El Parque de las Ciencias y el Acuario de Almuñécar ofrecen un programa sobre el manejo de estos animales en cautividad.

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El Parque de las Ciencias y el Acuario de Almuñécar han organizado un curso sobre manejo de tiburones en grandes acuarios con el que esperan acercar al público a estos bellos y temidos animales. Su biología y sus costumbres, las particularidades de la alimentación y la reproducción en cautividad, el buceo con tiburones, el diseño de peceras y los problemas de conservación de la especie derivados de la sobrepesca son algunos de los contenidos teóricos que diferentes expertos ofrecerán hoy y mañana en el museo interactivo. Ya el domingo, los alumnos visitarán el oceanario sexitano, donde tendrán la oportunidad de ver in situ cómo se alimenta y cuida a estos animales.
Un objetivo específico del curso es formar a los estudiantes de Biología y Ciencias del Mar que contemplan los acuarios como salida profesional. Y también se plantea un fin más ambicioso, que es desmontar los mitos que rodean a esta especie, ayudados por películas como la de Steven Spielberg, que aterrorizó a toda una generación, o la que estos días, actualizada por la técnica 3D, enseña a los espectadores actuales a odiar y temer a los escualos.
No hay que olvidar que al filme de 1975 le siguió una auténtica «masacre» de tiburones, señala la responsable de Educación del Acuario de Almuñécar, María José Quesada. La especialista subraya que en los océanos hay 400 especies de elasmobranquios -tiburones y rayas- y solo 20 tienen un historial de ataques a humanos. Muy poca gente sabe que España es uno de los líderes mundiales en captura y consumo de esta especie. «La tintorera, el marrajo, el cazón o la pintarroja son tiburones, pero muchas veces los comemos sin saberlo porque ya vienen troceados», señala Quesada, ponente del curso.
La Unión Europea ha prohibido el 'finning', la cruel práctica de capturar tiburones para vender sus preciadas aletas en Asia y devolver el animal mutilado al mar. Pero eso no quita, subraya Quesada, para que España sea el primer exportador mundial de aletas para sopa a Hong Kong: «El Mediterráneo es uno de los peores sitios en los que puede vivir un tiburón: hay 90 especies y el 40% de ellas están en riesgo crítico».
Depredador y presas
Las estrellas del Acuario de Almuñécar son una pareja de tiburones toro, de dos metros de largo y más de cien kilos de peso, que conviven en un oceanario de un millón de litros con miles de ejemplares de otras especies, entre ellos algunos de su misma familia, como pintarrojas, pastinacas y águilas marinas.
Una de las dudas que asaltan a los visitantes es, precisamente, cómo es posible que un depredador en teoría tan fiero conviva en armonía con sus potenciales presas. La clave es el entrenamiento: estos gigantes han aprendido a comer siempre a la misma hora y condicionados por una serie de estímulos, por ejemplo, la parada de los aparatos que vierten una especie de lluvia sobre la superficie, rompiendo el agua y simulando el oleaje. La comida se les da en superficie con unas pinzas. Su dieta es variada -pescado azul, merluza, calamares...- y la cantidad depende de la temperatura del agua y el ciclo reproductivo; en esta época ingieren unos 6 kilos a la semana. Mientras tanto, los peces más pequeños se alimentan de una papilla que no despierta gran interés en los escualos.
María José Quesada subraya, no obstante, que a veces los instintos pueden más que la 'educación': «La caballa es uno de sus alimentos preferidos y es la especie de la que solemos tener más bajas». Los depredadores también tienden a atacar a peces débiles o enfermos y aquellos que se interponen entre ellos y su comida. Hace unos años vivieron en el tanque más grande -atravesado por un túnel desde el que los visitantes pueden ver de cerca la vida marina- dos hembras de tiburón gris, de 1,20 metros de largo. Pero una de ellas cayó enferma y fue atacada por uno de los tiburones toro. No sobrevivió.
Precauciones
Los buzos del acuario entran a diario en la piscina para realizar labores de limpieza y alimentar a las rayas. Lo hacen siguiendo a rajatabla algunas medidas de seguridad: siempre van en pareja y vigilan atentamente el comportamiento de los tiburones toro. «Son muy tranquilos, pero tienen unas mandíbulas bastante potentes y un mordisco puede hacer mucho daño. Ante cualquier movimiento extraño, los buzos abortan la inmersión», añade. Además, llevan una vara de PVC que «no es para golpear al animal, como piensa mucha gente, sino para desviar su trayectoria en caso de que se acerquen demasiado».
Los alumnos del curso también aprenderán algunas pautas de conducta útiles si uno se topa con un tiburón en el medio natural: no vestir colores chillones, nadar de forma nerviosa ni agruparse en exceso, para no ser confundidos con un banco de peces. «Hay que evitar aproximarse o tocar a un tiburón, porque defienden su territorio, y darles de comer, porque es una provocación», subraya la responsable de Educación.
El director del acuario, Óscar Jiménez, resalta que en la visita a sus instalaciones -construidas por la Junta y el Ayuntamiento de Almuñécar y gestionadas por la empresa Bluedisplays- los alumnos participarán en una necropsia a varios ejemplares de elasmobranquios.

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