En 1903, 3.000 ositos de peluche desaparecieron durante un viaje en barco de Alemania a Estados Unidos.


Hay quien dice que eran los primeros del mundo y que ahora mismo valdrían una fortuna.


El enigma aún no ha sido resuelto y algunos coleccionistas de ositos de peluche buscan la respuesta.


A los niños que visitan el museo Steiff, en la
ciudad alemana de Giengen, se les narra un cuento que dice que los
ositos se perdieron en el mar.


La idea del naufragio de los ositos de peluche es evocadora, pero ¿es real?


El museo es propiedad de una empresa fundada por
Margarete Steiff en el siglo XIX. En 1880, pensando en un regalo para
su sobrino, encontró un patrón para diseñar un elefante de juguete y lo
elaboró con fieltro.


El muñeco fue un éxito entre los niños del
barrio, atraídos por su suavidad y ternura, y empezaron a pedir de
regalo un elefante igual.


Pronto, Steiff estaba combinando su trabajo
habitual de costurera con la elaboración de los elefantes de juguete,
pero fue su sobrino, Richard Steiff, quien tuvo la idea de crear ositos.


Como estudiante de una escuela de arte en
Stuttgart, solía visitar el zoológico y dibujar osos. La inspiración
para su primer osito de juguete se la dieron unos producto de un cruce
entre osos pardos y osos polares.


"Antes de aquellos ositos de peluche, los niños
jugaban con muñecos de porcelana o con soldaditos de plomo. Eran duros y
fríos y Richard quería darles a los niños un compañero al que pudieran
agarrarse", explica Leyla Maniera, que fue experta en ositos de peluche
en la casa de subastas Christie´s y consultora para Steiff.


El primer osito de peluche de Steiff se llamaba 55 PB. El número hacía referencia a su tamaño, la P a la palabra alemana plüsch, peluche, y la B a beweglich, móvil.


ENCARGO

La gran presentación de 55 PB se produjo en la Feria del Juguete de
Leipzig en la primavera de 1903. Pero, según Maniera, no despertó mucho
interés.


"Pero entonces pasó algo maravilloso, cuando un
comerciante de Borgfeldt en Nueva York se topa con Richard, embalando
sus ositos, hastiado por su poco éxito".


"Berg se siente desolado después de haber
recorrido toda la feria sin encontrar nada de su interés para llevar de
vuelta a Nueva York como le habían encargado".


"Justo cuando Richard Steiff está amartillando
la última caja se acerca a él y le pregunta qué hay dentro. Cuando
Hermann Berg ve a 55 PB queda encantado con él desde ese instante. Al
parecer, en ese momento encarga 3.000 ositos, un pedido enorme para
aquellos tiempos".


De hecho, el taller de Steiff no era lo
suficientemente grande y tuvo que construir una nueva fábrica. Se sabe
que se diseñaron plantillas de aquellos ositos pero ninguno se ha
conservado.


"El envío fue hecho definitivamente", dijo
Maniera. "Los archivos tienen copias del pedido, y sabemos que fueron
empaquetados y enviados, pero desafortunadamente no sabemos por qué
desaparecieron los 3.000 ositos".


Entonces, ¿es veraz la hipótesis de que estos se
perdieron en el mar? Gunther Pfieffer, autor de cuatro libros sobre los
ositos de Steiff no lo cree.


"El misterio surgió en 1953, el año del 50 aniversario del primer osito de peluche. Un empleado ingenioso de un departamento de marketing escribía un libro para una pequeña feria y fue él quien sugirió por primera vez la historia".


"Así que creo que fue una buena idea de marketing, pero nada más".


"Esperanza"


Entonces, existen pruebas de que fueron
enviados. ¿Pero por qué nunca ha aparecido alguno en algún desván o en
una casa de subastas?


Manuela Fustig, del museo Steiff, tiene una
teoría. "Creo que se debe a la forma en que fueron elaborados. Sus
brazos, piernas y cabeza estaban unidas al tronco con cuerdas así que se
rompían fácilmente y creo que los osos simplemente no sobrevivieron al
viaje".


Fustig, sin embargo, tiene esperanzas de que alguno de ellos aparezca algún día.


"Cuando tengo invitados les digo 'miren en sus
casas por si acaso encuentran un osito de peluche extraño de color
oscuro y me envían una foto' y todavía estoy esperando, con la esperanza
de que alguien encuentre un 55PB", relata Fustig.


"Es de color muy oscuro, y no tiene el típico
aspecto encantador de un osito Steiff; no tiene botones en sus oídos.
Fue hecho en 1903 y los botones fueron añadidos en 1904.


Los amantes de los ositos de peluche pueden
comprar una réplica de 55PB por internet por US$654, pero uno original
sería un verdadero sueño para un coleccionista.


"Si se descubre un 55 PB, batiría todos los récords, sin lugar a dudas", asegura Maniera.


"No hay nada más importante que un 55 PB. El
actual récord del mundo es de US$295.000 pero uno de aquellos ositos
rompería fácilmente esa marca".


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