El 'Rainbow Warrior II' de Greenpeace se retira tras 22 años de lucha mediambiental y será convertido en hospital flotante en Bangladesh


«En este buque han viajado gentes de todo el mundo, es icono de la esperanza frente al pesimismo y un símbolo de la acción frente a la autocomplacencia», recordaba Mike Finchen, el último capitán del 'Rainbow Warrior II', en la ceremonia de jubilación del famoso barco celebrada ayer en Singapur. Después de 22 años cruzando los mares como buque protesta, la ONG 'Friendship' de Bangladesh reformará el velero insignia de Greenpeace para convertirlo en un barco hospital. La embarcación será rebautizada con el nombre de 'Rongdhonu', que significa arcoíris en bengalí. El barco permanecerá fijado en el Golfo de Bengala donde proporcionará cuidados médicos en una de las zonas más vulnerables del planeta. Greenpeace está a la espera de que finalice la construcción de la nave que sucederá al buque insginia, que también ha sido apodada como 'Rainbow Warrior III'.
En dos décadas, la fragata ecologista ha desempeñado todo tipo de campañas para defender el medio ambiente y el equilibrio de los ecosistemas marinos, protagonizando trepidantes escenas de acción contra la sobrepesca de los mares, el bloqueo de las pruebas nucleares o el transporte de sustancias tóxicas en petroleros con riesgo de fuga. Después de trabajar en misiones de ayuda humanitaria con las víctimas del tsunami del sudeste asiático, en uno de sus últimos viajes navegó a la costa de Fukushima para comprobar el nivel de radiación que había en el agua.
El 'Rainbow Warrior II' surcó las aguas por primera vez con Greenpeace al reemplazar al buque original, hundido en plena noche de julio del año 85, por agentes del servicio secreto francés. En una de las acciones más controvertidas del espionaje galo, la nave fue abatida por dos bombas para evitar las protestas que los ecologistas pensaban desarrollar en el Atolón de Mururoa, en contra de las pruebas nucleares que Francia perfeccionaba al sur del Pacífico. El fotógrafo Fernando Pereira no consigue salir a tiempo del interior del barco y muere en la explosión, considerada el primer atentado terrorista en la historia de Nueva Zelanda. Una pareja de espías es detenida por las autoridades locales acusada de actos de terrorismo, y aunque Francia es presionada por la comunidad internacional, los detenidos finalmente no son juzgados. Los hechos contribuyen a incrementar la leyenda del pecio y cuatro años después, gracias a la ayuda de miles de donativos, un antiguo buque pesquero del Mar del Norte se convierte en el 'Rainbow Warrior II', navío de protesta ecológica más carismático del mundo.
«Llegará un día en que la Tierra enferme, y en ese tiempo nacerá una tribu de todas las razas y pueblos del mundo que crea en los hechos y no en las palabras. Trabajarán para sanarla...y serán conocidos como los guerreros del arcoíris». Esta antigua profecia narrada en algunas tribus de Norteamérica, inspiró a Greenpeace en la botadura del nombre del barco.
Con ese mismo título, los verdes ecologistas esperan que los operarios acaben de construir la tercera entrega del Rainbow Warrior que se construye actualmente en los astilleros alemanes de Bremen. Con un presupuesto de 23 millones de euros conseguidos a base de donantes de todo el mundo, el nuevo barco de 58 metros de eslora, contará con la tecnología más avanzada en materia de medio ambiente ynavegación marina. Su construcción será un ejemplo en la construcción de barcos ecológicos y poco contaminantes.

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