Alumnos de ESO estudian ecología marina y biología pesquera. Un novedoso curso les permite analizar las aguas marinas y las especies que en ellas habitan


¿Cómo se formaron los océanos? ¿Qué agentes contaminan más nuestras aguas? ¿De qué forma trabajan los arrantzales embarcados en la pesquera del bacalao? ¿Cuáles son las principales artes de pesca empleadas en el País Vasco? ¿Cómo es por dentro una merluza? Preguntas como éstas encuentran respuesta en la primera edición del curso de ecología marina y biología pesquera que reciben desde hace algunos meses un grupo de alumnos de cuarto de ESO del Instituto Bidebieta.
La iniciativa pretende, entre otros objetivos, «aplicar los conocimientos de diferentes disciplinas -biología, matemáticas, tecnología, física, química..- de forma interdisciplinar, con el fin de comprender y valorar la importancia de dichas materias en un campo concreto, en este caso el de la Biología marina y pesquera».
Así lo manifiesta su responsable, el profesor Miguel Ibáñez, quien cada semana anima a estudiantes como Jans Cama, Luis Muñiz, Malen Rodríguez, Jholayber Segovia y Paulina Tamayo a descubrir los secretos que encierran las profundidades marinas.
En su empeño, Ibáñez combina las explicaciones en el aula, acompañadas de material audiovisual, con la puesta en marcha de actividades de tipo práctico, entre las que destacan los ejercicios de laboratorio y distintas salidas. La última llevaba al docente y varios de los jóvenes a visitar las instalaciones del Aquarium.
El Palacio del Mar les abría sus puertas y con ellas, infinidad de saberes. El recorrido por sus instalaciones comenzaba recordando el pasado local a través de sus construcciones navales, «en las que se empleaban siglos atrás técnicas copiadas de los vikingos», y el modo en que se ha ido desarrollando la pesca desde los tiempos en que se cazaban ballenas. «Ulia servía entonces como atalaya para avistarlas», comentaba el docente, mientras les recordaba la utilidad de la grasa de este cetáceo que acabó extinguiéndose en nuestras aguas.
Los alumnos tomaban buena nota de cómo la tradición pesquera dio lugar a uno de los deportes con más arraigo en las localidades de la costa, el del remo. También les sorprendió las armas de las que disponen muchas especies acuáticas para defenderse de sus principales enemigos o atacar a sus presas. Desde el caparazón de la tortuga de carey al cráneo del delfín, pasando por los dientes de un cachalote o la morfología del pez sierra.
«Sus dentaduras nos dicen mucho sobre lo que come cada especie. La del tiburón tigre es como una cuchilla, con el borde dentado. La del pez guitarra tiene, en cambio, dientes machacadores, para digerir mejor los cangrejos», indicaba Ibáñez ante cada una de las piezas expuestas en una vitrina en el Aquarium.
El siguiente paso les llevaba a ver muchos de esos mismos peces en vivo. Una experiencia que no olvidarán.
En cuatro fases
El curso de Ecología marina y Biología pesquera organizado en el Instituto Bidebieta se divide en un total de cuatro bloques. El primero se centra en Oceanografía geológica y Físico-Química, animando a los asistentes a llevar a cabo diversos experimentos, como el que permite medir la salinidad del agua de mar.
La Ecología marina protagoniza el segundo bloque, en el que se toman muestran para su posterior análisis bajo el microscopio. También analizan las especies indicadoras de la contaminación marina, tema éste en el que se basa el tercer bloque.
El cuarto y último se dedica a la Biología pesquera. Es en este apartado en el que el alumnado tiene la posibilidad de realizar el estudio biométrico de una especie de interés comercial, así como la observación a través de maquetas de las principales artes de pesca utilizadas en el País Vasco, sin olvidar los instrumentos de navegación y localización.
Las clases, iniciadas en octubre, concluirán el próximo día 18.

Fuente: http://www.diariovasco.com