La prospección arqueológica en Ribadeo se limitó a una pequeña franja de la ría, próxima a Porcillán y O Cargadeiro. El equipo formado por cinco personas, entre arqueólogos, submarinistas profesionales, restauradores e ingenieros, tuvieron más fácil su trabajo porque se guiaron por las referencias que les dio el club de submarinismo Illa Pancha de Ribadeo.
Así, pudieron contrastar la existencia de un vapor de palas de finales del siglo XIX, el Cabo Torres, que tal y como se sabía se encuentra en la bocana de Porcillán. Ignacio Crespo explicó que es de metal, que está en relativo buen estado pues conserva una gran parte de la quilla. Se levanta del fondo aproximadamente entre uno y dos metros y que mide unos 40 metros de eslora. Próximo a el se halló otro pecio que, por sus características, se cree que es de origen holandés y se hundió en el siglo XVII. Junto a el se encontraron gran cantidad de piezas, que fueron recuperadas. También se descubrió un cañón, que se cree no corresponde a ningún buque y, en las inmediaciones de O Cargadeiro, restos de otro pecio de madera.


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