El fondo submarino de la ría espera por quien lo descubra


Expertos afirman que posee un gran potencial de atracción turística que aún no ha sido explotado

La ría de Arousa es uno de los grandes focos de atracción turística de Galicia por sus valores naturales. Uno de ellos, el que se oculta debajo del mar es, quizás, el menos conocido de todos los tesoros de la región y, a su vez, de los más valiosos. Aquí no hay pecios con grandes cofres llenos de monedas, pero existe infinidad de vida submarina, mucha más de la que los propios habitantes de estas tierras se puedan imaginar.
Por eso produce cierta extrañeza entre los centenares de aficionados a este espectáculo único que Arousa no sea lugar de peregrinación obligada, al menos, a nivel nacional. "En esta ría hay más vida a cinco metros de profundidad que a 30 metros en el mar Mediterráneo", afirma con rotundidad Francisco Ventoso, uno de los más de 400 socios de los tres clubes vilagarcianos de submarinismo.
Tanto él como su compañero, el vilanovés Ángel Manuel Rey, comentan que por potencial, la costa arousana podría codearse con las zonas de submarinismo más cotizadas de España. El problema, aseguran, radica en que aquí no se han sentado las bases institucionalmente para profundizar en la promoción de prácticas como la fotografía, que es la que ellos realizan, o la pesca submarina.

Los poderes de la región

"Cada ría es diferente", apunta Ángel. "Existe una gran diversidad de vida y mucha presencia de moluscos y peces, más que en otros muchos lugares". Esto está propiciado por la existencia de tantos islotes a lo largo y ancho de la ría, desde Cortegada hasta Sálvora.
Los dos expertos destacan precisamente la isla ribeirense y A Rúa, "uno de nuestros paraísos", situada en el centro de Arousa y que cuenta con unos fondos que, según explican, "son espectaculares, con profundidades de hasta 13 metros en sus inmediaciones. Bajo el mar es igual que en la superficie".
Los dos problemas existentes en la región son, según apunta el también submarinista Ángel Romero, de Náutica Medusa, "las aguas frías y demasiado turbias", aunque admite que ninguno de los dos hándicaps limitan el atractivo de la ría. "La turbidez", ocasionada por la vida microscópica, "va por zonas, siempre encuentras partes más limpias".
Para los dos compañeros del Arosa Sub "la visibilidad acostumbra ser buena. En otoño e invierno suele haber 15 metros, lo cual es ideal para sacar fotografías".
En lo que a variedad de especies se refiere, Arousa tampoco tiene desperdicio. "A la gente le llaman la atención los moluscos", asegura Ángel Romero. "Es lo que más nos diferencia de otros lugares, junto a la profusión de vida microscópica".
Y no son solo las nécoras, centollas y demás crustáceos, sino también los peces, anémonas y demás formas de vida. Hay pulpos, sepias, lumbrigantes, robalizas, peces ballesta, pintas rojas, morenas, congrios. Conviven muchos animales que son muy llamativos. Unos se dejan grabar mejor que otros, pero la mayoría no son nada peligrosos porque, como mucho se asustan al escuchar el ruido que provocan las burbujas del equipo de aire", explican Ángel Rey y Francisco Ventoso.
A todo este atractivo hay que añadirle las dos caras de las profundidades. "Por el día encuentras unas especies y por la noche, otras, las que tienen hábitos nocturnos, como el congrio o la morena".
El único peligro real que existe es "no respetar las normas básicas de seguridad, como sumergirse siempre en compañía, vigilar las bombonas de aire o planificar bien la actividad".
Otra cosa que deben tener presente los buceadores es que no se puede practicar submarinismo en las zonas portuarias en las que está prohibida la presencia de personal ajeno a las instalaciones y tampoco se debe interferir en la actividad de las bateas. No obstante, es raro que los grupos de buzos se dejen ver cerca de las bateas, ya que son zonas en las que los fondos suelen estar llenos de lodo y son poco llamativos. "Aunque hay mucha biodiversidad a su alrededor", indican.
Para mejorar los fondos de la ría, Francisco Ventoso y Ángel Rey defienden "hundir barcos de forma controlada, una vez limpios de aceites, como se hace en otros lugares, atraen a mucha gente. Es una pena que no se haga aquí también".
En Arousa ya existe un pecio bastante reconocido entre los aficionados a sumergirse bajo las aguas. Es el Aries, un mercante hundido cerca de A Rúa que tiene 47 metros de eslora y descansa a 21 metros de profundidad sobre un gran banco de arena.
Al atractivo del propio pecio hay que añadirle la gran cantidad de formas de vida que lo eligen como residencia habitual, convirtiéndolo en lugar de ineludible paso para los apasionados de la fotografía submarina.
El Aries, como el resto de tesoros ocultos bajo la lámina de agua de Arousa, seguirán ocultos a la mayoría mientras no se ponga en valor su atractivo, que, así lo entienden los expertos, podría hacer más rica, si cabe, a la ría más grande de Galicia.

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