Las capturas masivas han situado a los escualos al borde de la extinción
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El Mediterráneo es un mar de tiburones, o al menos lo fue no hace mucho: durante los últimos 200 años, el número en este mar ha disminuido el 97%. En otras palabras, por cada 100 tiburones que hubo antaño, hoy solo quedan tres. Así lo demuestra un inquietante estudio presentado en Roma y publicado en la revista Conservation Biology.
El trabajo, dirigido por Francesco Ferretti, de la Universidad Dalhousie en Halifax (Canadá), analiza registros históricos de áreas de pesca, clubs náuticos y lonjas del Mediterráneo occidental. Este mar alberga 71 especies de tiburones y rayas (el grupo que los zoólogos llaman elasmobranquios). De estas, 47 son tiburones, aunque el estudio se centra solo en cinco de ellas: el martillo, la tintorera, el zorro, el cailón o marrajo sardinero y el marrajo dientuso o común. No obstante, los expertos creen que la alerta se puede generalizar al resto de especies.
"En el Mediterráneo, el 42% de las especies de elasmobranquios están catalogadas en una de estas tres clases: vulnerables, en peligro o en peligro crítico de extinción", explica Jú-
lia Santana, bióloga marina del Centre de Recuperació d'Animals Marins (CRAM), en Premià de Mar (Maresme). Santana añade, además, que "la falta de datos impide que muchas otras especies sean evaluadas".

ESPAÑA, LÍDER EN CAPTURAS
En su trabajo, Ferretti atribuye la recesión de los tiburones a la sobrepesca y a su lenta tasa reproductora, que dificulta la recuperación. Santana corrobora esta afirmación y añade que España es uno de los principales exportadores de aletas de tiburón. "En 1999 fue número uno mundial al vender unas 2.000 toneladas de aletas a Hong Kong", afirma. Es más, un informe que publicó el CRAM el pasado julio indica que, en 1997, la flota pesquera española capturó, tanto en aguas mediterráneas como oceánicas, unas 100.000 toneladas de tiburones. Desde entonces, las capturas han ido decreciendo, pero España sigue ocupando una posición líder en cuanto a exportaciones. Según Santana, "los pescadores podrían evitar muchas capturas accidentales".
Tanto los científicos italianos como los expertos del CRAM coinciden en que si el tiburón se extinguiera, los ecosistemas sufrirían alteraciones difícilmente predecibles. Las especies controlan el tamaño de su población gracias a su dieta: el pez grande se come al pequeño, y este a otro menor... La ausencia del tiburón causaría cambios en las poblaciones de peces de nivel alimentario inferior, multiplicándose unas y mermando las otras. "Las relaciones entre especies son muy complejas; podemos predecir que habrá cambios, aunque no sabemos en qué dirección", aclara Santana.

DESCONOCIMIENTO
La experta del CRAM apunta a otras importantes causas del declive del tiburón: "La contaminación, la destrucción de sus hábitats, sobre todo en las zonas costeras donde se reproducen, y el desconocimiento popular". Santana hace especial énfasis en esta última causa. Aunque la mayoría de las especies son inofensivas y apenas se acercan a la costa, "es un animal mal visto, lo que dificulta la sensibilización social para protegerlo". "Si la sociedad no presiona, es difícil que las autoridades actúen", agrega.
En este sentido, el nuevo proyecto que el CRAM ha puesto en marcha en colaboración con la obra social de Caja Madrid incluye un apartado de divulgación dirigido tanto a pescadores como al gran público.