El conocido estuario del Eo alberga desde hace siglos centenares de restos de barcos hundidos, piezas que duermen silenciosamente en el fondo de la ría y que corren el grave peligro de ser robados por cualquiera que disponga de una bombona de oxígeno y unas gafas de bucear. El gobierno de la Xunta de Galicia, ante esta situación, llevó a cabo hace unos días varias prospecciones arqueológicas con el fin de identificar y recoger piezas bajo las aguas de una zona cercana al puerto de Ribadeo. Gracias a esos trabajos, se consiguieron rescatar unas 300 piezas de la ría, principalmente cerámica y ánforas, pero además se pudo contrastar la existencia de parte de una quilla de un barco, posiblemente de origen holandés y hundido en el siglo XVII. Todas estas piezas serán ahora enviadas al Museo del Mar de Galicia, ubicado en Vigo.
Esta misma operación también quiere realizarse en la parte asturiana de la ría, donde se encuentran enterrados viejos vestigios del pasado. Concretamente, entre la ensenada de Arnao y la Punta de la Cruz, hay una gran cantidad de restos de dos embarcaciones españolas hundidas en 1719, concretamente se cree que puede ser el San Francisco y el Galgo de Andalucía . Ambas llevaban en su interior una serie de cañones, piezas que se encuentran desde aquel momento en el fondo del mar y que fácilmente pueden ser vistas por buceadores. Precisamente, su localización se debe al grupo de actividades subacuáticas Figas, de Figueras, cuyos integrantes consiguieron grabar y fotografiar muchos de estos restos durante una inmersión rutinaria.
El valor histórico de estas piezas es innegable, y de ello son muy conscientes en el Ayuntamiento de Castropol. Cuando se localizaron, el alcalde pidió colaboración al Gobierno del Principado y al Central para sacar alguno de estos cañones al exterior y poder colocarlo en algún punto del concejo. Ahora, tras llevarse a cabo la extracción de nuevas piezas en la margen gallega de la ría, vuelve nuevamente a ponerse el tema encima de la mesa. “Lo bueno sería poder sacar alguno de ellos al exterior y colocarlo, por ejemplo, en el Centro de Interpretación de la Ría. Su fin sería turístico, porque creemos que puede ser un buen gancho para los visitantes”, explica José Ángel Pérez, alcalde de Castropol. Hay un problema, el elevado coste de esta operación. En su momento, técnicos del Principado de Asturias desarrollaron inmersiones en la zona de Arnao para analizar y estudiar la situación de los cañones, pero se decidió dejarlos en el fondo del mar. Es muy costoso económicamente extraer cada uno de esos cañones y, sobre todo, garantizar su conservación. Se cree que sacar cada uno de ellos puede tener un coste aproximado de 12.000 euros, una cantidad que no está en estos momentos al alcance del Ayuntamiento de Castropol.
Además de cañones, en el fondo del estuario del Eo se mucha cerámica de los barcos hundidos, aunque algunas piezas ya han sido robadas y permanecen expuestas en viviendas de la comarca. Eso es lo que se quiere evitar, por eso la prisa de ambos gobiernos, tanto el asturiano como el gallego, para iniciar extracciones en la ría. Tras los trabajos desarrollados por el gobierno gallego, en las inmediaciones del puerto de Ribadeo, la atención se centra ahora en los pasos que pueda llevar a cabo el Ayuntamiento de Castropol.


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