Naufragios. Se ofrecen en EE.UU. y a través de Internet

Otra vez se vuelve a denunciar la venta ilegal en Estados Unidos de piezas obtenidas en naufragios históricos frente a las costas uruguayas. El hecho revela las fallas en las políticas para la preservación del patrimonio cultural subacuático.

En el pasado fue un multimillonario robo en monedas de oro que nunca fue aclarado (ver nota aparte). Ahora, el buzo Héctor Bado -conocido entre otras cosas por haber recuperado el águila de bronce del Graf Spee- detectó en Estados Unidos la venta de objetos procedentes del navío Nuestra Señora del Rosario, naufragado frente a Cabo Polonio en 1753.

Este buque trasladaba a un grupo de curas franciscanos "que venían a evangelizar y llevaban una cantidad de elementos religiosos para distribuir. Traían medallas, crucifijos y una enorme cantidad de valores", relató el buzo a El País.

Bado comandó las expediciones de rescate del Graf Spee y de otros naufragios emblemáticos, entre ellos del H.M.S. Agamemnon, buque "preferido" del almirante inglés Horacio Nelson que se hundió en Punta del Este cuatro años después de participar en la batalla de Trafalgar de 1805. También localizó decenas de naufragios en el Banco Inglés y en Rocha, donde obtuvo el permiso para explorar el naufragio del Nuestra Señora del Rosario junto a su socio Sergio Pronczuk.

Sin embargo, este último rescate se truncó cuando la Comisión de Patrimonio Histórico le negó la autorización para seguir adelante por tener, simultáneamente, otras dos expediciones en la bahía de Maldonado (las del Agamemnon y la del Salvador). Desde entonces, con el naufragio detectado a 250 metros de la costa del Polonio, el Rosario quedó expuesto al expolio por parte de particulares que, sin permiso alguno, tomaron del él diferentes valores.

LOS ROBOS. "Hicimos dos denuncias en la Comisión de Patrimonio de gente no autorizada y desconocida que -una vez que se nos suspendió el permiso- iba a retirar cosas. Se ponían sobre el naufragio y con un martillo y un cincel sacaban objetos que aparecían después a la venta en la feria de La Paloma. Un oficial de Marina compró cinco cruces de bronce por $ 100", detalló Bado.

"Los objetos procedentes del Nuestra Señora del Rosario son del Estado hasta que se haga la división (con el particular). Pero el derecho exclusivo para la extracción de esos objetos lo tengo yo", puntualizó el buzo.

Bado comentó que "un día `pescaron` a dos personas en el naufragio del Rosario sacando cosas. Después se supo que un funcionario de Prefectura les pasaba datos. Les allanaron la casa, los mandaron a la comisaría y los pasaron a juez, quien dijo que no tenía jurisprudencia. Los dejaron en libertad y encima les devolvieron los equipos de buceo, como para que volvieran; es una locura".

Las denuncias sobre robos de elementos fueron advertidas por escrito a la Comisión de Patrimonio ya en 2002, cuando esta dependencia del Ministerio de Educación y Cultura era dirigida por el arquitecto Juan José de Arteaga. En una carta del 14 de octubre de ese año, Bado denunció la "depredación incontrolada y destrucción de testimonios que datan de 1753".

EN MIAMI. Bado reside actualmente en Miami, EE.UU., donde detectó que pueden ser adquiridos elementos del Nuestra Señora del Rosario a través del portal de Internet eBay y en el sitio especializado en naufragios históricos tortugatrading.com. En eBay se venden hebillas por US$ 25, que en tortugatrading.com trepan a US$ 275. En este último portal se ofrecen por US$ 495 esmeraldas de un naufragio que se ubica en Colonia . "Si se suman los elementos, son cientos de miles de dólares", precisó.

El buzo envió cartas denunciando la irregularidad al ministro de Educación y Cultura, Ricardo Ehrlich, a la Oficina de Buques Históricos Hundidos de la Armada (Trabu) y a la Comisión de Patrimonio Histórico. También se puso en contacto con el prefecto nacional naval, Federico Lebel, pero en ningún caso obtuvo respuestas. Su siguiente paso, informó, será hacer una denuncia penal en Uruguay en los próximos días.

