El legazpiarra Mikel Zabaleta acaba de explorar el
barco HMS Victoria. Hundido en aguas del Líbano, es el único pecio del
mundo que se mantiene en vertical
La última aventura del buceador Mikel Zabaleta lleva
nombre de mujer. Se llama HMS Victoria y es el único barco del mundo que
se mantiene en vertical desde su hundimiento en el año 1893. Su
majestuosa estructura de hierro descansa en aguas del Líbano, donde tocó
fondo tras una desacertada maniobra. En aquellos tiempos era el buque
insignia de la armada inglesa, pero no fue en la batalla donde cayó,
sino en un desafortunado choque contra el segundo barco de su misma
flota. Su hundimiento se cobró 358 vidas, entre las que se encontraba la
del vicealmirante y jefe de toda la escuadra de barcos inglesa en
aquella época.
Mikel Zabaleta acaba de explorar sus profundidades junto a
otras cuatro personas, en una expedición de lo más internacional.
«Participamos una periodista alemana, un buceador australiano, otro
libanés, mi compañero de buceo Daniel Arceniaga y yo», explica el
legazpiarra. Todos ellos han compartido aventura en el Líbano del 8 al
16 de octubre, donde el HMS Victoria les esperaba desde hacía tiempo. Y
es que llevaban tres años detrás del barco: «Lograr los permisos para
bucearlo no ha sido fácil, necesitábamos dos, el del Consulado Británico
al tratarse de un barco inglés y el del Ministerio de Marina del
Gobierno del Líbano al encontrarse en sus aguas», relata Mikel. En dos
intentos anteriores se quedaron a las puertas, pero a la tercera fue la
vencida. Muy pocos buceadores han tenido la oportunidad de entrar en él y
casi ninguno ha bajado hasta las profundidades que lo han hecho ellos.
Con más de 50 barcos buceados a sus espaldas, Mikel ha realizado su
inmersión más profunda en el Victoria, llegando a los 137 metros bajo el
mar. Todo un record, al no conocerse oficialmente ningún español que
haya buceado un pecio en esas profundidades.
A diferencia de otros, el HMS Victoria no se encuentra
apoyado sobre ninguna pared de arrecife. Se mantiene por sí solo,
clavado de punta en la arena. La parte delantera del barco (proa) se
encuentra a 140 metros bajo el mar y la parte trasera (popa y hélices) a
77 metros bajo el mar. A la hora de manejarse en en semejantes
profundidades, las infraestructuras y sus costes se disparan. «Ahí abajo
recibes 15 atmósferas de presión por centímetro cuadrado, mientras que
en la superficie solo recibes una, los aparatos de buceo normales no
soportan esa presión y todo el material debe ser especial», explica
Mikel. Cada buceador de su grupo llevaba durante las inmersiones un
reciclador de gas conocido como Rebreather: «Son aparatos semi-militares
que nos ofrecen una mayor autonomía y control sobre el gas que
respiramos, pero debido a su complejidad, también tienen más margen de
error, por lo que calculábamos un hipotético y catastrófico fallo de dos
Rebreathers y montábamos una línea de botellas extra con diferentes
mezclas de gases de las que respirar en caso de emergencia y poder
llegar a la superficie con vida», cuenta el legazpiarra.
El grupo realizó tres inmersiones al HMS Victoria, todas
ellas con el tiempo escrupulosamente medido: «Empleábamos 22 minutos en
bajar hasta el fondo del barco y hacer nuestras exploraciones y 2 horas y
50 minutos en volver a la superficie a través de la descompresión»,
detalla Zabaleta. Esta última fase resulta la más costosa: «Consiste en
ir subiendo lentamente a la superficie para que el cuerpo vaya
asimilando las distintas presiones a las que está siendo sometido el gas
que respiras», cuenta Mikel.
Superadas todas esas complicaciones y otras cuantas
implícitas en la aventura libanesa, la expedición logró su objetivo:
filmar el HMS Victoria entero. Con ese material realizarán un
documental, del que si todo avanza según lo previsto, habrá ocasión de
disfrutar en varios foros de buceo técnico como www.rebreatherworld.com.
Después del HMS Victoria, se dibujan nuevos retos en el horizonte de Mikel, como bucear el Britanic, hermano gemelo del Titanic.
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