Localizados restos como cuadernas, piedras de lastre o bolas de cañón

Las prospecciones subacuáticas realizadas por un equipo de arqueólogos entre la ensenada de San Simón y el estrecho de Rande han verificado la existencia de 6 pecios del siglo XVIII, relacionados con la Batalla de Rande, de 1702.

Así lo ha confirmado este martes en rueda de prensa el director de los trabajos, el arqueólogo Javier Luaces, quien ha reseñado que se realizaron comprobaciones en 19 puntos, donde se pudo verificar la existencia de 6 barcos, de los que los investigadores pudieron observar restos de las cuadernas o el forro de madera, piedras de lastre, ladrillos refractarios o bolas de cañón.

En algunos de los pecios se localizaron zonas de concentración de material férrico, posiblemente sobre piezas de artillería, anclas o munición. Asimismo, se han localizado restos de barcos más recientes, e indicios de otros pecios enterrados bajo los sedimentos del fondo marino.

Según ha explicado Luaces, las comprobaciones realizadas en esta campaña, junto con investigaciones llevadas a cabo en los últimos años, han permitido constatar que hay al menos 8 barcos hundidos en la bahía, aunque posteriores campañas podrían ratificar la presencia de nuevos restos.

El investigador también ha señalado que, si se continúan las prospecciones, con excavaciones en las zonas ya identificadas, no descarta la aparición de restos de valor arqueológico que, según ha apuntado el director xeral de Patrimonio de la Xunta, José Manuel Rey Pichel, sería tratados para su conservación y trasladados al Museo del Mar.

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Esta actuación, junto con otra realizada en la ría de Corcubión y una tercera que se hará en la costa de Lugo, se enmarca dentro del convenio de colaboración suscrito entre la Xunta y el Ministerio de Cultura para el desarrollo del Plan Nacional de Protección del Patrimonio Cultural Subacuático.

José Manuel Rey Pichel ha manifestado la voluntad de la Xunta de que la campaña realizada en la ensenada de Rande tenga continuidad. A ese respecto, ha apelado a la colaboración económica del gobierno central y ha subrayado que la protección del patrimonio arqueológico subacuático forma parte de las políticas estratégicas de la Consellería de Cultura.

Los investigadores dirigidos por Luaces trabajaron durante una semana a partir de datos geofísicos que detectaban anomalías en el fondo marino. Una vez en esos puntos, los buceadores iniciaban la búsqueda de forma circular, mediante un cabo o un compás, para luego realizar las fotos y las grabaciones de vídeo de los restos localizados.

Estas prospecciones se hicieron a profundidades de entre 3 y 26 metros, en algunos casos con grandes problemas de visibilidad debido a la suspensión de lodo y algas en el agua, y a que los restos se encontraban a veces ocultos bajo la superficie, bajo la vegetación o enredados en artes de pesca

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