de Enmedio, en un área fangosa, se encuentra el barco conocido como Las Ametralladoras, perteneciente a la Marina Armada, refugio de muchos peces; en Anegada de Afuera se ubica el Ana Elena, un pesquero que quedó hundido en un hueco de arena que dejó un arrecife.
En el canal de navegación quedan algunos restos del bergantín Sommers, hundido en diciembre de 1846, en este no puede bucearse ya que está protegido por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, por lo que las coordenadas de esta nave son la mayor intriga para pescadores locales y buzos muy especializados.
También se encuentran en la zona, El Águila, un barco carguero, y El Rielero, barco llamado así por su cargamento de rieles de ferrocarril, entre otros que sucumbieron por el mal temporal, ataques o accidentes.
Paradójicamente, estos naufragios albergan en sus grandes cascos de acero a cientos de especies de flora y fauna marina del Golfo de México que le dan un toque de color y armonía a las corroídas estructuras.


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