Una manchega en la Antártida 3ª parte y última...

[Victoria Abando Dive]

Por dónde me había quedado.... Ah si!! Allá va la tercera parte:


Como anécdota contar que el segundo día de buceo, estaba chequeando mi traje y horrorizada ví que el cuello de latex tenía una enorme raja, estaba roto, lo que hacía inviable mis próximos buceos… Tierra trágame!! Y ahora qué? No he hecho ni tres inmersiones y no voy a poder bucear más ¡!
Tensión, mucha tensión se vivió en un par de minutos interminables.
Pero la suerte no me abandonó, me puso en mi camino dos ángeles, Josh y Martin, los guías de buceo que como por arte de magia y en cuestión de unas horas, cortaron el cuello rajado y encolaron otro cuello de látex que encontraron de casualidad en su caja de herramientas y que milagrosamente me ajustaba al cuello a la perfección.
Ufff, no os podéis imaginar la alegría desbordante y cómo lo celebramos ¡!


Otra de las cosas que quita el aliento es pasar por el Canal de Lemaire, conocido como “el cementerio de glaciares”. Es un paso muy estrecho entre la isla Booth y el continente antártico donde el buque ha de ir con mucho cuidado esquivando en algunos casos y rompiendo en otros las placas de hielo que se va encontrando a su paso, con unas impresionantes montañas a ambos lados de aproximadamente 900 metros de altura que te dejan sin respiración.

Cruzamos el Círculo Polar Antártico al 5º día de navegación, sin duda, lo más al Sur que he estado jamás…..Se me acaba de ocurrir que ¡Quizás sea la primera manchega que cruza el Circulo Polar Antártico!

La vuelta a la civilización fue algo menos tranquila como ya he explicado con anterioridad, pero el capitán y la tripulación del buque eran auténticos profesionales y minimizaron dentro de lo posible, la incomodidad de navegar con un mar tan embravecido que a la vez de respeto puso el toque de “ emoción” a una vuelta tristona.
No quisiera terminar sin recomendar un buen asado de cordero y la centolla de Ushuaia, con un buen vino argentino y un paseo por la Calle San Martín para comprar algún detalle para la familia. Ponen sin duda el broche final a este viaje y a este relato.


Agradecimientos:
Damián Rubio. De Cubelles Sub por cedernos el 2º juego de reguladores.
Miguel Álvarez y Leo del Rincón. De Aqualight por regalarme una linterna increible de leds.
Marc Mayoral. De Mares, por cedernos el traje seco y la ratita de Oriol.
Viajes Iberia-Abando. Por respetarme las vacaciones a un mes de haber entrado a trabajar para ellos y darme todas las facilidades para la realización del viaje.

Y sobre todo a Oriol Sans, mi marido y compañero de fatigas, no sé qué haría sin su fuerza y apoyo incondicional, sin duda gracias a su tesón e insistencia puedo escribir este relato, él es el alma de este viaje.

Gracias a todos.
Barcelona, Marzo 2011