En cuanto a las esmeraldas, que se atribuyen a un naufragio de 1620, la procedencia no queda clara para el rescatista del Graf Spee, quien entiende que efectivamente podrían ser de un barco de Colonia -como señalan los certificados de autenticidad- o de un buque "negrero" que se hundió en Maldonado en 1728, el Sea Horse. Como sea, no hay registro de una expedición autorizada a trabajar en Colonia que haya rescatado esmeraldas. "Se las atribuyen a un barco llamado Wild Horse, por eso me genera la duda. Son puñados y puñados de esmeraldas, anillos con brillantes y monedas", indicó.

"En el Sea Horse están los cañones, cantidades de balines de mosquete, grilletes y cuentas de cristales de colores. Nunca vi una esmeralda, pero me llama la atención lo del nombre Wild Horse", añadió el buzo.

Con respecto a la posibilidad de que las joyas efectivamente hayan sido recuperadas de un naufragio en Colonia, el rescatista apuntó: "Hace muchos años hubo un problema en la boca del arroyo Rosario. Fue encontrado accidentalmente un galeón -probablemente portugués- y empezaron a sacar monedas de 1622. Hubo incluso gente de la Marina buceando en ese naufragio. Parece que había dos grupos que querían quedarse con el tesoro y hasta hubo disparos de arma de fuego en la playa. Fue la Policía y hubo gente que terminó detenida. Se ve que con el correr del tiempo volvieron al lugar".
Cambio de posición con Mujica

El decreto 306-006, firmado hace cinco años por el ex presidente Tabaré Vázquez, suspendió de forma indefinida la recepción de solicitudes de búsquedas de naufragios y aquellas que estuvieran en lista de espera para adjudicación. Desde entonces, la actividad privada de los llamados "buscadores de tesoros" se detuvo. Y nunca más hubo un elemento patrimonial que emergiera -por medio de una expedición legalmente constituida- del lecho marino.

Sin embargo, el presidente José Mujica cambió recientemente la actuación de su antecesor. El 17 de junio de 2011 -hace dos semanas- el mandatario puso su firma a un contrato para reanudar el rescate de la fragata San Rafael, hundida frente a Punta del Este en 1765 tras una fuerte tormenta. Es un naufragio emblemático para la zona, que le dio nombre al barrio y al histórico hotel.

El contrato, al cual tuvo acceso El País, otorga un plazo de dos años al permisario para realizar su tarea. Y advierte que "los medios a utilizarse deberán ser absolutamente inocuos para el medio marino en que se desenvuelva y para los bienes culturales que pudieran existir en la zona de extracción, quedando vedado el uso de explosivos, salvo expresa autorización de la Prefectura Nacional Naval, la cual realizará el control permanente de las operaciones". El acuerdo para el rescate privado del San Rafael lleva también la firma del ministro interino de Defensa Nacional, Jorge Menéndez.
ROBO DE MONEDAS DE ORO

En marzo de 2010 el buscador de tesoros Ruben Collado comentó a través de El País los pormenores de un multimillonario robo de oro y una muerte de ribetes mafiosos que rodearon a una de sus expediciones en la década de 1990. Las circunstancias que rodearon el hallazgo del tesoro de Nuestra Señora de la Luz, naufragada en 1752 frente a Punta Gorda, quedaron acalladas por un manto de silencio que encubrió, durante años, un ardid delictivo por el cual fueron hurtadas y vendidas monedas y lingotes de oro por un monto que podría superar los US$ 3 millones, estimó Collado.

La maniobra puso en evidencia una seria falla en los controles que realizaba la autoridad marítima a los buzos que tomaron parte de la operación de rescate, pues era el personal de Prefectura el que debía controlar -mediante el uso de detectores de metales- que cada moneda recuperada llegara a su destino final: la bóveda del Banco República.

Algunas de esas monedas fueron localizadas por el buscador de tesoros en EE.UU. y uno de los involucrados en la causa -que formaba parte de su expedición- apareció decapitado en el Río de la Plata. Nunca fueron hallados los responsables del crimen.
La cifra

1753 Es el año en el que naufragó el buque Nuestra Señora del Rosario. Trasladaba a un grupo de curas franciscanos evangelizadores.

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