Un arqueólogo localiza los dos últimos navíos capitaneados por el célebre pirata inglés frente a las costas de Panamá
Fue el enemigo número uno de la corona española por sus asaltos a los barcos españoles cargados de oro procedente de América
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Finales de julio de 1588. Frente a las costas inglesas de Plymouth son divisados los primeros barcos de la impresionante flota que compone la armada española. En tierra, uno de los centinelas corre a dar el aviso de la llegada del temible enemigo. El guardia entra en la sala donde el vicealmirante inglés se relaja y entretiene con una partida de bolos. Nervioso y alarmado, el soldado informa de las malas nuevas. Decenas de barcos cargados con la mejor infantería de la época están preparados para la invasión de Inglaterra. Pese al anuncio, su superior no pierde la compostura y en un alarde de seguridad contesta displicente: “Hay tiempo para terminar la partida. Luego derrotaremos a los españoles”. Quien ha respondido es Sir Francis Drake, héroe para los británicos y peligroso pirata para los españoles. En esta anécdota mitificada queda reflejada la vehemencia, arrogancia y confianza en sí mismo de uno de los corsarios más famosos de la historia.
La vida de Drake es digna de las mejores novelas de aventuras. Ahora, gracias a la arqueología submarina, quizás resurja de las profundidades del océano donde pereció. Al menos, eso cree James Sinclair, responsable de la expedición que afirma haber localizado frente a las costas de Panamá los buques 'Elizabeth' y 'Delight', dos de los últimos navíos capitaneados por Drake antes de fallecer y ser enterrado en esas mismas latitudes. Y es que este noble inglés acabó sus días en el mar combatiendo a sus archienemigos españoles.
En el siglo XVI España era la principal potencia mundial. Felipe II dirigía un vasto imperio en el nunca se ponía el sol. Las colonias americanas, descubiertas medio siglo antes, proporcionaban ingentes riquezas. Pero el transporte hasta la metrópoli no estaba exento de peligros. El botín era demasiado jugoso para pasar desapercibido. Es tiempo del izado de la bandera negra con la calavera. De gritar “al abordaje” y apoderarse de navíos con las bodegas cargadas de oro y plata. De las islas de los tesoros. De mapas con cruces. De mares plagados de piratas. Y Francis Drake era uno de los más insignes.
Este inglés nacido en 1543 comenzó como marino por el golfo de Vizcaya. Pero pronto las aguas del canal de la Mancha se le quedaron pequeñas. Decidió dar un paso más y adentrarse en el profundo y peligroso océano. Su objetivo: apoderarse de oro español. Tras varios intentos frustrados, al fin logró la ansiada recompensa y regresó a Inglaterra con los bolsillos ricos. Su espíritu intrépido le llevó a lanzarse en 1577 a una nueva expedición que le convirtió en la segunda persona tras Juan Sebastián Elcano en circunnavegar el planeta. Su gesta le valió el título de Sir por la reina Isabel I. Además, su Graciosa Majestad le otorgó la patente de corso para continuar hostigando a los navíos españoles.
Héroe tras la 'Invencible'
Su momento de mayor gloria llegó con la victoria frente a la ‘Armada Invencible’. Drake era el vicealmirante de la flota encargada de la defensa del país. La superioridad inglesa en el mar, unido a la adversa climatología, provocaron una sonora derrota a las tropas españolas. Drake era un héroe.
Embriagados por tamaña hazaña, Inglaterra trató de asestar otro golpe a su eterno enemigo atacándole en su propio territorio. Drake no se perdería esa cita. Soñaba con más fama y riquezas. En 1589 fueron las costas gallegas las que vieron la inmensa flota inglesa aproximarse en el horizonte. Pero los vientos tan favorables hasta entonces para el corsario, se volvieron en contra. El ataque no sólo fue repelido en La Coruña y Lisboa, sino que costó la vida a más de 12.000 hombres. Una auténtica calamidad para las filas inglesas. La humillación fue enorme y Drake, antaño venerado, cayó en desgracia.
Pero la historia aún le reservaba una última aventura. En 1595 junto a Jonh Hawkins, otro célebre pirata, trataron de saquear, sin éxito, San Juan de Puerto Rico. Tras un nuevo fracaso en las costas de Panamá, Drake falleció de disentería. Su cuerpo fue lanzado al mar en un ataúd de plomo. Más de cuatro siglos después, si las investigaciones arqueológicas lo confirman, el temible pirata podría emerger del fondo del mar y escribir un capítulo más de su leyenda.

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