Los descendientes inician acciones legales en la Roca para volver a juzgar todo a pesar de la clara sentencia del Tribunal de EE.UU.

El caso Odyssey se empieza a parecer al día de la marmota. Los descendientes de quienes llevaban pecunio en el naufragio de la fragata «Mercedes» en 1804, que han perdido en Estados Unidos, vuelven a la carga para exigir las monedas que finalmente el juez ha ordenado devolver a España. De hecho todo el juicio puede volver a plantearse puesto que insisten en bases que la Justicia de EE.UU. ya ha resuelto. Ahora solo falta que Perú también se persone en la Roca, como augura su abogado gibraltareño, Daniel Feetham.
Odyssey y los descendientes han perdido el caso en Tampa, donde el juez Mark Pizzo está perdiendo la paciencia, pero su abogado americano les ha puesto en la pista de Feetham un letrado que fue ministro de Justicia de la Roca desde octubre de 2007 a 2011. Ahora han emprendido acciones legales en Gibraltar por las monedas y otros restos que allí quedan.
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«Creo que los descendientes tienen un buen caso aquí. España puede argumentar por supuesto también en nuestos tribunales. Es una disputa civil sobre la propiedad en la que hay demandantes enfrentados, España, los descendientes y también Perú si deciden venir aquí y personarse en el caso», declara Feetham, dando por sentado que Gibraltar va a abrir el caso completamente.


Pero el papel de la Roca en este caso está lejos de aclararse. Gibraltar y Gran Bretaña han estado siempre en los márgenes del caso. Para empezar en noviembre de 2007, Gran Bretaña, impelida por la presión de España, respondió en una nota verbal que Gibraltar había decidido «no considerar apropiado facilitar (a España) copias de licencias otorgadas (a Odyssey) excepto en respuesta a una petición formal de la Corte Federal en este procedimiento». El respeto que con esta frase otorgaban a la justicia estadounidense (negándoselo a la española) ya no es el mismo, puesto que no consideran tan relevante la sentencia que obliga a devolver todas las piezas expoliadas, incluidas las de Gibraltar. Además, las acciones legales en la Roca pueden poner en entredicho el firme criterio de EE.UU. sobre la inmunidad soberana que protege sus barcos de guerra, hasta ahora tumbas intocables.
«Era competencia del fiscal»

A pesar de su anterior cargo, Feethan quiere dejar claro a ABC que nunca tuvo bajo su competencia el caso Odyssey ni su conflicto judicial con las autoridades Españolas. Conoce la existencia de peticiones de la Justicia española para investigar los restos del expolio que había en Gibraltar (comisiones rogatorias) y afirma que fueron exclusiva competencia del fiscal general de la Roca.


De hecho, declara que «mientras estuve en el cargo de ministro de Justicia, no tuve nada que ver, ni si quiera a nivel político, con el asunto Odyssey, ni lo discutí nunca con el ministro principal de Gibraltar o el fiscal general en todo ese tiempo». Feetham llegó al cargo en octubre de 2007, cinco meses después de comenzar el escándalo, el 17 de mayo de ese año.
La nota verbal

En la citada nota verbal de noviembre de 2007, Londres dice en un tono bastante conminatorio «ni el Ministerio de Defensa ni el gobierno de Gibraltar tienen bases legales para impedir la remoción del equipo de los barcos (de Odyssey) o su salida de Gibraltar, a pesar de la existencia de una comisión rogatoria del Juzgado de La Línea». Al tiempo confirman que se han otorgado permisos de exportación a equipos de esos barcos susceptibles de haber sido utilizados en actividades del expolio. No parece una gran ayuda para la investigación de lo que ocurrió. Cuando los barcos de Odyssey salieron de la Roca y fueron registrado, eran cáscaras vacías, incluso la tripulación era otra y no hablaba español.
Feetham recuerda para ABC que el Gobierno de Gibraltar en mayo de 2007 «vivió con enfado» el escándalo formado porque los cazatesoros habían acudido a la Roca a buscar un barco inglés con el patrocinio del Ministerio de Defensa británico «y ningún ministro del Gobierno sabía que Gibraltar estaba siendo utilizado para transportar las monedas a EE.UU.» Pero el enfado no llegó a donde España podría aspirar que llegase.
El abogado que ahora emprende la demanda por los restos que Odyssey «olvidó» en Gibraltar no ha querido opinar o responder a una de las preguntas enviadas por ABC, relativa a por qué el «reciever of the wreck» no inspeccionó la carga, como manda la ley de la Roca cuando se trata de bienes patrimoniales recuperados del mar. Cumplir ese precepto habría impedido, tal vez, que los bienes expoliados salieran por el aeropuerto de doble soberanía sin el correspondiente aviso de aliados y buenos vecinos.
Feetham sí ha respondido prolijamente a otras preguntas y defiende el derecho de la Justicia gibraltareña de actuar y el de España a defenderse ante esta jurisdicción.
El epidemiólogo, autoridad histórica

A pesar de que se ha demostrado lo contrario con contundencia en Tampa, Feetham es de la opinión de que la «Mercedes» iba en viaje comercial, y cita al epidemiólogo Julián de Zulueta como autoridad histórica, porque su afición a la historia le llevó a escribir un opúsculo sobre la batalla del Cabo de Santa María de 1804, en el que recoge la declaración de carga de José de Bustamante. EE.UU. ha declarado que como la fragata era un buque de Estado, el pecio y toda su carga tienen inmunidad soberana y deben ser devueltos a España, incluidas las piezas que permanecen en Gibraltar. Además, el abogado José María Lancho demostró que España ya indemnizó a los descendientes en el siglo XIX. Tal vez las familias no conservaron como herencia el resguardo.
Lo curioso del caso es que el listado que Odyssey ha facilitado a Feetham tiene más monedas de las declaradas por los cazatesoros ante la Justicia de Estados Unidos. Feetham dice que el inventario fue realizado en 2007 con el fin de solicitar a Gibraltar el permiso de exportación de estas piezas, que se quedaron en tierra tras la personación de España en el juicio contra los cazatesoros en Tampa. Pero que las peticiones del juez de La Línea impidieron su salida.
Odyssey pone la guinda en un comunicado en el que respondía la información de ABC: Si España no hubiese impedido la salida de los restos de Gibraltar -dicen-, ya estarían de vuelta con el resto de las monedas. El comunicado no explica por qué hay más piezas ahora de las que se sabía antes.


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