Utilizamos el lastre en el buceo porque nuestro cuerpo tiene flotabilidad positiva, según el principio de Arquímedes todo cuerpo sumergido en un fluido experimenta un empuje vertical y hacia arriba igual al peso de fluido desalojado, por lo tanto el lastre que necesitará un buceador dependerá de la masa y volumen del propio buceador del traje de buceo así como otros elementos del equipo de buceo.
Errores comunes en el cálculo del lastre
Lastre de más: la mayoría de los buceadores principiantes tienden a sobrelastrarse para asegurar una inmersión rápida. Esto ocurre por los nervios iniciales, que hacen repirar más intensamente, aumentando de esta manera la flotabilidad positiva. El exceso de lastre, conlleva problemas de fatiga, realizando mayor ejercicio físico, lo que conduce a un aumento del consumo de aire. También surgirán inconvenientes con el chaleco, ya que al ir sobrelastrado hemos de inyectar más aire en el chaleco hidrostático, lo que significa que a medida que el buceador asciende necesita purgar el chaleco con más frecuencia para compensar la expansión de una gran cantidad de aire.
Lastre de menos: puede suceder que nos equivoquemos y nos lastremos de menos, deberemos aletear con más fuerza para poder descender. Esta situación genera fatiga y un exceso de consumo de aire. Probablemente no podremos realizar la parada de seguridad al final de la inmersión, o correremos el riesgo de una subida incontrolada hasta la superficie.
Factores para el cálculo correcto del lastre
- La salinidad: en el mar se folta más que en agua dulce, debido a la salinidad del agua.
- El traje: depende del grosor del traje que utilicemos flotará más o menos (por cada milimetro de espesor, un kilo de flotabilidad)
- La constitución física del buceador
- La botella: la botella se va vaciando al ir finalizando la inmersión, así que podemos correr el riesgo de una subida incontrolada hacia la superficie
Teniendo en cuenta todos los parámetros anteriores llegaremos a la conclusión de que lo más recomendable antes de una inmersión es realizar una prueba de flotabilidad, esta prueba es sencilla y rápida y garantiza el buen equilibrio hidrostático durante todo el buceo. Consiste en inflar completamente el chaleco y saltar al agua. Una vez flotando se toma aire profundamente con el regulador y se desinfla el chaleco. Si la superficie del agua queda a la altura de la mascara estamos perfectamente lastrados. Si nos hundimos deberemos soltar lastre hasta que el agua quede a la altura de la mascara. Si la superficie del agua queda más abajo de la mascara tendremos que aumentar nuestro lastre para hundirnos un poco más.