La documentación judicial apunta a que es el barco que los cazatesoros expoliaban frente a Gibraltar.



España da hoy la bienvenida a un tesoro cuya propiedad le han reconocido justamente los tribunales norteamericanos, pero al que falsamente se considera procedente de los restos de la fragata Mercedes, hundida en 1804 por los británicos. En realidad, según los expertos, el tesoro procede de un barco hundido posteriormente, y cuyos restos están a pocas millas de la costa española en el Mediterráneo.
El abogado maritimista Lorenzo Sarmiento, que se dedicó a observar los buques de Odyssey desde 1998, es el más tenaz defensor de la tesis de que el tesoro se extrajo del Mediterráneo, que, según él, se vería corroborada por las principales pruebas presentadas en el juicio celebrado en Florida.
1. Es el 'cambridge'
En 2001 Odyssey bautizó como Cambridge un pecio con 18 cañones hallado a pocas millas de la costa mediterránea española, afirmando que era el buque británico Sussex. En 2002, se le permitió extraer un cañón y una pieza de cerámica que, según el jefe del Museo Arqueológico de Cartagena, Iván Negueruela, no pertenecía al Sussex. En 2003, confiando en obtener permisos, el jefe de Odyssey, Greg Stemm, declaraba en El Mundo que iba a sacar “el mayor tesoro del mundo” cerca de las costas españolas. Al final lo hizo, pero aseguró que procedía del Atlántico y dio al pecio el nombre de Black Swan (Cisne Negro). Sin embargo, una foto presentada en 2007 ante el tribunal de Tampa muestra el mismo cañón, la misma ancla y hasta la misma lata de cerveza que habían publicado en 2001.
2. las monedas
El juez de Florida Mark Pizzo aceptó la tesis de que el barco expoliado era la Mercedes porque no se presentó otra alternativa. Sin embargo, el motivo por el que entregó la carga a España era que todas las monedas eran españolas y, por tanto, no cabía duda de que se trataba de un buque español. Esto se deducía de la declaración del arqueólogo de Odyssey encargado de conservar las monedas, Sean A. Kingsley, quien afirma que son “casi exclusivamente monedas acuñadas en colonias españolas de Sudamérica fechadas entre 1773 y 1804, con mayor concentración entre las décadas de 1790 y comienzos de la de 1800”, la mayoría de la ceca de Lima, “aunque la ceca de Potosí en Bolivia está igualmente bien representada”. De haber sido el barco la Mercedes, las monedas debían ser casi exclusivamente acuñadas en 1803 en Lima, pues son las que fue a recoger, mientras que si las monedas son variadas, según Sarmiento, es probable que el pecio sea el de una fragata hundida en el Mediterráneo en fecha algo posterior a la Mercedes, como la Santa Ana, alias La Dido, o la Félix.
3. La profundidad
Odyssey dijo haber extraído las monedas a casi 1.200 metros de profundidad. El dato está copiado de John Kingsford, que en 1998 dijo haber hallado la Mercedes 100 kilómetros al sur de Faro. Pero tanto las fuentes británicas como las españolas sobre la Batalla del Cabo de Santa María confirman que los buques españoles navegaban teniendo la costa al alcance de la vista, y a una distancia no superior a 15 millas (24 kilómetros). En cambio, el Cambridge (denominado por Odyssey yacimiento E-82) estaba a una profundidad en torno a 900 metros.
4. El tiempo
Odyssey pretendió haber extraído las 15 toneladas del tesoro en un tiempo récord entre marzo y abril de 2007. Los datos de satélite consultados por Sarmiento permiten afirmar que sus buques oceanográficos, Odyssey Explorer y Ocean Alert, no pudieron permanecer más de 100 horas en la zona del Atlántico donde suponen (falsamente, por distar demasiado de la costa) haber hallado la Mercedes. Pero incluso con los métodos de destrucción de pecios que usan (el robot Zeus empuja las monedas dentro de cubos de plástico haciendo presión contra una placa metálica), dado que sólo en la operación de descenso el Zeus tarda más de media hora, y que sólo puede subir cuatro cubos cada vez, es imposible que llenaran 600 cubos en tan poco tiempo.
5. Limpieza
Al presentar el tesoro en mayo de 2007, Odyssey cometió el error de mostrar al menos un cubo con monedas de plata completamente limpias. De esta forma delataba que las monedas se habían hallado años y no meses antes, ya que la limpieza de la corrosión de la plata por el agua de mar es un proceso de larga duración. De la observación de los buques de Odyssey, Sarmiento concluye que comenzaron a extraer material del pecio del “falso Sussex”, Cambridge o E-82, tras la llegada al Gobierno de Zapatero, con una política exterior obsesionada por ceder en todo lo que pidiera Inglaterra con tal de alcanzar logros en Gibraltar. Por tanto, la conservación del tesoro en túneles de la Roca –LA GACETA recogió testimonios de su almacenamiento en el polvorín de Fosse Way– no habría durado, según Sarmiento, semanas, sino años.
6. Moratinos
Mientras que Odyssey no puede probar que haya trabajado tiempo suficiente en aguas del Atlántico, los datos sobre su trabajo sin supervisión ninguna durante años en aguas españolas son abrumadores. Sarmiento afirma que “Moratinos decide darle lo que sea a los ingleses para que le den sus apaños. Él y su subordinado José Pons se convirtieron en los adalides de esos permisos, de una forma absolutamente imprudente. No se entiende que no pusieran condiciones estrictas para que no saliera un barco sin un militar y un arqueólogo a bordo. Cada vez que la Guardia Civil iba a vigilar, recibía contraorden para retirarse”. El abogado maritimista que más luchó contra los cazatesoros concluye que “la culpa del robo es de Exteriores, que usó nuestro patrimonio como moneda de cambio para las fallidas negociaciones de Gibraltar”. Para evitar responsabilidades, Pons apoyó la tesis del Atlántico.
Prueba de que no interesa estudiar a fondo de dónde procede el tesoro es, para Sarmiento como para cualquier observador, que no se haya denunciado al Reino Unido por permitir la exportación dolosa del tesoro a través de Gibraltar. Ni siquiera se ha tomado nadie la molestia de descender con un robot en la posición del yacimiento E-82 (36º 2’ 47’’ Norte, 5º 12’ 35’’ Oeste) para ver si siguen allí los restos del “falso Sussex”.


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