Entre seis y siete turistas por día se animan a una experiencia fascinante, a 1.000 metros sobre el nivel de mar. Un equipo de expertos se encarga del equipamiento, la ambientación y las fotos.

Entres seis y siete personas por día se animan a experimentar en temporada alta la fascinante travesía subacuática del lago de Los Reyunos, buceando en las profundidades de su particular agua azul turquesa.

La actividad se llama “buceo de altura” (se realiza a 1.000 metros sobre el nivel del mar) y se hace dentro del club Hidyn. Los usuarios de este servicio son turistas que se adentran por primera vez debajo del agua, en bautismos que tienen una duración de una media hora y que cuestan $250 por persona, con todo el equipamiento incluido y las fotos subacuáticas de regalo.

Entre enero y febrero de este año son entre 250 y 300 las personas que han hecho buceo en Los Reyunos, según contó Alejandro García Arias, de 43 años, buzo civil de la Prefectura, guardavida de la provincia de Buenos Aires e instructor desde hace 15 años en su propia escuela.

“Venimos desde el ’99 trayendo gente, difundiendo este deporte que es hermoso en uno de los mejores lugares de Mendoza; desde el 2006 que estamos haciendo temporada y trabajamos con el turismo y damos servicios de buceos, cursos para fuerzas especiales, de instructor con título de Estados Unidos y el servicio al turista, y a todos los que quieran conocer esta aguas”, contó Alejandro.

La travesía empieza para los novatos, con una charla informativa y una inmersión controlada en un muelle adaptado, siempre con la presencia de los guías. Acostumbrarse a dejar de usar la nariz para respirar bajo el agua es el primer y tal vez único desafío para lograr hacer el paseo de bautismo.

Como dicen los que saben, las inseguridades llegan sólo hasta que se hace el “clic” mental y se concentra en inhalar y exhalar ordenadamente el aire por la boca.

Ver los peces (carpas) que pasan por al lado casi como domesticados, otros peces de colores parecidos a los de pecera, un pequeño barco hundido en el fondo, los paredones del lago “adornados” con frondosas algas y experimentar cómo se potencia el sonido debajo del agua, son algunas de las sensaciones que se viven al practicar buceo.

Arias comentó que “los bautismos los manejamos hasta 6 metros de profundidad, con una agradable temperatura en verano de 24 grados y una visibilidad de 6 metros lineales, por lo cual se ve todo claramente y la persona se lleva un panorama subacuático hermoso; se ve mucha carpa, hay pejerreyes y unos que llamamos ‘chanchitas’, tipos de pecera, que son negros con rayas verdes”.

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