Al sureste de la península Ibérica, las aguas cristalinas del mar Mediterráneo
envuelven un pequeño archipiélago que vertebra la Reserva Marina de la Isla de
Tabarca.
Situada a menos de 3 millas marinas del cabo de Santa Pola, la extensa plataforma de
la reserva marina está dominada por plantas de los géneros Cymodocea y Posidonia.
Las praderas de fanerógamas rodean todo el perímetro de Tabarca y alcanzan
profundidades próximas a los 30 metros.
La posidonia presenta un excepcional estado de desarrollo, y forma uno de los
ecosistemas más maduros de nuestros mares.
Entre los haces de posidonia, es frecuente observar animales de espectaculares
colores y formas, como las sepias y los caballitos de mar, o incluso, morenas fuera de
sus cobijos.
La elevada diversidad de la Reserva Marina de Tabarca se debe, principalmente, al
buen estado de salud y conservación que presentan las praderas de Posidonia
oceánica. Esta planta es la base del equilibrio de este rico ecosistema, ya que produce
oxígeno, estabiliza los fondos y sirve de alimento y de refugio para muchas especies
marinas. Además es un lugar ideal para la cría, reproducción y reclutamiento de
especies de elevado interés pesquero.
Esa gran biodiversidad de las aguas tabarquinas dio lugar a una importante flota de
pesca artesanal. Tras la creación de la reserva marina en 1986, las zonas de pesca
han sido delimitadas. Además de trasmallos, palangres y nasas, uno de los artes más
empleados entre los escasos pescadores tabarquinos es la moruna.
Este arte de calamento fijo está formado por una red travesera, llamada rabera, de un
solo paño calado perpendicularmente a la costa. La rabera canaliza los peces hacia
dos laberintos, llamados caracoles, que desembocan en un copo. De abril a
septiembre se emplea la llamada moruna grossa para la captura de especies
pelágicas y demersales, como las lecholas o seriolas, que son más del 85% de las
capturas. Muchas son las especies capturadas por este ingenioso y respetuoso arte de
pesca: corvinas, espetones, dentones, melvas, peces ballesta…
Otro tipo de moruna es la llamada xirretera o de malla fina, que se cala de octubre a
diciembre para especies más pequeñas y costeras.
En ambos casos, se recoge el pescado del arte mediante la levantá, que consiste en
subir el copo a la superficie y seleccionar las especies de mayor interés.
Experimentados pescadores y hábiles constructores de barcos faenaban y trasladaban
mercancías y personas a la Península en llaüds, barcas de vela latina de los que aquí
en Tabarca sólo quedan restos hundidos.
La navegación y la pesca fueron casi el único medio de vida para los tabarquinos, que
hoy se inclinan hacia las actividades turísticas.
El objetivo primordial de las reservas marinas es la protección de hábitats y especies
de interés ecológico y económico.
La Reserva Marina de la Isla de Tabarca cumple tres funciones básicas: la
conservación de las especies y los hábitats; la investigación científica y el desarrollo
sostenible de los recursos económicos ligados a la población de la isla con el medio
natural.