Los arrecifes de coral son cunas de la biodiversidad, actuando como motores que crean y difunden especies a otros lugares.

Desde que se empezaron a investigar científicamente los arrecifes coralinos se descubrió que son los equivalentes oceánicos de las selvas tropicales en cuanto a biodiversidad se refiere.

Ahora, un nuevo estudio que ha tenido en cuenta el registro fósil no sólo afirma que efectivamente esto es así, sino que además son el origen de multitud de especies marinas, incluso de grupos como las almejas o caracoles que se creía que habían originado en la costa. De este modo los arrecifes coralinos serían la cuna de la biodiversidad oceánica.

Hasta ahora se creía que muchas especies que habitan los arrecifes habían emigrado desde otros ecosistemas, como las aguas someras de la costa, hacía esos bellos parajes.

Wolfgang Kiessling, del Museo für Naturkunde (Berlin), así también lo creía cuando inició esta investigación espoleado por estudios anteriores. Tuvo que cambiar de idea cuando consideró las pruebas que encontró.

Él y sus colaboradores empezaron a estudiar fósiles de animales que vivieron en el lecho marino, recopilando un amplio registro en la literatura científica y añadiendo sus propios descubrimientos. El estudio se remonta incluso a fósiles de hace 540 millones de años, cuando empezaba la vida animal compleja.

Se centraron en el origen de 6615 géneros de invertebrados basándose en qué tipo de ecosistema aparecieron por primera vez. El estudio revela que 1426 de esos géneros se originaron en ambientes coralinos, un 50% más que en las aguas someras costeras.

Además, comprobaron que los arrecifes contribuyeron a la diversidad de otros hábitats, porque muchos miembros de los géneros originados en los ambientes coralinos terminaron por emigrar a otros ecosistemas distintos. De este modo, la mayor parte de los géneros se originarían en los arrecifes y luego se expandieron a otros hábitats. Se muestran además sorprendidos por este resultado inesperado.

Los autores descartan que el resultado sea un artefacto, ya que los arrecifes son, en realidad, escasos. Si hubiera un sesgo en los datos, éste iría en contra del resultado.

Por razones desconocidas el fenómeno parece que tuvo una actividad más acusada durante el Paleozoico, periodo que comprende el inicio de la vida animal compleja. Especulan que quizás lo que ocurrió después de ese periodo es que, al sembrar de especies el resto de los ecosistemas, los arrecifes perdieron el monopolio de cunas de la biodiversidad como lo habían sido en el pasado.

Según otros expertos lo que hace que los arrecifes sean cunas de diversidad es la variedad de nichos ecológicos, la variedad de espacio físico, flujo de agua y oportunidades ecológicas que ofrecen. Además, la competitividad por el espacio y la comida producen una gran actividad evolutiva que crea nuevos nichos. Si esta actividad es alta se abren breves ventanas de oportunidad para surjan nuevas especies. Paradójicamente los arrecifes coralinos son bastante vulnerables, al menos en la actualidad.

Otro resultado importante es que los arrecifes no parece que ayudaran a la recuperación después de las extinciones masivas, como la que ocurrió al final del Paleozoico, y que eliminó al 90% de la vida marina. Según Richard Aronson, del Florida Institute of Technology y no participante en el estudio, esto se debería a que el proceso de reconstrucción de los arrecifes es muy difícil, pues éstos se quedan muy afectados después de ese tipo de eventos, siendo incapaces de recuperar la anterior rica y compleja biodiversidad durante mucho tiempo, pues primero deben construir su propia viabilidad como ecosistema.

Puede que precisamente los eventos de extinción en los arrecifes jugaran un papel muy importante en las extinciones masivas, contribuyendo al declive de todos los ecosistemas marinos.

Las implicaciones de este estudio son claras. En la actualidad los arrecifes de coral están en un proceso acelerado de degradación y destrucción. Entre los problemas que sufren están el blanqueo del coral, la acidificación del agua, la subida del nivel del mar, su sobreexplotación, la pesca con veneno, la pesca con dinamita, etc. Esto tendrá consecuencias a largo plazo desde el punto de vista evolutivo para otros ecosistemas y para la biodiversidad marina en general.

Cuando perdemos un arrecife coralino no solamente estamos perdiendo uno de los lugares más bellos que albergan vida sobre la Tierra, sino que perdemos las oportunidades de recuperación de especies ya condenadas a la extinción por la presente crisis de la biodiversidad. Los expertos alertan sobre este asunto. Si la degradación de los arrecifes modernos continúa se puede dar un efecto dominó ecológico que afecte terriblemente al resto de los ecosistemas.