Autor: Dr. Jesús A. Álvarez Fernández
Especialista en Medicina Intensiva.
Jefe de Servicio de Neurosonología y
Hemodinámica Cerebral del Grupo Hospiten
Estudios científicos han relacionado algunos accidentes graves de buceo con una anomalía cardiaca de nacimiento, el foramen oval permeable (FOP), causante de migrañas o de embolias cerebrales y que parece favorecer la aparición de desmayos y facilitar el síndrome descompresivo grave del buceador.
El foramen oval es una ventana que comunica ambas aurículas del corazón. Antes de nacer, esta ventana está completamente abierta y es utilizada para no pasar la sangre por unos pulmones que todavía no funcionan, y la placenta de la madre oxigena y filtra la sangre del feto. Al nacer los pulmones comienzan a funcionar y la ventana se cierra definitivamente. Sin embargo, en 1 de cada 4 personas (25%) la ventana queda abierta, llamándose entonces foramen oval permeable o FOP. Este porcentaje es mayor en las mujeres, pues lo tienen 1 de cada 3.
La mayoría de las personas con un FOP no llegan a presentar síntomas en toda su vida, por un pequeño tamaño de la ventana o una apertura muy pequeña. Los síntomas que pueden indicar la existencia de un FOP incluyen:

  • migrañas: dolor de cabeza muy intenso que se acompaña de otros síntomas como vómitos o fotofobía -rechazo de la luz-, y que se caracteriza por afectar inicialmente a una parte del cráneo aunque luego suele terminar extendiéndose a su totalidad,
  • inestabilidad o mareo que los afectados suelen relacionar con tener una presión arterial baja,
  • palpitaciones del corazón, y en casos extremos arrítmias cardíacas,
  • en ocasiones molestias gastrointestinales,
  • depresión.

Sólo 1 de cada 3 personas con FOP lo tienen “abierto de par en par” ante determinados esfuerzos o incluso en reposo. Estos esfuerzos incluyen la tos intensa, el ejercicio físico isométrico (por ejemplo, levantar pesas o luchar cuerpo a cuerpo), el canto coral, el uso de instrumentos musicales de viento y cualquier otra situación que desequilibre las presiones entre ambas aurículas cardiacas. En el buceo una única inmersión sin botella más allá de 4 metros de profundidad es suficiente para provocar la apertura completa de un FOP.
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Un FOP muy abierto permitirá una desviación de la sangre desde la parte derecha del corazón hacia la parte izquierda, sin pasar por los pulmones. Una cantidad importante de sangre utilizará este atajo no oxigenándose ni filtrándose ciertas sustancias producidas en el intestino que dañarán la circulación sanguínea cerebral, ni los coágulos que viajan normalmente en nuestra sangre provocarán embolias en las arterias más pequeñas, ni las microburbujas de nitrógeno que se producen normalmente en pequeñas cantidades y en cantidades mucho mayores durante las inmersiones.
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La posible existencia de un FOP y su grado de apertura deben ser conocidos en los buceadores. En los países más desarrollados esto es imprescindible para la licencia de buceo. Tradicionalmente se ha empleado la ecocardiografía “transtorácica”, que es muy sencilla de realizar pero se quedan sin detectar muchos casos de FOP al tener que atravesar los ultrasonidos todo el tórax desde la superficie anterior hasta llegar a las aurículas del corazón. La ecocardiografía “transesofágica” detectaría la mayoría de los FOP pero tiene el inconveniente de tener que introducir un tubo desde la boca hasta el esófago, por lo que muchos buceadores (y no buceadores) rechazan el procedimiento.
Para detectar la existencia y el grado de apertura de un FOP un neurosonólogo puede realizar una técnica muy sencilla llamada Doppler Transcraneal o DTC. Se tumba al paciente en una camilla, se punciona una vena del brazo y se inyecta una mezcla agitada de suero estéril con sangre extraída del propio paciente. Esta mezcla produce unas inofensivas “microburbujas” que al entrar en contacto con los ultrasonidos producen un ruido muy característico e intenso. Puede diagnosticarse la presencia de FOP escuchando la aparición de este ruido en una arteria del cráneo mediante una sonda de DTC apoyada junto a la patilla del pelo; contando (manual o automáticamente) los ruidos escuchados, puede conocerse con exactitud el grado de apertura de la ventana y el estado del marco que la sujeta (“septo interauricular”). Sólo los pacientes con signos de FOP serán enviados a un cardiólogo para realizar una ecocardiografía transesofágica que determine el mejor tratamiento a emplear.
Algunas organizaciones de buceo como DAN (Divers Alert Network) han propuesto además como alternativa la detección indirecta de las microburbujas en las arterias del cuello, pero esta técnica produce interferencias durante los esfuerzos y pude hacer que algunos FOP no sean detectados.
En caso de tener un FOP debe desaconsejarse la práctica del buceo. Los medicamentos preventivos que suelen emplearse en los demás pacientes no evitarán la posible aparición de un síndrome descompresivo, por lo que un buceador que quiera seguir haciendo inmersiones deberá elegir siempre el tratamiento mediante cierre de la ventana con una pequeña prótesis de botón (Amplatzer). Lo realizarán cardiólogos intervencionistas mediante cateterismo venoso de bajo riesgo, con el paciente consciente y no invirtiendo habitualmente más de 30 minutos en la intervención.
Una vez cerrado el FOP la prótesis se irá cubriendo espontáneamente de una capa de células y a las 6 semanas será completamente impermeable en la mayoría de los casos. Sólo tras confirmarse la impermeabilidad podrá reiniciarse la práctica del buceo y para ello la técnica más sencilla será de nuevo el Doppler Transcraneal con inyección de microburbujas.
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