Los buceadores iniciaron la exploración subacuática cerca de San Simón


El agua turbia de la ensenada de San Simón no ayudó en la primera jornada de inmersión a los cuatro arqueólogos y un monitor de buceo que buscan los galeones hundidos en la batalla de Rande de 1702. El equipo, a las órdenes de la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural, inició las inmersiones el jueves y, por el momento, ha comprobado que los pecios están cubiertos de algas y lodo, aunque han podido tocar algunas maderas que sobresalen.
La campaña, que continuará la próxima semana, pretende medir y fotografiar entre cinco y diez de los 30 pecios que fueron localizados con un sistema de sónar o geofísico en el 2007 en el interior del estrecho de Rande. Ahora que saben las coordenadas, han bajado a recabar datos al fondo, a profundidades que se encuentran entre 4 y 30 metros.
El arqueólogo Javier Luaces advirtió que no recuperarán material arqueológico porque requeriría la limpieza y extracción de lodos y algas que cubren los precios como si fuese una excavación en tierra. Una expedición de ese tipo llevaría entre dos y tres meses y ellos solo van a estar cinco días. Otro problema que tendrían que afrontar sería la conservación de los restos hallados. A Luaces le preocupa la conservación de la madera, por lo que recomienda su inmersión en agua en una urna.
El director xeral de Patrimonio Cultural, José Manuel Rey Pichel, aclaró que si, durante las inmersiones, los arqueólogos hallan algún objeto significativo lo recuperarán para evitar el riesgo de expolio. Serán depositados en el Museo del Mar. Luaces lamentó que, en los años 60, las campañas buscasen más el supuesto tesoro y despreciasen las anclas, que acabaron tiradas en O Castro o en A Guía, o las bolas de cañón de piedra.

«Santo Cristo»
El arqueólogo indicó que este sistema de datación de los pecios podría llevar a localizar el Santo Cristo de Maracaibo, hundido con un supuesto tesoro. Sin embargo, las crónicas inglesas dicen que el buque no naufragó en Rande sino en las Cíes, zona que es rondada por cazatesoros y que fue cartografiada en los años 90, pero cuyos datos apenas han despertado interés.