Ni rastro de aquel fabuloso cargamento de plata que traía la flota de Indias y cuyas piezas se buscaron durante siglos con el único impulso de la leyenda, ya que la Historia afirma su descarga -y traslado a Lugo- antes de que los cañonazos sembraran la hecatombe en la ría de Vigo. El tesoro, ahora, tiene una dimensión cultural, arqueológica, y de su hallazgo, con un éxito que supera las expectativas iniciales, se felicitaban ayer singularmente el director general de Patrimonio de la Xunta, José Manuel Rey Pichel, y Javier Luaces Anca, director del proyecto de investigación subacuática que ha permitido localizar e identificar seis pecios más de la legendaria batalla de 1702.
Las prospecciones se realizaron durante seis días del pasado mes de julio -con inmersiones a profundidades de tres a 26 metros- gracias a un convenio de la Xunta y el Ministerio de Cultura para el desarrollo del Plan Nacional de Protección del Patrimonio Cultural Subacuático, que incluye otras actuaciones análogas en la ría de Corcubión, también acabadas, y en la costa de Lugo. Los resultados se presentaron ayer en Vigo.
Los resultados de la campaña viguesa superan los objetivos planteados en el proyecto, según sus promotores. "Localizamos en cinco días más puntos que los que consiguieron las campañas de varios años", adelanta Luaces. Entre 1990 y 1993 fueron localizados cinco pecios de la famosa batalla. Ahora fueron comprobados más de la mitad de los puntos de interés localizados en 2007 y 2008 con sistemas geofísicos, lo que demuestra la efectividad de los mismos; se verificaron tres pecios de la batalla naval y otros tres con referencias relacionadas con la misma.
En otros siete puntos se localizaron embarcaciones de épocas posteriores y otros seis no pudieron verificarse o tuvieron resultados negativos. En total, hasta ahora, ya hay verificados ocho buques que participaron en la batalla, que podrían ser 11 y está abierta la posibilidad de localizar otros cuatro, con lo cual se tendría localizada la mitad de la hundida flota de la plata.
En los tres primeros pecios, informó Luaces, se observaron restos de la estructura de los barcos, proas, cuadernas y forro, así como piedras del lastre, ladrillos refractarios o balas de cañón. También "concreciones férricas, como rocas", explicó, "que inducen la existencia de objetos metálicos como piezas de artillería, anclas o munición, lo que también aparece contrastado por la distorsión magnética registrada con magnetómetro en las anteriores campañas de 2007 y 2008".
Algunos pecios, según el arqueólogo, se pudieron determinar claramente, ya que los restos aparecen parcialmente descubiertos. En otros, debido a la sedimentación, que en ocasiones llega a varios metros de altura, o los nudos que han formado trasmallos y algas enganchados, será necesario proceder en futuras campañas a utilizar otros recursos de definición como el perfilador de sedimentos o sondeos con mangas de succión.
"La degradación es mayor en las maderas que están a la vista, los sedimentos contribuyen a conservarlas", señaló el arqueólogo, que admitió la posibilidad de que bajo los lodos se encuentren embarcaciones enteras -completando las piezas a la vista o bajo las mismas- si así quedaron sumergidas, con la salvedad de la destrucción previa que pudieron sufrir por cañonazos o explosiones de las propias santabárbaras.
Los pecios localizados en otros tres puntos corresponden a buques de la época, aunque sedimentos y algas impidieron que pudiera verificarse como participantes en la batalla. En los siete puntos en que se localizaron barcos de épocas posteriores no se descarta que exista superposición de restos, esto es, que también haya bajo ellos pecios de la batalla de 1702.
Rey Pichel apostó por proseguir estas investigaciones con vistas, "en la medida de lo posible en lo económico y con todas las garantías de conservación", al rescate y musealización de los restos, concretamente, en el Museo del Mar de Vigo.


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