No es el paraíso bíblico sino que lo contrario. El exótico archipiélago que dio origen a la Teoría de la Evolución, es el destino al que todo gran viajero desea llegar. Tortugas gigantes, playas y alucinantes sitios de buceo esperan al visitante, que cada vez tiene más posibilidades de acceder a las islas.

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PUEDE PARECER EXTRAÑO, pero es difícil que Galápagos cumpla con las expectativas originales de muchos de los visitantes "primerizos". Bueno, tal vez esta afirmación no corra para el súper-informado turista francés o el hiperorganizado viajero alemán, pero si se topa por ahí con algún turista oriundo de por acá (llámese chileno, argentino, colombiano...), seguramente le dirá que no era lo que esperaba. Desde un "pensé que iba a encontrar más playas" hasta un "creí que sería un lugar mucho menos turístico". Y es que la fama que precede a Galápagos da para mucho, tanto para los que lo imaginan como un archipiélago paradisíaco al estilo de comercial de "Kem Piña", como para los que anhelan un destino natural casi intocado, tal como el que encontró el joven Charles Darwin en 1855.

Ahora bien, Galápagos no es ni lo uno ni lo otro, aunque sí mucho de ambos. ¿Hay playas? Sí, y tal vez algunas de las más asombrosas que se puedan contemplar. Lo que pasa es que para llegar a ellas hay que caminar (o navegar) bastante, muchas no son aptas para el baño y, debido a que la corriente de Humboldt pasa por el archipiélago, no son precisamente de aguas muy cálidas. ¿Es posible encontrar lugares vírgenes? También. De hecho, el 97% del archipiélago está estrictamente protegido y no por nada fue el primer sitio del mundo en ser declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en 1978. Sin embargo, en el archipiélago también existen zonas pobladas con una importante infraestructura turística y todas las facilidades para que el visitante pueda recorrer, en parte, las 13 islas grandes, seis pequeñas y 103 islotes que conforman Galápagos.
Es ese movimiento de visitantes el que puede chocar a muchos en un principio, pero gracias a él, seguir la huella que llevó a Darwin a idear la Teoría de la Evolución en estas islas es -cada vez menos- el privilegio de unos pocos. Desde 1990, la cantidad de visitantes se ha cuadruplicado (llegando a 173.297 en 2010) y el número de vuelos que llegan también se ha incrementado, lo que ha repercutido en más posibilidades de acceso. Además de las tradicionales aerolíneas AeroGal y Tame, Lan se ha sumado con nueve vuelos semanales, tanto a isla Baltra como San Cristóbal, lo que abre mucho las posibilidades para los turistas chilenos. Tanto así que se proyecta para este año un incremento de un 600% de visitanters nacionales en comparación con 2009, pasando de 500 personas a un número cercano a las cuatro mil.
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MUNDO TORTUGA
Puerto Ayora es la localidad más poblada de Galápagos, con una población aproximada de 10 mil habitantes. Está situada en la isla Santa Cruz, la segunda más grande del archipiélago, y es la más avanzada en cuanto a infraestructura. Es ese típico poblado hecho casi en su totalidad por y para el turismo, en el que sus escasas calles se distribuyen entre hoteles, hostales, restaurantes, pubs, tiendas de souvenires y agencias de turismo, las que ofrecen los diferentes tours a cada una de las islas.

Pero no es necesario salir de Santa Cruz para tener un encuentro con el Galápagos más salvaje. Por supuesto, el primero y más esperado es con las tortugas gigantes, las que a pesar de su estado vulnerable no son nada difíciles de encontrar.

Hay ciertas zonas, como el rancho Las Primicias, donde se las puede observar a sólo unos metros de distancia. Entre las praderas verdes, son decenas de ejemplares que poco se inmutan con la presencia de los visitantes. Estos longevos especímenes pueden llegar a vivir hasta 170 años y su gigantesco caparazón -de alrededor de dos metros de diámetro- varía de acuerdo a las condiciones de las diferentes islas del archipiélago. De hecho, esta fue una de las apreciaciones que notó Charles Darwin en su visita, y que lo llevó a sustentar la teoría de la evolución de las especies. En este caso, las tortugas de isla Santa Cruz tienen una cubierta con forma de domo, característico en lugares húmedos, y suelen pasar la tarde capeando el calor bajo la sombra de un arbol o sumergiéndose en pozas de barro. Aquí uno es libre de pasar entre ellas y fotografiarlas, pero las normas son bien claras: está prohibido usar flash, acercarse a más de dos metros de distancia y, sobre todo, tocarlas. Porque, aunque la finca de Las Primicias es un área privada de 150 há que colinda con el Parque Nacional Galápagos, aquí los animales son intocables, tal como en cualquier parte de las islas. Por eso no hay que extrañarse al ver iguanas pululando por los patios de los hoteles o, incluso, a lobos marinos dándose un chapuzón en sus piscinas, tal como ocurre en el Hotel Solymar, en plena zona céntrica de Puerto Ayora.

