Los científicos europeos darán pautas para salvar las costas del Mare Nostrum

El Mediterráneo y el mar Negro están amenazados por una larga lista de problemas medioambientales. El caso es que, a pesar de que muchas veces se conocen las causas, no se toman las medidas correctas o éstas se dilatan en el tiempo. Las islas del mar Egeo se ven desbordadas por la presión turística, la intensiva movilidad marina y la pesca; en la costa de Marruecos, el urbanismo intensivo provoca la pérdida de biodiversidad; en la costa del norte del Líbano la calidad de las aguas sufre un grave deterioro; la construcción de un oleoducto y una refinería de petróleo amenazan un santuario de mamíferos marinos en el humedal de Georgia; el delta del Nilo sufre graves problemas de erosión de las costas. Son algunos de los 11 espacios que necesitan una actuación urgente para su protección y que serán estudiados a fondo en el proyecto europeo Pegaso que ha iniciado su andadura con la primera reunión de trabajo que se celebra en Venecia entre hoy lunes y el miércoles 14.
Durante los próximos cuatro años, científicos y políticos de 15 países trabajarán mano a mano para tratar de proteger las costas del Mediterráneo y el mar Negro. Liderado por la Universidad Autónoma de Barcelona, y también con la participación española de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, el proyecto Pegaso cuenta con 23 entidades europeas (universidades, centros de investigación, ONG, pequeñas empresas y organismos internacionales). Está financiado con 6,9 millones de euros por el VII Programa Marco de Investigación. "El gran objetivo de Pegaso es elaborar modelos de colaboración entre los científicos y los gestores de todos los países", dice Françoise Breton, directora de un centro especializado de la Universidad Autónoma de Barcelona y coordinadora del proyecto. Los investigadores analizarán 11 casos de estudio, pero entre ellos no se encuentra ninguno español: "Ya tenemos muchos datos de las costas españolas, y además, este tipo de problemas no pueden ser solventados por un país de forma aislada, sino que son comunes", dice Breton.
En enero de 2008, 21 países, entre ellos España, firmaron el protocolo ICZM (siglas en inglés de Gestión Integral de Zonas Costeras) del Mediterráneo. El objetivo de este protocolo es preservar y proteger las zonas costeras como un bien natural y cultural común. Este instrumento legal, el primero de su clase para estas regiones, fue ratificado en 2009 por Eslovenia y Francia; Marruecos lo ha hecho recientemente y entrará en vigor a corto plazo. "Será una herramienta muy importante para llevar a cabo una gestión integral de la zona litoral, de los ecosistemas y, esto es nuevo, de la zona marítima", dice Breton, del ETC/LUSI. A partir de 2012 los países que hayan ratificado el documento deberán comenzar a tomar las medidas sugeridas por el proyecto Pegaso, añade.
Una parte importante del proyecto consiste en organizar los datos científicos existentes para la creación de una plataforma de datos armonizados y compartidos. Se establece también un sistema de gobernanza para facilitar la colaboración de los Estados, regiones y sectores económicos en el proyecto para facilitar la implementación del protocolo ICZM del Mediterráneo. Por ejemplo, la Universidad Pablo de Olavide lidera el grupo de trabajo para la construcción de una infraestructura de datos espaciales, entre otras actividades.
Se organizarán los datos necesarios para generar un atlas completo de la costa mediterránea, se mantendrá una base de datos actualizada para su uso por los gestores locales que aplicarán el protocolo ICZM, y se dará continuidad a una plataforma de trabajo con representantes de los diferentes sectores implicados en la gestión de las costas. Los investigadores analizarán 11 casos de estudio, pero entre ellos no se encuentra ninguno español: "Ya tenemos muchos datos de las costas españolas, y además, este tipo de problemas no pueden ser solventados por un país de forma aislada, sino que son comunes", añade Breton.
Para lograr estos objetivos generales, los investigadores establecerán la metodología científica necesaria para abordar el estudio de las relaciones entre los ríos, las zonas costeras y el mar. De este modo, establecerán indicadores para realizar un seguimiento de la situación de estas zonas, crearán instrumentos que permitan comparar con rigor diferentes zonas del Mediterráneo y del mar Negro, y diseñarán un conjunto de herramientas basadas en mapas, indicadores, análisis espaciales y evaluaciones socio-económicas, necesarias para cumplir con el protocolo europeo. Todo ello permitirá crear, por vez primera, una red de obtención de datos, estadísticas, imágenes de satélite, usos del suelo, paisajes, e información sobre incendios forestales, y muchos otros aspectos de las zonas costeras.
Ya se ha establecido un grupo de usuarios de 15 expertos, con técnicos de los ministerios de Francia, Grecia, Marruecos, Argelia, Egipto, Georgia y Turquía, representantes del sector del turismo en Túnez, del sector industrial energético, y del sector marítimo, incluyendo los puertos, así como representantes de regiones que utilizarán los resultados de Pegaso para las necesidades de su gestión.
El proyecto tendrá continuidad en el mar Negro, una región que comparte con el Mediterráneo problemas similares, para preparar una figura legal del mismo tipo.
Un protocolo útil
El protocolo de Gestión Integrada de las Zonas Costeras del Mediterráneo (ICZM) nace a partir del Convenio para la Protección del Medio Marino y de la Región Costera del Mediterráneo, adoptado en Barcelona en 1976 y enmendado en 1995. Desde entonces, la Unión Europea ha estado trabajando para identificar y promover medidas para remediar el deterioro medioambiental que sufren numerosas zonas costeras europeas. En enero de 2008, se firmó en Madrid el ICZM, en el que entre otras cuestiones se establece la prohibición de construir a 100 metros de la línea de la costa. Este protocolo se centra en los ecosistemas terrestres y marinos, para trabajar en el planeamiento integral tierra-mar (actividades marítimas, turismo, energía, acuicultura, etc.), el impacto y adaptación al cambio climático.