Su búsqueda comenzó en 1995 y hasta ahora ningún rastro ha aparecido de Nuestra Señora del Juncal, el buque insignia de la Flota de la Nueva España hundido en 1631 por una tormenta en el Golfo de México. Hacia mayo o junio zarpará una expedición arqueológica formada por 12 a 15 investigadores para peinar un área de 25 millas náuticas cuadradas en la Sonda de Campeche, el sitio con mayor potencial para encontrar el galeón, delimitado a partir de la investigación documental en archivos históricos de México, España y Cuba.
Las coordenadas de la búsqueda son un secreto y divulgarlas pondría a la embarcación en la mira de los cazatesoros y saquedores. Ya en febrero de 2009, el Gobierno mexicano negó a la empresa Odyssey el permiso de exploración para buscar el navío (REFORMA 16/2/2009).
Pionera en la arqueología subacuática en México, Pilar Luna Erreguerena confía en poder ubicar el buque insignia en 2012.
"Vamos a seguir prospectando para cubrir las áreas seleccionadas con mayor potencial de que se encuentren los vestigios de Nuestra Señora del Juncal, espero que lo encontremos el año entrante", dice la arqueóloga.
Las dificultades para organizar una temporada en el mar son bien conocidas por la subdirectora de arqueología subacuática del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Implica desde conseguir la embarcación principal hasta seleccionar el equipo tecnológico necesario y personal especializado.
La expedición que se avecina será la primera campaña de mar desde la firma, en agosto pasado, del acuerdo de colaboración del INAH con la Fundación Emilio Azcárraga Vidaurreta, que se ha comprometido a facilitar un barco.
De igual manera se espera contar, como en años anteriores, con el apoyo de la Secretaría de Marina y la UNAM.
Será también la temporada más larga hasta ahora. El equipo planea quedarse dos meses laborando en la Sonda de Campeche. Se trabajará a profundidades de hasta 70 metros con el empleo de Remote Operated Vehicles (ROV) y monitoreo continuo las 24 horas del día.
Ningún documento de archivo, aclara la arqueóloga, marca el sitio exacto del naufragio, uno de los mayores accidentes marítimos del siglo 17. La dificultad para localizarlo, paradójicamente, lo ha protegido del saqueo.
Cuando Nuestra Señora del Juncal sea localizada, se decidirá si sacarla a flote o no. La política del área de Arqueología Subacuática del INAH es no recuperar nada cuya conservación no se pueda asegurar.
"Los materiales que provienen del mar sufren tal alteración (fuera del agua) que sin tratamientos adecuados se deshacen, la madera, el hierro...", añade la experta.
Los tratamientos de estabilización de los materiales son largos y costosos. El Vasa, un buque de guerra de la flota sueca de mil 200 toneladas, que se hundió en su viaje inaugural en 1628, fue rescatado en 1961.
Al haber estado sumergido por más de tres siglos, el hierro se oxidó y ennegreció la madera. Durante 17 años se le roció con el polietileno glicol, un producto ceroso soluble que penetra en la madera y reemplaza al agua.
"En el Vasa llevan 40 años y no han parado de darle tratamiento de conservación", expone la arqueóloga.
El barco fue convertido en museo marítimo en Estocolmo mientras la investigación para su conservación continúa.
Otras posturas se inclinan por estudiar las embarcaciones y conservarlas en el mar en un ambiente controlado y construir réplicas para su exhibición al público, con lo que se evita el reto de la conservación.
"Cuando se encuentre (Nuestra Señora del Juncal) veremos cuál es la mejor opción en términos de beneficio y costo", acota Luna Erreguerena.
Pero no hay duda de que se recobraría el cargamento. La flota transportaba oro, mercancías preciosas y los impuestos recaudados, con los que se mantendrían los ejércitos del rey Felipe IV (REFORMA 11/03/2004).
Los metales preciosos representan un imán para los cazatesoros. En cambio, para los arqueólogos un pecio es una fuente rica en información, de ahí la importancia de encontrarlo intacto.
"Todo lo que viene en un barco está reflejando una época", insiste la arqueóloga. "Para nosotros el verdadero tesoro es el conocimiento".

TRAS LA PISTA DEL JUNCAL
En 1995, inició el proyecto para el estudio y localización de los restos de Nuestra Señora del Juncal, uno de los dos barcos insignia de la Flota de la Nueva España, hundido en 1631.
-A partir de 1998 se ha utilizado tecnología geofísica para el rastreo en aguas profundas.
-Se han efectuado siete temporadas de mar desde 1997.
-La consulta de archivos ha producido más de 5 mil expedientes


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