Un tiburón blanco descendió a la profundidad récord para la especie de 1.200 metros en aguas del sur de Nueva Zelanda, informó este miércoles un científico local.



Sídney (Australia) | Un ejemplar de 4,8 metros de longitud, apodado "Shack", logró el martes la proeza, según Malcolm Francis, un biólogo marino neozelandés que lleva cinco años estudiando el comportamiento de los escualos entre las islas de Chatham y Stewart.

Francis, miembro del Instituto Nacional de Agua e Investigación Atmosférica de Nueva Zelanda, dijo que el escualo forma parte de un grupo de 25 animales a los que se han implantado chips electrónicos para controlar sus movimientos.

El dispositivo recoge la localización exacta, la profundidad y temperatura del agua donde se encuentra el tiburón y transmite los datos vía satélite a los científicos.

"Shack" se sumergió en varias ocasiones a más de mil metros de profundidad y una vez hasta los 1.200 metros, la inmersión más profunda registrada hasta la fecha para el mayor depredador marino.

"Cuando empezamos a investigarlos hace cinco años, pensábamos que eran animales de aguas frías, pero ahora parece que se toman unas vacaciones y emigran a zonas más templadas durante el invierno austral, entre abril y septiembre", explicó Francis.

Esta especie de tiburón, bastante común en Nueva Zelanda, es capaz de realizar largos viajes migratorios a mucha profundidad, llegando a recorrer hasta 150 kilómetros diarios en aguas con temperaturas de entre 3 y 27 grados centígrados.

De esta forma, apena tarda tres semanas en llegar a la vecina Australia, mientras la distancia más larga recorrida por uno de los escualos vigilados por Francis fue de 3.300 kilómetros

Los científicos neozelandeses investigan sus rutas migratorias para reducir las posibilidades de que sean capturados de forma accidental por los pesqueros que operan cerca de la Antártida.

El gran tiburón blanco (carcharadon carcharias) es el mayor depredador marino, pudiendo llegar a medir hasta siete metros de largo y a pesar casi tres toneladas.

Habita las aguas frías y templadas de casi todo el mundo y en contra de la mala fama que le precede, no suele atacar a humanos, aunque cada año suele confundir con su habitual presa de focas y atunes a algún surfista en Australia, Estados Unidos o Sudáfrica