De vez en cuando recibo notas de prensa inquietantes que me hacen reflexionar sobre el futuro del periodismo. Las hay de todos los ámbitos (deportivo, cultural, económico, político, social, científico, institucional...) y siempre pretenden capturar mi atención en su beneficio, como es natural. Pero en ocasiones no es nada fácil captar el alcance real de ese beneficio. Es el caso de las notas que envía la Fundación Titanic para comunicar alguna noticia relativa al naufragio más famoso de la historia (antes de Zapatero). La titánica lata empezó en abril del 2010, a dos años vista del centenario de la topada del transatlántico con el puñetero iceberg, para comunicar que Barcelona había sido elegida para celebrar los actos centrales del centenario. Tras aquella entrada desconcertante, en un contexto en el que tan pronto se hablaba de Juegos Olímpicos de invierno como de remodelar la Diagonal, los titánicos han seguido emitiendo noticias relativas al bajel de un modo esporádico. Y ahora que la fecha del 14 de abril del 2012 se acerca, con más frecuencia.

La última informa que han localizado en Santander a una "superviviente" del Titanic (las comillas son suyas). Un titular de impacto, sin duda, sobre todo teniendo en cuenta que el naufragio se produjo 99 años atrás. Después, la letra pequeña ya se encarga de deshacer el trecho que separa el lenguaje figurado del literal. La "superviviente" en cuestión, una mujer cántabra llamada Isabel García, cumplirá cien años el próximo 15 de abril. Es decir, que nació el 15 de abril de 1912, y aquí les dejo con una muestra de titánica creatividad entrecomillada: "fecha en la que los supervivientes del Titanic volvieron a nacer". Ah. Luego explican que la Fundación Titanic intenta localizar por todo el mundo personas que nacieran el día del naufragio, con ese subterfugio retórico que les permite asociarlos a los 705 supervivientes del Titanic que volvieron a nacer la noche del 14 al 15 de abril de 1912. La señora cántabra que nació (por primera vez) aquel día reside en Santander y ya es la tercera "superviviente" que localizan, tras doña Carolina Monforte (Zamora) y doña Petra Machado (Venezuela). La intención de los organizadores es reunirlas en una misma mesa la noche del 14 de abril del 2012 como invitadas de honor de la cena conmemorativa del naufragio. Se nos informa, también, de que el menú conmemorativo será una réplica del que se sirvió durante la "última cena" (aquí las comillas son mías) a bordo del Titanic, justo antes de que el iceberg les aguase, ejem, la fiesta. Seguro que será una cena de gala repleta de batallitas a la que los organizadores harían bien en invitar al titánico señor Marcel·lí de la troupe del Versió RAC1 de Clapés, pero me temo que anunciar la presencia de tres señoras centenarias con siete meses de antelación es, como mínimo, arriesgado.

La incertidumbre biológica que acompaña a esta cena de náufragos se extiende al resto de los eventos que nos separan del próximo abril. De aquí a dos meses y medio, el 19 de noviembre, se cumplirán 9 años de otro naufragio sonado: el del Prestige en la costa gallega. Al día siguiente, el ministro que en aquellos momentos popularizó la plastilina aspirará con muchas posibilidades de éxito a alcanzar la presidencia del Gobierno español en una fecha que no podrá rehuir un cierto grado de redundancia histórica: el 20-N. Como tampoco podrán hacerlo durante la cena prevista para conmemorar el hundimiento del Titanic, ya que el 14 de abril se conmemorará la proclamación, en Eibar, de la Segunda República.


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