Rafael Azuar dirige un proyecto para actualizar la carta arqueológica de patrimonio sumergido de la provincia

En julio de 1990, el pesquero de Santa Pola Hermano Ruso Antón remolcó hasta la orilla un caza de la II Guerra Mundial. El fuselaje, sus dos ametralladoras y el cargador fueron "el botín" de este amarre. Sin embargo el fuselaje y otras piezas rescatadas fueron destruidas por considerar que carecían de valor. Si esto hubiera ocurrido a partir de 2005, esos restos hubieran sido recuperados, documentados y conservados, ya que tras la Convención de París de 2001, que España ratificó en 2005, se consideran patrimonio arqueológico sumergido los vestigios fechados hasta la contienda que finalizó en 1945, frente a la legislación anterior que definía como tal solo lo datado hasta finales del siglo XIX .

En aplicación de esta nueva normativa, el Museo Arqueológico de Alicante (MARQ) ha puesto en marcha el proyecto Inventario y catalogación del patrimonio casual subacuático (siglos XIX-XXI), con una duración de 4 años, con el objetivo de actualizar la carta arqueológica sumergida de la provincia, cuya última revisión fue recogida por la Generalitat en 1992. Esta iniciativa está coordinada por el arqueólogo del MARQ y fundador del Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena, Rafael Azuar, con un equipo integrado por José Lajara, Roberto Ferrere y Omar Inglese.

De esta manera, será la primera vez que se documenten todos los barcos, submarinos, aviones y aeronaves que se encuentren en las costas alicantinas hasta finalizada la contienda, que serán considerados patrimonio y yacimientos arqueológicos. "Antes todo eso se tiraba, ahora no".

El proyecto incluye por tanto en su primera fase la actualización de los restos localizados en la costa alicantina, hasta el momento medio centenar, siguiendo las directrices del llamado Libro Verde "que recomienda actualizar esas cartas para saber qué es lo que tenemos que proteger", afirma Azuar. Todo ello en colaboración con los museos locales "para inventariar el patrimonio subacuático que hay en esos centros".

Además, en colaboración con el Centro de Arqueología Subacuática de la Comunidad Valenciana se está actualizando la información existente y, por último, que tampoco se había realizado hasta ahora, se está realizando el inventario del patrimonio casual sumergido, es decir, "de hallazgos fortuitos que no son fruto de un proyecto de investigación sino de la casualidad, tanto por parte de un particular como de un barco". Para ello, Azuar y su equipo se encuentran recabando información a través de la prensa nacional, regional y local desde finales del siglo XIX. "Hemos encontrado hallazgos recogidos en prensa en la provincia en 1880 y otros restos de los que no teníamos constancia, sobre todos los anteriores a los años 30, que es cuando se fundó el museo", afirma el arqueólogo.

En este sentido, destaca que "el patrimonio casual nunca se ha registrado ni se ha catalogado y nuestro objetivo es incluirlo en la carta arqueológica para que el próximo año se puedan hacer inmersiones que sirvan para posicionar los pecios con los sistemas de GPS actuales, para conseguir una mayor precisión en su localización".

Un plan de búsqueda a más de 30 metros
de profundidad

Aunque de momento hay alrededor de medio centenar de pecios y restos localizados en las costas alicantinas, los estudios históricos apuntan a que son muchos más los que se encuentran en estas aguas. El problema, hasta ahora, es que la información recogida en la carta arqueológica subacuática se ciñe a los 30 metros de profundidad, es decir, a una distancia de unos 100 o 150 metros de la costa. "Hay que entender que hay mucho más patrimonio más allá y eso es lo que queremos abordar en el futuro para poder hacer prospecciones más profundas y ver lo que hay por debajo de esos 30 metros con el objetijvo de ir posicionándolo y también para poder protegerlo, sobre todo de la pesca de arrastre", remarca Rafael Azuar. En principio, este proyecto, cuyos resultados se irán colgando en la web del Museo Arqueológico de Alicante, lo asume el propio centro, "aunque estamos haciendo gestiones para poder incluir estos trabajos dentro del Plan Nacional del Patrimonio Subacuático" .

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