El Arqua confía en tener el tesoro de la fragata 'Nuestra Señora de las Mercedes', mientras en EE UU sigue el pleito de España y los cazatesoros - Piden al Gobierno exponerlo en el Museo Nacional de Arqueología Subacuática - Hay tres bazas: el Arqua es el referente estatal, ha sido clave en la sentencia a favor de España y tiene un ancla traída de EE UU - Los expertos admiten su temor a que las 500.000 monedas de oro y plata del siglo XIX acaben en algún museo de Madrid

Cuando, en 1804, frente a la costa de Portugal, un oficial de la marina inglesa exigió al almirante Bustamante que le permitiera inspeccionar la fragata 'Nuestra Señora de las Mercedes', el bravo oficial de la Armada Española no dudó en abrir fuego para defender a cañonazo limpio el rico tesoro del Virreinato de Perú que transportaba desde Lima hasta Cádiz. Estaban en juego no sólo el honor de la patria, que en ese momento paradójicamente estaba en paz con Inglaterra, sino también 500.000 monedas de oro y plata, entre otros bienes.

Doscientos seis años después, ni el Ministerio de Cultura se ha liado a cañonazos con la empresa cazatesoros Odyssey para recuperar la carga del navío expoliada por ésta del fondo marino en mayo del 2007, ni los responsables del Museo Nacional de Arqueología Subacuática (Arqua), ubicado en Cartagena, se liarán a su vez a intercambiar pólvora con los del Ministerio para que el tesoro recale en este centro. Pero, al igual que los especialistas de Cultura acaban de ganar una importante batalla en la guerra judicial con Odyssey en Estados Unidos (EE. UU.), los del Arqua usan todas sus armas de persuasión para que el Gobierno español exhiba el tesoro en el museo que él mismo construyó como referente nacional del patrimonio estatal sumergido en mares, ríos o lagos.

El juez Mark Pizzo, de Tampa (Florida), sentenció el pasado 23 de diciembre que la compañía norteamericana Odyssey Marine Exploration debía devolver a España en diez días la carga, valorada en 500 millones de dólares. En total son 17 toneladas de reales de plata y escudos de oro acuñados en el Virreinato del Perú.

El fallo reconoce las alegaciones españolas y concluye que el pecio corresponde al buque de guerra 'Nuestra Señora de las Mercedes', y no al 'Cisne negro', nombre dado por los 'piratas' estadounidenses; y determina que el lugar del hundimiento y todos los objetos hallados están bajo soberanía española.

No obstante, la empresa anunció la presentación de un recurso para hacer valer sus supuestos derechos sobre el hallazgo. Entre sus argumentos figuran el que no hay pruebas definitivas de que se trate del citado navío de la Armada y que, en todo caso, el buque estaba en una misión comercial y no militar cuando se hundió en el Océano Atlántico.

El caso es que mientras Odyssey mantiene bajo llave las riquezas en uno de sus almacenes de Florida y prosigue su pugna en los tribunales, desde el Museo Nacional de Arqueología Subacuática hacen ya valer sus galones ante el Gobierno de cara a la probable exposición al público de los restos a corto o medio plazo.

Rapiña inglesa y americana

Así lo admite el director del Arqua, Rafael Azuar: «Estamos esperanzados e ilusionados con la posibilidad de poder exponer estos tesoros en nuestro museo, pero hay que tener prudencia y seriedad porque la decisión no es nuestra, sino del Ministerio. Eso sí, mis compañeros del Arqua y yo aprovechamos cada foro de expertos al que acudimos y cada encuentro con el Ministerio para recordar que el Arqua sería el sitio idóneo para esta colección, porque somos el centro de referencia estatal y esta colección no debe disgregarse sino permanecer unida».

La aportación de los técnicos del museo cartagenero al informe presentado por el Ministerio de Cultura ante la Justicia estadounidense ha resultado vital para la victoria provisional lograda por España, y ésta es una baza que tal vez pueda aprovechar Cartagena.

En todo caso, Rafael Azuar se muestra comedido y cree que «lo más importante es que la Justicia está dando la razón a España reiteradamente», si bien debe resolverse el recurso de Odyssey y en su caso la forma en que entregaría las monedas a España.

El director del Arqua confesó que en todos los museos del país sobre patrimonio sumergido están «impacientes» por saber el desenlace de esta rocambolesca historia.

Precedente judicial

En tono optimista, Rafael Azuar aseguró tener constancia de que en el Gobierno central «ven con buenos ojos» la posibilidad de transferir los fondos a la ciudad portuaria. Este diario intentó sin éxito recabar la opinión del Ministerio.

Que el museo alberguen valiosas piezas del imperio marítimo con que un día España conquistó otros continentes no sería algo excepcional ni arbitrario. El museo acoge ya el ancla de un pecio español entregada por Estados Unidos.

Se trata del ancla de la fragata 'Juno', un navío expoliado junto con la fragata 'Galga' por la empresa cazatesoros Sea Hunter. La Corte Federal de EE. UU. reconoció los derechos legítimos del Reino de España sobre ambos navíos de la Armada en el año 2000.

La 'Juno', de 34 cañones, zarpó del puerto mexicano de Veracruz, pero se perdió varias millas mar adentro cuando iba a Cádiz en 1802, en la época del rey Carlos IV. La 'Juno' y la 'Galga' integraban los convoyes interoceánicos que España mantuvo desde el siglo XVI hasta la independencia de sus posesiones americanas en el siglo XIX.

La exposición del ancla «es un precedente jurídico importante y un ejemplo material de que el Gobierno apostó por Cartagena. Ojalá decida igual ahora», dice Azuar.

Para el arqueólogo y buzoJuan Pinedo, que lleva a cabo trabajos para instituciones españolas y es investigador asociado de la Universidad de Texas, el Arqua «tiene capacidad suficiente a nivel expositivo y de restauración de piezas» para acoger el tesoro de Odyssey.

Visión moderna

Además, considera que éste permitiría al museo incluir una visión de la arqueología moderna, ya que su colección actual está integrada por piezas de yacimientos clásicos, de la época fenicia a la medieval.

Juan Pinedo no oculta que uno de los obstáculos para que Cartagena disponga del tesoro es que el Ministerio decida abrir un museo en Madrid con estas piezas, en función de su «gran relevancia». Esta decisión chocaría con el hecho de que las piezas pertenecieron a un navío la Armada y ésta tiene una de sus principales bases en Cartagena.