La historia del trasatlántico regresa a Granada con una producción que repasa uno a uno los errores que lo condujeron a su final y cómo han contribuido en la prevención laboral

Cuando el vigía Frederick Fleet gritó "¡iceberg!" ya era demasiado tarde. La noche del 14 de abril de 1912 el Titanic se encontró con un inmenso bloque de hielo a tan sólo 400 metros de distancia. Parece surrealista pero aquel fallo de trágicas consecuencias se debió a un absurdo olvido. Al relevar a su segundo oficial David Blair en Southampton (Reino Unido) por su sustituto Charles Lightoller, Blair se llevó consigo a tierra la llave del lugar donde se guardaban los binoculares (prismáticos) de los vigías. Tras el hundimiento, Fleet afirmó que si hubiese tenido los prismáticos, habría visto la masa de hielo mucho antes, a 1.800 metros, y el Titanic hubiera tenido la oportunidad de maniobrar y salvarse.
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La producción Prevención a un siglo del Titanic muestra en el Parque de las Ciencias cómo todos los errores de la tragedia se han convertido hoy en medidas de prevención y seguridad no sólo en alta mar sino en muchos otros sectores. Este acto, que supone el primero de una serie que celebrará el centenario del hundimiento el próximo abril, es a pesar de la desgracia un acto "positivo. Hay que tener en cuenta que aquella tragedia ayuda a salvar vidas", como afirmó ayer durante la presentación el presidente de la Fundación Titanic, Jesús Ferreiro.

La legislación de prevención de riesgos laborales está plagada de "párrafos abstractos que sin embargo se entienden a la perfección al relacionarlo con un accidente como el Titanic". El comisario José Millán explicó ayer durante la presentación que aunque parezca una "perogrullada" el olvido de aquellos prismáticos llevó a la redacción del artículo 17 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales sobre los equipos de trabajo.

Al ritmo de la música que pudo escuchar la tripulación del Titanic, la sala que acoge la producción ofrece nuevos detalles a través de paneles expositivos, talleres y objetos originales contemporáneos al Titanic, como una campana de seguridad, un receptor de cinta morse o instrumentos musicales. Pueden verse, también, unos binoculares parecidos a los que deberían haber utilizado la noche del accidente para avistar el iceberg o tratar, incluso, de cambiar el destino del trasatlántico con un mapa y un ordenador.

Aunque el espacio es reducido, la muestra comisariada por José Millán acierta al explicar con muchísima claridad el por qué de los fatídicos errores técnicos y humanos.

El diseño

El comisario y el presidente de la Fundación Titanic fueron desgranando algunos de los fallos que llevaron al hundimiento del Titanic. El acero empleado en el casco del buque era el de "mejor calidad" de aquella época. No obstante, el 11% de los remaches que unían las chapas estaban hechos de acero mezclado con escoria (acero de baja calidad). Cuando se produjo el "roce" -"no hubo impacto"- del iceberg con la parte de abajo, comenzaron a entrar tres toneladas de agua por segundo. Aun así, Ferreiro recordó que cualquier barco en las circunstancias del Titanic se hubiera hundido en tan sólo 20 minutos. El Titanic luchó durante tres horas.

La mala calidad de los remaches se relaciona con la ley que regula los principios de la acción preventiva, según el cual hay que tener en cuenta los riesgos en su origen y la evolución de la técnica.

Coordinación

Para Ferreiro el hecho de que el Titanic albergara a gente que hablaba 19 idiomas tuvo mucho que ver. Los trabajadores sólo dominaban el inglés y en medio del caos "era imposible la comunicación". Por otro lado, la coordinación falló desde dentro puesto que el día 12 de abril se averió el transmisor principal de la radio y no se pudieron enviar y recibir ningún tipo de mensajes. Cuando el 14 de abril se restauró la comunicación, los radiotelegrafistas dieron prioridad a los mensajes personales de los pasajeros que se habían acumulado durante los dos días, pasando desapercibidas las advertencias que recibían de avistamiento de iceberg por parte de otros buques cercanos como SS Californian.

Normas

"En el diseño del Titanic se tuvieron en cuenta la presencia de suficientes botes salvavidas para 3.000 personas". No obstante, la compañía propietaria del Titanic (White Star Line) creyó que ocupaban mucho espacio en la cubierta de primera clase y aprovechó la Ley de seguridad marítima británica según la cual la cantidad de botes dependía del tonelaje de la embarcación. Le bastaban 16 botes -una regulación que databa de la época en la que los barcos se construían de madera-. Ferreiro subrayó ayer: "El Titanic no sólo no incumplió la ley sino que albergó más botes de los necesarios". El error estaba en la ley. Al final instaló 20 -no 16- con capacidad para 1.178 personas, a pesar de llevar a bordo 2.224 pasajeros.

Hay que tener en cuenta, explicó el presidente de la Fundación Titanic, que además de la falta de botes "hubo mucha gente que no quiso subir a los primeros porque no pensaban que el barco se fuese a hundir".

El artículo que regula las medidas de emergencia recoge hoy en día que el empresario debe tener en cuenta el tamaño y la actividad de la empresa para analizar las posibles situaciones de emergencia.

Formación

En la evacuación, parte de la tripulación otorgó preferencia en los botes a mujeres y niños. El oficial Charles Lightoller prohibió el acceso de los hombres mientras otros sí lo permitieron. Hubo botes como el número 14 con capacidad para 65 personas al que sólo se permitió subir a 45.

Factor humano

El capitán Arthur Henry Rostron fue el "héroe" de aquel desastre. La noche del 14 al 15 de abril, tras contactar el buque Carpathia con el Titanic irrumpieron en su camarote. Mientras se vestía comenzó a tomar múltiples decisiones fundamentales: descolgar escalas y redes desde el costado del barco para facilitar el abordaje; ordenó que se preparase sopa, café y té calientes para los supervivientes; se apilasen mantas y un centro de primeros auxilios... El comisario subrayó la utilidad de contar en estos casos con alguien capaz de tomar decisiones rápidamente. Personas "no preparadas" son incapaces de reaccionar porque se encuentran ante el típico problema de "lo tengo en la punta de la lengua".

Investigación

Las investigaciones concluyeron que el Titanic había estado navegando a excesiva velocidad en aguas con hielo, que no había suficientes botes salvavidas para pasajeros y tripulación, que faltó organización en el momento de la evacuación y que el barco SS Californian, que estaba cerca del lugar del hundimiento, no acudió al rescate al no interpretar correctamente las señales del auxilio. "De los errores se aprende" -lema de la muestra- y ellos llevaron a reformar la legislación marítima de entonces, dotando de botes y chalecos salvavidas suficientes para cada persona, turnos de guardia de radio durante todo el día, prácticas periódicas con los botes salvavidas o una vigilancia internacional del desplazamiento de los hielos polares.

La delegada de Empleo de la Junta, Marina Martín, subrayó que la finalidad de esta muestra es "poner el acento en la conjunción entre lo técnico y lo humano. A veces la causa de una desgracia como la del Titanic consiste en cómo estos dos conceptos se relacionen".

http://www.granadahoy.com