Sumérgete y contempla con tus propios ojos la vida submarina de nuestras costas
La inmensidad del azul, el silencio absoluto, la sensación de ingravidez (o flotación neutral) y la posibilidad de cruzar la mirada con un pez a la misma profundidad que éste se encuentra son algunas de las sensaciones que transmite el buceo.

Nuestras costas son un magnífico acuario al alcance de cualquiera, un marco perfecto para iniciarse en esta actividad y ver el mar desde un nuevo punto de vista.

Requisitos físicos y salud
Para practicar el buceo recreativo a un nivel básico no es necesario disponer de buena forma física, ya que una vez en el agua el esfuerzo es mínimo.

Para obtener cualquier titulación todos los centros de buceo exigen un certificado médico, donde conste que el alumno goza de buena salud y no sufre ninguna afección cardiaca o pulmonar grave.

Contemplando desde la superficie
El primer estadio del buceo es el esnórquel, una forma fácil y económica de coger confianza con el medio y aprender a disociar la respiración nariz-boca. Se trata, básicamente, de respirar bajo el agua con la ayuda de un tubo para poder contemplar el fondo marino a través de unas gafas o máscara de buceo.

La propulsión se consigue gracias a unas aletas, que minimizan el esfuerzo que supone desplazarse por el agua incluso con corriente.

El buceo autónomo
Sólo uno de los mayores conocedores de la vida submarina podía desarrollar un sistema para respirar debajo del agua. Jacques-Yves Cousteau, el célebre oceanógrafo francés, desarrolló junto a su colega Emile Gagnan el “Aqualung”, precursor del actual buceo autónomo con botellas.

Este sistema, desarrollado en la década de los años 40 del siglo pasado, ha evolucionado hasta dar lugar a los actuales sistemas de respiración bajo el mar, el más popular de los cuales es el que utilizan los buceadores recreativos.

La práctica del buceo como deporte está regulada a nivel internacional a través de distintas organizaciones con capacidad de formar a futuros submarinistas. Cada una de ellas dispone de su propio método de aprendizaje, aunque las titulaciones si dividen en niveles parecidos.

El certificado de iniciación al buceo recreativo es el Open Water Diver, que te permite bucear con una pareja que disponga de la misma titulación hasta una profundidad de 25 metros.

Equipo necesario

Esnórquel

  • Máscara: disponible para distintos perfiles faciales en distintas tallas. Es muy importante que ajuste a la perfección.
  • Tubo: muy recomendable -aunque no imprescindible- que tenga una válvula para expulsar fácilmente el agua que pueda entrar.
  • Aletas: para aguas cálidas normalmente se utilizan las de tipo cerrado, que se ajustan calzándolas al pie.

Buceo autónomo (con botellas)
  • Traje: distintos grosores y grados de estanqueidad en función de la temperatura del agua, dividiéndose en secos, semi-secos, y húmedos.
  • Lastre o cinturón de plomos: es, junto al próximo elemento, indispensable para conseguir la flotación neutra que permite al buceador mantenerse suspendido en el agua.
  • Chaleco hidrostático o jacket: conectado a la botella a través de un latiguillo, hace de soporte de ésta en la espalda del submarinista, quien lo debe inflar o desinflar en función de la profundidad para mantenerse en una profundidad concreta.
  • Regulador: se trata del aparato que traslada el aire de la botella hasta la boquilla que lleva el buceador. También se utiliza para reducir la presión del aire comprimido hasta un flujo similar al que respiramos en el ambiente.
  • Manómetro, profundímetro y ordenador: instrumentos que permiten conocer la profundidad, el aire que nos queda en la botella, y otros datos imprescindibles durante la inmersión.


Los mejores destinos en España

  • Islas Medes: la joya del litoral catalán y una de las grandes reservas de fauna y flora del Mediterráneo, declarada Parque Natural en 2010. Con siete islas, entre las que destaca la Meda Grande, este antiguo refugio de piratas se puede explorar con un permiso especial (lo tramitan todos los centros de buceo de la zona) y contemplar sus colonias de coral rojo y gorgóneas, grandes concentraciones de meros, langostas y distintas especies en riesgo de extinción.
  • El Hierro: al sur del sur de Europa, en las Canarias, se encuentra esta pequeña isla volcánica, declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco. Más allá de sus agrestes paisajes, el verdadero valor ecológico de El Hierro se encuentra bajo su relieve. Tanto sus zonas de baño como sus puntos de inmersión son perfectas para aprender a bucear o simplemente darse un chapuzón con máscara y aletas. Los submarinistas que la visitan no dudan en afirmar que la isla tiene algunos de los mejores fondos de Europa.
  • Islas Columbretes: este pequeño archipiélago protegido se encuentra a una hora y media de navegación mar a dentro desde la costa de Castellón. Se trata de uno de los entornos con mayor biodiversidad de nuestras aguas, un refugio de especies que sobreviven gracias a la prohibición total de la pesca y el fondeo de embarcaciones.


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