A solo 20 minutos de Cancún, Isla Mujeres es un destino excelente para relajarse en medio de un mar transparente, una vegetación exuberante y los mejores servicios hoteleros de la región.

Isla Mujeres creció como una excursión para los visitantes que llegaban a Cancún y, afortunadamente, cada vez con más peso propio, se fue separando de esa condición. De modo que hoy es una alternativa menos masiva y más relajante, ideal para emprender la reparación mental que un año laboral en la Argentina exige.
La isla tiene apenas ocho kilómetros de largo y unos 800 metros de ancho, y está a sólo 20 minutos de Cancún. La mayor parte de la superficie está cubierta por densa vegetación que compite en belleza con el agua verdosa desde fuera, imperceptible desde dentro. En ese marco, algunos hoteles y villas se levantan para atender a los viajeros, poblados de la amabilidad de sus empleados, en muchos casos miembros del pueblo maya que desde siempre habitó la isla. Vale recordar que aunque siempre se oye repetir que los mayas de-saparecieron misteriosamente hace siglos, eso sólo se puede aplicar al imperio como tal, porque el pueblo maya (y los maya-quiché) aún pueblan el sur de México y parte de Guatemala.
El hecho es que allí, donde los indígenas levantaron un templo a la diosa Ixchel y los españoles bautizaron Isla de las Mujeres, hoy cualquiera puede pasearse en absoluta paz, dentro y fuera del agua. Es que la actividad por excelencia es el buceo y todos sus derivados, especialmente en los alrededores del Parque Nacional Garrafón, ubicado al sur de la orilla oeste.
Para alojarse, aunque existen varias alternativas como el lujoso Villa Rolandi con sus 20 suites con vista al mar o el Secreto Hotel, tal vez la mejor opción para quien busca desconectarse sea Na Balam, un pequeño lugar con 31 habitaciones, frondosos jardines, buena cocina nativa y un interesante menú vegetariano gourmet.
De todos modos, la mejor opción para poner algo sobre el plato es salir a buscarlo uno mismo. Por menos de u$s 70 diarios, las empresas de pesca embarcada son el pasaporte para convertirse en una exitosa versión del personaje de Hemingway y traerse de vuelta a la orilla un plateado ejemplar de pez espada.



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