Ramón Urtiaga. Arqueo-buceo desde Estella


Es donostiarra, pero vive actualmente en Estella, desde donde, paradójicamente, trabaja por recuperar la historia que encierran las profundidades marinas para convertirla en un nuevo atractivo turístico de las poblaciones costeras vascas. Su apuesta se basa en la arqueología ligada al mundo del buceo. Le encontramos en Pasai Donibane, llevando a cabo una demostración enfundado en un traje utilizado hace cien años por quienes realizaban inmersiones en mares lejanos.
– Ver cómo le vestían con ese atuendo entre tres personas ha sido todo un espectáculo. Contemplar ahora cómo se pasea con él tampoco deja indiferente a nadie. ¿Son habituales este tipo de exhibiciones?
– No mucho. En el mundo existen varios clubes que conservan la historia del buceo e incluso celebran bautismos. Se reparten por Estados Unidos, Australia, Italia... Lo malo es que queda muy poco material. Estos trajes ya no se fabrican y para conseguirlos tienes que recurrir a coleccionistas o familias que los han heredado.
– ¿El que usted lleva es muy antiguo?
– Tanto éste como otro que tenemos parecido son trajes soviéticos de aproximadamente 1930. La escafandra es más antigua, de 1900. Hoy en día lo único que prácticamente se puede conseguir es material confeccionado a partir de las décadas de los cincuenta y los sesenta.
– ¿Cómo se le ocurrió montar estas exhibiciones en plena calle al más puro estilo de los herri kirolak?
– Fue a raíz de que organizáramos el Festival de los Mares Vascos Itsasaldia, que han puesto en marcha las asociaciones Itsasplanet e Itsas Gela, conjuntamente con el barco-museo ‘Mater’. Ya hemos estado en Bilbao, Hondarribia y Pasaia. También hice una exhibición el año pasado en el puerto de San Sebastián. Ahora estamos en conversaciones con otros ayuntamientos de la costa, como Portugalete, para repetir la experiencia.
– ¿Y cómo reacciona la gente cuando le ve de esta guisa?
– Alucina en colores. Trajes como éste sólo salen en películas o en libros. Aprovechan para hacerme preguntas y me animan a que continúe. Es algo que puede dar mucho juego.
– No me extraña que llame la atención. Ni siquiera es algo que estemos acostumbrados a ver en nuestros museos.
– Es cierto. Tienes que ir a Gran Bretaña para poder ver museos especializados en tema naval con unas piezas fantásticas. En el buceo ha habido una evolución desconocida para el público desde aquellas primeras inmersiones protagonizadas por los griegos que recurrían a ánforas. Es desconocida, pero muy interesante. Yo trabajo para una empresa dedicada a la industria subacuática, pero que tiene una línea de ocio desde la que queremos dar a conocer la historia marina y nos gustaría poder crear algún museo subacuático.
– ¿Un museo subacuático? ¿En qué consistiría?
– Es algo que ya ha hecho la universidad de México. En lugar de sacar las piezas de un pecio del mar, que se deteriorarían en contacto con el aire, se crearía una zona para verlas mediante inmersiones.
– Es curioso que estando la historia del País Vasco tan estrechamente ligada al mar, no se haya conservado apenas esta vertiente, ¿no cree?
– Hay cosas, pero sobre todo a nivel particular. Lo que sí tenemos es muchas zonas donde encontrar pecios y restos de batallas. Intentaremos acercar esa parte de la historia al común de los mortales.
– ¿En qué otros proyectos planean embarcarse?
– Estamos en negociaciones para hacer algo en Getaria con motivo del quinto centenario del regreso de Juan Sebastián Elcano, mostrar algo de su historia, pero desde el mar.
– Tengo entendido que también barajan la posibilidad de hacer alguna inmersión con los trajes de buzo antiguos.
– Sí, aunque antes tenemos que preparar los mascarones y fabricar una máquina como la que suministraba oxígeno con manivela. Aunque en realidad llevemos aire, pretendemos que sea una recreación lo más fiel posible para explicar a la gente cómo se trabajaba antes.
– ¿Y con actos como ése pretenden potenciar el turismo en nuestra costa?
– Así es. Los puertos están arruinándose poco a poco, la pesca está como está y cada vez hay menos barcos. Podríamos regenerarlos a través del ocio y la cultura. En ellos, tenemos un filón y más con el potencial de la gastronomía y el paisaje. Nuestra intención es crear paquetes de viajes, ocio y cultura relacionados con un turismo de cuarta generación.

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