Las islas Sisargas, los bajos de Bermeo y Niebla, el cañón de Avilés, las aguas frente a cabo de Peñas, la zona costera de Sonabia, el bajo de Castro Verde, el cañón de Capbretón o los fondos marinos frente a Jaizkibel son algunos de los lugares que la organización de conservación marina Oceana ha identificado como áreas de importancia ecológica para la zona galaico-cantábrica y para los que pide protección.

Durante 2008, esta organización de defensa del mar, en colaboración con la Fundación Biodiversidad, llevó a cabo un estudio de los fondos marinos entre Galicia y País Vasco que duró unos tres meses y cuyos resultados se han hecho públicos en estos días.

En total se recorrieron unas 1.500 millas y se realizaron 105 inmersiones entre la superficie y los 350 metros de profundidad, en las que se identificaron cerca de 800 especies distintas y más de una veintena de hábitats diferentes. Para ello se utilizó un robot submarino y se contó con la participación de una decena de submarinistas.

Corales de aguas frías, campos de esponjas de profundidad, jardines de gorgonias, praderas submarinas, arrecifes de ostras y gusanos, lechos de maërl, fondos fangosos con plumas de mar, cañones submarinos, cuevas y extraplomos, bosques de quelpos y muchas otras comunidades han sido documentadas. Destaca el hallazgo de una nueva especie de esponja “champiñón” en fondos rocosos entre 50 y 120 metros, la aparición de tiburones con una mayor distribución geográfica a profundidades superiores a los 300 metros, o la diversidad de corales negros por debajo de los 150 metros.

A pesar de esta gran diversidad biológica, Oceana resaltó la escasez de peces y crustáceos de valor comercial, como la anchoa, el rape, el gallo, el lenguado, la cigala, la merluza y otras muchas especies. Los muestreos llevados a cabo corroboran los preocupantes datos sobre las pesquerías de esta zona que año tras año viene presentando el ICES (Consejo Internacional para la Exploración del Mar), organismo científico que asesora a la UE sobre el estado de los recursos pesqueros en el Atlántico Nordeste. Según ICES, el 60% de las pesquerías de la zona están al borde del colapso.

El área galaico-cantábrica cuenta hoy en día con menos de un 1% de su superficie protegida, cuando el Convenio de Biodiversidad de Naciones Unidas exige la conservación de, al menos, un 10% de la superficie marina antes del 2012. Las nuevas áreas marinas propuestas por las comunidades autónomas y el gobierno español son, a juicio de Oceana, todavía escasas, más aún contando con la ampliación de la Zona Económica Exclusiva prevista.