La ciudad de Brasil donde llegaron los primeros portugueses reúne historia, playas de aguas cristalinas, excursiones para todos los gustos y una gran movida nocturna. El sol está casi siempre garantizado. Las imágenes

Si el plan es viajar en familia, Porto Seguro es un destino ideal. Si la escapada es en pareja o con amigos, la satisfacción también está garantizada. Pocos lugares tan cercanos ofrecen la mixtura de atracciones con la que cuenta la ciudad fundada sobre el punto donde los portugueses descubrieron Brasil cinco siglos atrás.

Historia, playas paradisíacas, exuberante vegetación, mucho sol de día y una gran movida por la noche se conjugan para brindar al visitante una placentera estadía. Casi en cualquier época del año hay movimiento en el aeropuerto internacional y los aviones también llegan desde Rosario, tras un vuelo charter de sólo cuatro horas.

Es por eso que esta plaza turística, ubicada en el estado de Bahía –el más africano del vecino país– recibe gente de todas las edades que llega para disfrutar desde los misterios del pasado que atesoran sus construcciones hasta las arenas blancas y aguas cristalinas del Atlántico, pasando por las diferentes excursiones posibles.

La principal zona hotelera de Porto Seguro se extiende a lo largo de la costa hacia el norte de la ciudad, por lo que en muchos casos sólo basta con cruzar la calle para darse un chapuzón. A metros de las olas se erigen varios paradores con música para bailar todo el día al ritmo del axé, pero también hay sectores más naturales y tranquilos. Si no se quiere caminar, los traslados pueden ser en colectivo, taxi, o mototaxi.

La prolongada Taperapuá es la playa más frecuentada por los jóvenes por su movida, mientras que Ponta Grande, Mutá y Coroa Vermelha, por citar sólo algunas, resultan más propicias para el rélax. Casi todas son de aguas limpias, calmas y templadas, y cuando la marea está baja suelen formarse piscinas naturales entre los desniveles.

En la zona del centro desemboca el río Buranhém y por eso allí predomina una mancha más oscura y de agua dulce que de a poco se mezcla con la del océano. Desde ese punto suelen salir las embarcaciones para realizar paseos. El más atractivo es el que transporta al llamado Recife de Fora, un paraje natural donde el fondo del mar se eleva y ofrece una gran diversidad ecológica con corales y peces de colores, junto a los que se puede nadar haciendo snorkel.

También hay lugares para la práctica de buceo y hasta para el avistaje de ballenas, entre julio y octubre, época en la que estos imponentes animales emigran desde la Antártida para reproducirse.

Historia viva

Pero inmerso entre sus paisajes privilegiados, Porto Seguro posee un gran patrimonio histórico, ya que ahí desembarcaron los portugueses cuando descubrieron Brasil en 1500, comandados por Pedro Alvares Cabral.

El Centro Histórico es un predio para recorrer y transportarse en el tiempo hacia aquella época. Las casas coloniales y las primeras iglesias se levantaron en un área elevada sobre la orla y aún conviven con los árboles entre los que, como muestran las películas alusivas, los indios observaban la llegada de las carabelas.

Y si la idea es conocer a los nativos, la ciudad cuenta con reservas como la Pataxó da Jaqueira, sita a 9 kilómetros del centro, donde se puede ingresar con guías y descubrir las simples y primitivas costumbres de las tribus indígenas. Éstas no sólo no representan peligro alguno sino que hasta tienen artesanías a la venta.

Noches bien brasileñas

La Passarela do Alcool (pasarela del alcohol) es una feria ubicada en el centro que funciona como plataforma para introducirse en la noche de Porto Seguro. A cielo abierto, un sinnúmero de puestos permiten probar todo tipo de tragos mientras uno camina y compra también algún recuerdo. En uno de los extremos hay locales con bares y restaurantes donde degustar una excelente gastronomía regional e internacional.

Al menos en temporada alta funciona hasta cerca de las 23, hora en que la noche se apodera definitivamente de los que están dispuestos a estirarla un poco más. Para ellos hay boliches a pocos metros de la Passarela, aunque durante el verano lo mejor para divertirse hasta casi el amanecer son las fiestas que de manera rotativa organizan los paradores playeros.

Otra gran opción para cuando la luna aparece, aunque sólo fines de semana, es la Isla de los Acuarios, sobre el Buranhém. Además de apreciar grandes peceras que tienen hasta tiburones y rayas, allí –en medio de un espacio de estilo agreste– se pueden alternar varias pistas de baile con música variada, y donde también suelen concurrir familias hasta tarde.

Arraial d’Ajuda y Trancoso

La gran infraestructura turística de Porto Seguro se extiende también a poblaciones ubicadas al sur, como Arraial d’Ajuda y Trancoso, a las que se accede fácilmente por agua con un económico cruce en balsa de tipo carretón.

Ambas se lucen con un estilo más pintoresco y bohemio, alojamiento diferente y una continuación del litoral marino más desolado y de una belleza incluso superior (imperdibles las playas de Espelho y Pitinga). Pero también estas localidades cuentan con su propia actividad nocturna y con hoteles, posadas y restaurantes más sofisticados si se prefiere.
Diversión y adrenalina

Y en Arraial se ubica además el Ecoparque, un centro de diversión integrado a la naturaleza donde se puede despertar la adrenalina con sorprendentes toboganes, una piscina de olas artificiales, un lanzamiento en la tirolesa o simplemente bajar al mar para una vuelta en kayak. Un lugar de primer mundo y otro de los puntos imperdibles para quienes viajen a esta parte de Bahía.

El clima en la zona

El clima de Porto Seguro y su zona es siempre cálido en verano, con temperaturas que por la tarde alcanzan de 28 a 42 grados, y ameno en invierno, con una media de 25 y mínimas que rara vez bajan de los 15. Y otra característica destacada de la región es que el sol brilla casi siempre, a excepción del mes de mayo, que es el más lluvioso.


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