La empresa de custodia dice que no entregará nada «si España no paga» otros 200.000 dólares

La impactante victoria de España ante la Justicia de EE.UU. no ha reformado ni un ápice el comportamiento de la compañía cazatesoros Odyssey Marine Exploration, que parece buscar mil y una triquiñuelas con todos sus tentáculos para no entregar las 590.000 monedas de plata y oro, más otros restos, expoliados en 2007 y en secreto del pecio la fragata «Mercedes», hundido en 1804 frente a las costas del Cabo de Santa María. El juez reunirá el viernes a las partes para tratar de la restitución.

De la documentación a la que ha tenido acceso ABC se desprende que la empresa que custodia las monedas desde su llegada a Tampa (llamada Numismatic Guaranty Corporation) ha podido manipular y alterar cientos de monedas y que ha decidido no entregar ni una sola hasta que España no le pague 185.159,02 dólares (a fecha de 3 de noviembre, y contando) por sus gastos de tratamiento y cuidados del material durante estos años.

Es decir, que la empresa contratada por Odyssey para desalinizar y conservar la carga expoliada ahora quiere cobrar a nuestro país por ese trabajo, que España no le pidió y que habría sido innecesario si los cazatesoros no hubieran reventado el pecio del buque de guerra español, en cuyo hundimiento perecieron 250 personas.

La numismática de Odyssey
Numismatic Guaranty Corporation (NGC) no fue elegida por casualidad para ese cometido. Tiene tratos con Odyssey y de hecho ha firmado algunos contratos de exclusividad para la certificación y posterior venta de las monedas de oro que los cazatesoros extrajeron en 2003, por ejemplo, del «USS Republic», un barco hundido en 1865 a 100 millas de la costa de Georgia.

Pero hay más. El 3 de noviembre pasado, un representante de NGC, Steven Eichenbaum, escribió al abogado de España en el caso, James Goold, para exigirle el pago de esos casi 200.000 dólares que «aumentarán necesariamente si el tiempo pasa». La carta añade una amenaza taxativa: «La entrega de las monedas en nuestro poder no ocurrirá hasta que ese derecho de retención haya sido satisfecho por completo».

Pero James Goold no se arredró. Respondió con sendas misivas a NGC y a Odyssey sobre el mismo asunto. Aunque el contenido de su carta es muy preocupante. Para empezar recuerda a Eichenbaum que la carga está en «custodia legis» y que fue Odyssey quien, al principio del caso, exigió ser nombrado custodio sustituto en lugar del tribunal, para lo que la compañía emitió «una declaración jurada en la que aceptaba asumir la responsabilidad de salvaguardar la carga y todos los costes y gastos debidos». Goold añade que «España no ha consentido ni aprobado que la carga sea tomada por Odyssey» y «no tiene nada que ver con el contrato de su compañía con Odyssey».

Pero además el abogado anuncia que llevará ante la Corte varios hechos: «En una inspección hemos encontrado que algunas monedas han sido manipuladas y alteradas en lo que parece violar las órdenes del tribunal». Y añade que NGD «ha sellado permanentemente en plástico con su logo al menos 200 monedas». Goold concluye advirtiendo que la Justicia ha sentenciado que «sean devueltas a la custodia de España. Es además asombroso que en su carta trate de reclamar un derecho sobre ellas». Y además «su carta muestra que no han sido pagados por Odyssey, lo que supone que Odyssey está violando la orden del Tribunal que le nombra custodio sustituto».

Palabra de los cazatesoros
¿Y qué responden a todo esto los propios cazatesoros? Para empezar, la compañía parece decidida a escudarse en el fallo judicial puesto que sus portavoces repiten que lo que el tribunal ha hecho es desentenderse del caso al no considerarse competente. No toman en cuenta que la Justicia de EE.UU. se retrae por la inmunidad soberana, el principio que otorga a España la propiedad de la carga.

La vicepresidenta de Odyssey, Melinda MacConnel, afirma en una carta a James Goold del 22 de noviembre que «como la justicia dictamina que no tiene jurisdicción sobre esas monedas su compañía no va a aceptar moción alguna sobre el derecho de retención de nadie sobre ellas». ¿Y por qué? «Siempre esperamos que quien se quedara en posesión de las monedas pagaría a NGC».

Un último apunte. Procede de una carta de MacConnel a Goold de 12 octubre pasado. En ella le informa de monedas que quedaron en Gibraltar y que «nunca se pusieron bajo custoria de la justicia de EE.UU. y no estarán sujetas a ninguna orden del tribunal». La existencia de restos en La Roca era conocida. La determinación de Odyssey de retenerlos también. Siguen sin ser fiables, sin saber perder.