"El interés especulativo en los pecios hundidos en Galicia reaparece cada verano, no sé por qué", asegura el experto

El Tribunal Supremo de los EEUU obligó a la compañía cazatesoros Odissey a devolver el tesoro de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, que había expoliado del Golfo de Cádiz en 2007 al Estado español. El buque fue hundido frente a las costas lusas del Algarve por barcos ingleses en 1804 en un preludio de la Guerra de Trafalgar. A bordo, 500.000 monedas de oro y plata, pero también decenas de hombres que fallecieron en el ataque. El experto en delicuencia contra el patrimonio cultural, Roma Valdés hablará el próximo martes en Santiago –invitado por el CSIC– de los entresijos legales de este curioso caso. Será a las 16.30 horas en el Instituto "Padre Sarmiento".

–¿Aporta novedades en la protección del patrimonio el proceso judicial entre España y el Odissey Marine Exploration?

–El procedimiento del Odissey que se ha cerrado en EE UU no es un caso único; el asunto tiene precedentes. "Los bienes culturales que proceden de naufragios españoles, aunque sea fuera de territorio español, se consideran tumbas de ciudadanos españoles", dicen. Y se aplica la misma legislación que tiene EE UU para los buques que fueron hundidos, por ejemplo, en Pearl Harbor, donde entiende que son tumbas de soldados. Así que han considerado que los bienes de Nuestra Señora de las Mercedes pertenecen a España.

–¿Qué precedentes existen?

– La Juno y La Galga. Son buques que incluso estaban sumergidos en aguas jurisdiccionales no españolas, ni estadounidenses. En todo caso se entendía que eran de bandera española. El planteamiento que hace España con la Mercedes es que hay una convención de patrimonio cultural subacuático que establece unos principios de la Arqueología que deben de ser respetados.

–Hay quien solo aprecia las monedas y quien ve un lugar donde yacen restos mortales.

–Es una lucha de principios. Se ha gestionado con el principio de la necesidad de conservación. Lo que ha defendido España es lo que marcan los arqueólogos subacuáticos: que cada vez que se extrae, se deshace un patrimonio. Deben mantenerse como dice la Unesco, in situ. Y luego, hablaban del expolio. Partía de la necesidad de que, siendo tumbas de soldados españoles, se aplican los principios que rigen en el derecho norteamericano. Pero ha sido una lucha a cara de perro.

–Queda totalmente demostrado que ha sido un expolio.

–Hay otros matices por parte de la empresa, que no lo considera expolio. Querían incluso cargar el importe por la extracción. Cuando estamos hablando de estas piezas, vemos una valoración económica fuerte. Medio millón de dólares creo que es una cantidad demasiado elevada para lo que realmente hay. Al contrario, implican un gasto en musealización, control... Y el Estado deberá decidir a qué museos van...

–El director del Museo Naval de Madrid, Gonzalo Rodríguez González-Aller sostuvo recientemente que el legado se repartirá entre el Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena y el Museo Naval de la Armada, en Madrid. También sopesan donar una colección a EE UU.

– El de Cartagena sí tiene un plan de musealización. Otro gran candidato es el Museo Arqueológico Nacional, cuyas responsables se han desplazado a Estados Unidos para verificar la identidad de las piezas. Sé que el Museo de la Casa de la Moneda en Segovia reclamaba también la opción a tener algunas. Muchas piezas, al estar en un medio salino tienen incrustaciones y se compactan. Y luego, tampoco hay tanto oro....

–¿No se habla de que Galicia opte a exponer estas piezas?

–No sé como se puede organizar, si habrá exposiciones temporales o de si algún modo se podría traer por ejemplo, al Museo del Mar de Vigo. Si este podría ser acreedor de una exposición temporal, sería idóneo.

–¿Qué procedimientos penales hubo recientemente en Galicia por pecios?

–Hemos tenido varios. Sufrimos una experiencia curiosa: un procedimiento en el que unos marineros ingleses excavaron un barco hundido a finales del siglo XIX en la zona de Corrubedo. Y fueron condenados penalmente. Es llamativo que la documentación de estas épocas facilita mucho la localización de los pecios. Son compañías que tienen documentación del Archivo de Indias. Pero se conocen también buques más recientes, en los que hay textos de arqueólogos submarinos como Miguel San Claudio Santa Cruz sobre la localización. Como el vapor Douro, un barco brasileño que naufragó frente a las costas de Laxe en 1882 y fue expoliado por submarinistas ingleses. Ha habido más diligencias en las Fiscalías Gallegas y se mantiene cierta vigilancia.

–¿Qué opina del legado arqueológico de la ría de Vigo?

–Los restos de Rande y todo lo que hay en la ría de Vigo, con permiso de Julio Verne, es espectacular. Desconozco si hubo más investigaciones penales, aunque sí sabemos del intento del aproximación al Santo Cristo de Maracaibo [que se hundió frente a las Cíes cuando era remolcado al Canal de la Mancha], frustrado.

–El Ministerio y la Armada firmaron un convenio para levantar una carta de pecios e impedir que empresas "cazatesoros" intervengan.

–Hay un acuerdo de vigilancia de los pecios en virtud de ese convenio, pero se ha centrado más en la exploración de pecios.

–¿Cree que se debería reforzar la vigilancia o el control por parte de la la Guardia Civil?

–Las medidas de vigilancia en Galicia son complicadas porque las zonas son amplias, porque desconocemos la ubicación exacta de los pecios y porque son zonas con actividades pesqueras. Me consta que hay interés en denunciar y que la población es sensible con la necesidad de protección de los yacimientos. Cuando se aproxima el verano, reaparece el interés por estos yacimientos. Existen casos en los que se denuncia expolio y la Guardia Civil interviene.

–¿Aparecerá el Códice Calixtino?

–La causa está declarada secreta. La Policía está trabajando mucho.


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