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No tiene los luminosos colores rojos, azules y anaranjados de los corales tropicales, pero el arrecife descubierto por un equipo de científicos españoles en un cañón submarino del Mar Cantábrico es de una gran importancia para la ciencia. Se trata de un arrecife coralino de aguas frías, el primero de estas características que se localiza en aguas españolas.

Los protagonistas de este descubrimiento ha sido un equipo de geólogos de la Secretaría General del Mar y de biólogos del Instituto Español de Oceanografía, durante la campaña a bordo del buque destinado a la investigación Vizconde de Eza.

Los científicos utilizaron modernos robots y submarinos para poder llegar a zonas de aguas muy frías y profundas, en donde habitan una inmensa multitud de especies que son desconocidas. Existe la convicción de que algunas de ellas son capaces de frener el cambio climático por su función como sumideros de carbono, es decir, que absorben este gas de efecto invernadero de la atmósfera.

La campaña, dentro del proyecto Indemares, se realizó en la zona del Cañón de Avilés, donde se han cartografiado más de 6.400 kilómetros cuadrados del fondo marino, con objeto de conocer los ecosistemas y hábitats que se escondían lejos de la luz del Sol.

Fue así como, a 800 metros de profundidad, localizaron el sistema de cañones tributarios del de Avilés, que acaban vertiendo en el Golfo de Vizcaya. Fue en uno de esos cañones, de 16 kilómetros de largo y seis de ancho, donde encontraron un estructurado arrecife de corales de agua fría.

A continuación bajaron uno vehículo autómata con cámaras de foto y video y se tomaron muestras para determinar la especies que lo componínan y que resultaron ser los corales 'Madrepora oculata' y 'Lophelia pertusa', acompañados de otras mcuhas especies de esponjas de cristal, cangrejos reales, equinodermos, gorgonias y peces.