Tras el “Google Street View”, el mastodonte estadounidense se ha sumergido para explorar la Gran Barrera de Coral en Australia. Nos la muestra de una forma nunca vista antes, otra iniciativa que nos lleva a pensar: ¿cuál será el siguiente “invento”? Curioso, llamativo, interesante,… e incluso preocupante, calificativos todos ellos que nos vienen a la mente ante esta iniciativa.



Si “Google Street View” nos permite recorrer virtualmente las calles de ciudades y pueblos, ahora llega “Catlin Seaview Survey”. Se trata de un proyecto con el cual todos podremos sumergirnos bajo las aguas del Pacífico y descubrir el arrecife de coral más grande del mundo…
La Gran Barrera de Coral se encuentra en Queensland, Australia, y se extiende a lo largo de más de 2.500 kilómetros. Una auténtica joya visible incluso desde el espacio, impresionante.
Inmersión…

El proyecto corre a cargo de forma conjunta del propio Google, de la Universidad de Queensland y un patrocinador privado, el grupo asegurador Catlin. Para la parte científica, el primer objetivo es obtener información sobre el estado de salud del arrecife y aprender acerca de como funciona este ecosistema. Para Google, concienciar al público en temas de medio ambiente a través de fotos y vídeos y, como no, negocio puro y duro en un paso más de su monopolio en la red.
“Por primera vez en la historia tenemos la tecnología suficiente para la difusión a través de Google de los resultados de una expedición como esta. Millones de personas experimentarán la vida, la ciencia y la magia que existe bajo la superficie de nuestros océanos.”
Son palabras de Ove Hoegh-Guldberg, director de la investigación científica en la columna del “New Scientist”.


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La imágenes se irán haciendo públicas conforme avance el proyecto, mientras tanto, aquí tenemos algunas de las primeras muestras de este estudio. Una cámara subacuática lleva emitiendo desde septiembre con una vista de 360 °, toda una proeza técnica llevada a cabo por “Underwater Earth”.
Como ha explicado el fundador del proyecto, Richard Vevers, al “New Scientist”:
“Los problemas con la visibilidad bajo el agua, la escasez de luz y la distorsión de esta cuando estamos sumergidos ha requerido de un dispositivo técnico muy diferente del usado para Google Street. “