Pero eso no es todo. Dentro del pueblo hay otra visita imperdible de este "mundo tortuga" que es Galápagos. En la estación científica Charles Darwin se encuentra el ejemplar más famoso del archipiélago. Se trata del "Solitario George", la última tortuga de su subespecie (Chelonoidis abingdonii), la que fue encontrada en isla Pinta en 1971 y se trajo hasta aquí. Desde entonces, se le ha tratado de cruzar con una subespecie similar sin ningún éxito, por lo que, con la muerte de George, la tortuga gigante de Pinta está condenada a la extinción. Sin embargo, George aún goza de buena salud y todavía no se pierden las esperanzas de que tenga algún hermano escondido en isla Pinta. Por ahora, una foto con la única tortuga de su tipo que se conoce parece ser uno de los recuerdos más valiosos de Galápagos...

PLAYA, SOL Y MAS
Una de las mejores playas que se pueden encontrar en Galápagos está en la propia Santa Cruz. Su nombre es Tortuga Bay (cómo no) y para llegar a ella hay que caminar unos 40 min desde Puerto Ayora, atravesando un particular bosque de tunas gigantes de Galápagos (opuntias). El andar puede ser cansador con el intenso calor, pero vale la pena a la hora que se descubre la imponente playa, cuyas arenas son finas y blancas. La playa principal es correntosa, por lo que es principalmente utilizada por surfistas, mientras que otra más pequeña y tranquila es ideal para refrescarse en un irreal escenario, donde, además de agua, arena y vegetación, hay iguanas, tortugas y muchas aves (pinzones) que poco parecen inmutarse con la presencia de los visitantes.

Otra alternativa para ver lo más paradisíaco de Galápagos es realizar un tour en catamarán por el día a otras islas del archipiélago. Un paseo muy recomendable es la incursión a la isla Bartolomé (US$150 por persona), la cual puede resultar un excelente compendio de todo lo que significa Galápagos. Mientras se navega, pueden observarse algunas de las aves más características del lugar, como las fragatas. Ya en la isla, se realiza una excursión hasta su parte más alta, la cual puede resultar familiar para algunos, debido a su aparición en la película Master and Commander (Capitán de Mar y Guerra), la que hace un guiño a las expediciones de Darwin. Pero lo mejor del tour queda justo para el final: en la playa, se realiza un snorkeling alrededor de la Roca Pináculo, que es la imagen más representativa de todo el archipiélago. Una zona llena de corales y peces, donde además es posible ver tortugas marinas, pingüinos y tiburones pequeños (que son inofensivos). Pero los que se roban la película, por lejos, son los leones marinos. Muy amistosos y nada de tímidos, se acercan sin complejo a nadar junto a los asombrados bañistas, en una posibilidad única de interactuar con animales en estado salvaje.


Galápagos siempre se ha caracterizado por ser un destino exclusivo.
Según las cifras del Ministerio de Turismo, el 45% de los visitantes gastan menos de US$1.000 diarios, pero el 38,7% gasta entre US$1.000 y US$2.500 y el 11% nada menos que entre US$2.500 y US$ 4.000.
Entre los paquetes turísticos, Lan Tours ofrece un programa de cinco días (con una noche en Quito) por US$1.155 (sin tasas e impuestos), que incluye alojamiento, desayunos y tours. Para hacerse una idea de los precios, el hospedaje en un buen hotel tiene un valor de US$275 por noche (desayuno incluido), mientras que pueden encontrarse hostales y alojamientos familiares por valores entre los US$12 y US$25 diarios. Un almuerzo va de los US$3 a los US$10 y los paseos a las islas desde los US$50 (Isabela y Floreana) hasta los US$150 (Bartolomé). Un tour de buceo diario cuesta US$170, mientras que los cursos Padi US$ 600, con una duración de tres días.


http://www.latercera.com