El estudio se publica en la revista Conservation Biology

Un estudio evalúa por primera vez el efecto del furtivismo en la Reserva Marina de las islas Medas, frente a la costa catalana, y alerta también del impacto del buceo deportivo. La pesca furtiva provoca alrededor del 60 % de la desaparición de colonias de coral rojo según un artículo publicado por investigadores de la Universidad de Barcelona (UB).
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El área de las Medas es Parque Natural Nacional Protegido desde 2010, lo que ha mejorado el estado de conservación de muchas especies marinas en su hábitat natural. En el caso del coral rojo (Corallium rubrum), una especie endémica del Mediterráneo que se captura de manera legal e ilegal en las costas catalanas, la pesca furtiva es la amenaza principal sobre las colonias de este invertebrado marino.
En la antigüedad, griegos y romanos explotaban el coral rojo para utilizarlo en joyería, un interés comercial que en la actualidad aún pervive., “El coral es un organismo muy frágil y vulnerable, con una tasa de crecimiento lentísimo, de entre 0,3-0,5 mm de diámetro basal al año”, explica Cristina Linares, principal autora del estudio e investigadora de la UB. “En la cuenca del Mediterráneo occidental la situación de las colonias es bastante similar, con tallas muy pequeñas, a excepción de algunas reservas marinas en Francia”.
En el artículo, los expertos estudian la evolución temporal, de 1992 al 2005, del diámetro y la densidad de las poblaciones de Corallium, dentro y fuera de la Reserva Marina de las Islas Medas, y lo comparan con los resultados obtenidos en tres áreas marinas protegidas en Francia (Banyuls, Carry-le-Rouet y Scandola), donde se prohíbe la pesca y el buceo.
A partir de esta comparación, los científicos han comprobado que las dimensiones de las colonias de coral rojo en las Medas son menores de lo esperado y están por debajo de lo que se observa en las áreas marinas de Francia, sin pesca ni buceo.
El estudio también constata que la especie es más abundante en la Reserva Marina de las Islas Medas que en áreas exteriores. “El impacto del furtivismo causa una pérdida irreparable de las poblaciones de Corallium rubrum”, subraya Linares. “Y por esta razón sería conveniente plantear nuevas pautas de protección sobre pesca y buceo para preservar las poblaciones”.
“En la costa catalana el coral se encuentra a menos profundidad que en otras áreas mediterráneas. Esto tiene un gran interés para el sector turístico, pero hace que los pescadores furtivos puedan capturar las colonias sin demasiadas dificultades”, añade Bernat Hereu, coautor del estudio y ecólogo de la UB.
Reimplantar coral en los fondos marinos
Además de llevar a cabo una investigación aplicada para diseñar herramientas de gestión y conservación, los expertos colaboran con el Parque Natural del Montgrí, las Islas Medas y el Bajo Ter para restaurar los efectos del expolio que causa el furtivismo sobre las colonias de Corallium.
Esta iniciativa, en la que también participa el investigador Joaquim Garrabou, del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC), tiene el objetivo de establecer protocolos para recuperar el coral confiscado por la justicia a los furtivos y reimplantarlo en los fondos marinos.
“Esta acción es puntual y no resolverá el problema del coral. Es una opción para recuperar una parte del coral que todavía está vivo, reimplantarlo en el sustrato rocoso y convertirlo en una comunidad natural integrada en el resto del ecosistema marino”, señala Linares.
Reintegrar en el medio natural las colonias capturadas a los furtivos es una operación delicada y el éxito depende de muchos factores. Para saber si la iniciativa ha funcionado, en el futuro será necesario realizar monitorizaciones constantes de las colonias para comprobar si se han convertido en poblaciones viables.
Coral rojo: legislar para proteger
Gran parte de las grandes colonias de coral centenario que poblaba las costas catalanas ha desaparecido debido a la acción humana. El género Corallium, protegido por el Convenio de Barcelona, todavía no ha sido incluido en el Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES), un acuerdo internacional que vela por las especies en peligro de extinción regulando su comercio mundial.
Aplicar los resultados de la investigación y potenciar los esfuerzos en el ámbito de la conservación y la gestión serán los grandes desafíos para conservar la belleza de la comunidad coralígena del litoral catalán, según apuntan los expertos de la UB, que son miembros del antiguo Grupo de Ecología del Zoobentos Marino de la UB y del actual Grupo de Investigación MedRecover, el cual estudia los efectos directos y potenciales del cambio global sobre la conservación de la biodiversidad marina.
Cabe recordar que hace más de treinta años que se inició la actividad científica de la UB en el archipiélago de las Medas, una de las reservas marinas de más valor ecológico del Mediterráneo.
Los primeros estudios descriptivos de las comunidades marinas, iniciados en el año 1973, culminaron con la publicación de la monografía Els sistemes naturals de les illes Medes (1983), un trabajo de referencia para la futura protección de los espacios naturales obra del catedrático del Departamento de Ecología de la UB Joandomènec Ros, junto con Ignasi Olivella y Josep M. Gili, del CSIC.



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