Se trata de una pieza del siglo XVI

La directora del Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Generalitat Valenciana, Carmen Pérez, ha presentado esta mañana la restauración de un Falcón pedrero español del siglo XVI del Museo Municipal de Historia y Arqueología de Cullera. El 12 de noviembre de 2003, durante los trabajos de dragado de la bocana del puerto de Cullera, fue hallado de forma casual un cañón. Concretamente junto al margen derecha de la desembocadura del río Xúquer, a unos ocho metros de profundidad.
Un primer análisis puso de manifiesto que se trataba de una pieza de artillería ligera conocida con el nombre de Falcón pedrero español, cuya cronología podía situarse en el siglo XVI. Vista la importancia histórica del cañón se puso de manifiesto que se incorporase a la colección del Museo Municipal de Historia y Arqueología de Cullera. Se dio traslado del hallazgo a la Dirección General de Patrimonio Cultural Valenciano y se solicitó el concurso del Centro de Arqueología Subacuática de la Comunidad Valenciana para recibir los primeros tratamientos de conservación.
Posteriormente, fueron el Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Generalitat Valenciana y el Servicio de Conservació y Restauración de la Diputación de Castellón los encargados de completar el proceso de consolidación y restauración.
El cañón está construido en hierro forjado y sus dimensiones son: una longitud total de 165 centímetros y un peso aproximado de 100 kilogramos. La caña está formada por plancha de hierro reforzada por seis zunchos del mismo metal, cuyo extremo de contera descansa sobre un marco que forma la recámara terminada en una rabiza, algo doblada. Se apoya sobre horquilla que pivota sobre los muñones que arrancan de la testera de la recámara. Posee un calibre de 73 milímetros y disparaba balas de piedra de una libra, de ahí su nombre.
Los falcones se armaban en las bordas de los navíos utilizando el montaje de horquilla, que permite el movimiento vertical y horizontal. Los pedreros y falconetes, también llamados cañones de borda giratorios, reunían como característica principal su poco peso en relación con el proyectil que podían disparar. Esta liviandad se conseguía gracias al reducido espesor de los metales y al permitir su montaje en horquillas sobre borda o falca de buques y embarcaciones menores.
A pesar de que las circunstancias del hallazgo de esta pieza de artillería no permitieron ofrecer una datación cronológica, por adscripción tipológica y los paralelismos localizados con otras piezas similares, podemos afirmar, sin ningún género de dudas, que es un cañón que estuvo en funcionamiento durante la segunda mitad del siglo XVI.
En ese sentido, la obra Instrucción nauthica para el buen uso y regimiento de las naos, su traza y govierno, escrita en 1587 por Diego García de Palacio es determinante, ya que ofrece un listado de cañones con los que se armaban las flotas españolas en el año 1587, en el que aparece el Falcón pedrero citado como un arma “contra personas”.


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