Las boyas cilíndricas flotantes de color amarillo intenso son visibles en 20 sectores del área marina del Parque Nacional Machalilla (PNM), en el sur de Manabí. Desde septiembre, estos objetos se han convertido en los aliados para preservar los arrecifes de coral y la vida marina de esta reserva. Las colonias de arrecifes -ubicadas en el área marina del PNM- son el mayor referente de estas formaciones de carbonato de calcio que existen en las costas del Ecuador continental.
Los arrecifes son un recurso valioso de beneficios inestimables. Estas colonias son el hábitat para peces de roca, como el cabezudo, perela, murico y corvina. Esas especies de carne blanca son el sustento para 15 000 pescadores artesanales en las zonas de Salango, Puerto López, Machalilla, Ayampe, Las Tunas.
Ellos salen a sus faenas de pesca en lanchas de fibra de vidrio impulsadas por motores fuera de borda. Los arrecifes coralinos están en la zona de las islas de Salango y de La Plata en la zona marina del PNM. Otra de las características de los arrecifes: proveen protección a las costas de la erosión y los embates de las olas, también son una fuente de recreación y estimulan el turismo, atrayendo a miles de buceadores y visitantes por su diversidad, belleza y colorido.
Los arrecifes coralinos en el PNM estaban sometidos a una agresión constante por la actividad humana. Se trata del sistema de anclaje que utilizan los pescadores artesanales y aquellos capitanes de embarcaciones que se dedican al turismo.
Sus anclas - la mayoría un ingenio artesanal elaborado con hierro- eran arrojadas al fondo marino en la zona de los arrecifes. Cuando terminaba la faena de pesca o el paseo turístico, el tripulante de la nave empezaba a alzar el ancla. “Ahí se iniciaba la agresión a la formación milenaria de carbonato de calcio”, dice Fabián Baque, un buzo defensor del arrecife coralino.
Baque, desde su casa ubicada en la parte alta del enclave marino de Salango (15 minutos al suroeste de Puerto López), sostiene que el ancla es arrastrada cuando se enciende el motor de la embarcación. Esa maniobra causa destrozos al arrecife que en la isla de Salango, a 15 minutos de Puerto López, apenas tiene pequeños sectores donde aún hay presencia de este hábitat submarino.
Para frenar el constante ataque a los arrecifes, buzos de la Armada Nacional -con el apoyo del Ministerio del Ambiente y el PNM- realizaron la instalación de 20 boyas flotantes de amarre en el área protegida.
Jorge Torres Olmedo, del Centro de monitoreo de ayuda para la navegación de la Armada Nacional, señala que la colocación de las boyas, en el PNM, corresponde a un plan amplio de ayudas para la navegación que empezó en agosto del 2008 y terminará en enero del 2012.
Torres, quien estuvo en Manta hace dos meses impartiendo charlas al personal de la Armada y autoridades locales, agrega que las boyas flotantes en el PNM forman parte de un proyecto de anclaje ecológico sin cadenas. Un cable de acero recubierto con capas de polietileno, para evitar su corrosión, es colocado desde el fondo marino. Ahí, con la ayuda de un taladro especial para trabajar bajo el agua, se hace un orificio.
Se coloca un gancho desde el fondo marino, previamente con la ayuda del taladro se perfora la roca del subsuelo del mar y desde este se extiende el cable de poliéster de alta resistencia, de 32 milímetros de espesor, hasta la superficie, donde se lo une a la boya flotante.
El pescador artesanal José Cedeño sabe de la importancia de mantener el arrecife coralino. “Desde que colocaron las boyas es más fácil amarrar la embarcación, ya no tenemos que arrojar el fierro (ancla) hacia el fondo del arrecife; desde hace 30 años voy en busca de perelas, muricos, cabezudos, corvinas y lenguados, mis favoritos. Esos peces me alimentan y permiten mi subsistencia”. Cedeño, sentado en la proa de su lancha de fibra de vidrio, agrega que se puede llegar hacia la boya con el motor de la embarcación prendido. “Ahí se amarra la cuerda y ya no se lanza el ancla, nos ahorra tiempo y fuerza física”.
En la isla de Salango, Adreu Murphy, un turista canadiense, llegó hace una semana a practicar snorkeling (buceo de superficie). “El arrecife –dice- está como maltrecho, las boyas serán su salvación, se requiere de mucho tiempo, nunca es tarde para aliarse con los corales”.
Fernando Rivera -del Instituto Nazca para la investigación marina- trabajó junto con Priscilla Martínez en un estudio sobre los arrecifes de coral del PNM , en el 2010. Rivera asegura que la franja de corales duros más amplia de la zona marina continental ecuatoriana está en el PNM.Vida útil de

20 años

Los corales duros y suaves crecen en la Isla de la Plata, en la reserva marina. Pueden llegar
a medir desde 5 hasta 7 metros de altura. Son colonias que se han formado durante más de 300 años.

105 boyas flotantes han sido colocadas a lo largo del Litoral continental ecuatoriano. Se fabrican en los talleres del Instituto Oceanográfico de la Armada.

En la zona costera de Manabí, frente a la reserva marina de Pacoche existen 105 hectáreas de arrecifes de coral.


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