Primera area marina protegida del Cantabrico.
El caladero de «El Cachucho», entre Lastres y Ribadesella, será la primera área marina protegida del Cantábrico
Si hay un paradigma de la Asturias sumergida, es el caladero de «El Cachucho», que entre Lastres y Ribadesella emerge desde fondos abisales de 4.500 metros -la cara oeste del Naranjo de Bulnes tiene unos 500 metros de altura-, y que registra una de las mayores pendientes que se conocen en el planeta, ya que desciende hacia los abismos marinos con una perpendicular de vértigo.
«El Cachucho» es una isla submarina que emergió a una veintena de kilómetros de la plataforma continental asturiana -está situado a 65 kilómetros del puerto riosellano- y cuya profundidad oscila entre 425 y 600 metros. Este caladero se extiende con una longitud de 64 kilómetros y una anchura de diecisiete, lo que implica una superficie aproximada de 1.100 metros cuadrados.
Esta maravilla de la naturaleza está llamada a ser la primera área marina protegida del Cantábrico y del Atlántico gallego. Así lo han propuesto el Ministerio de Medio Ambiente y la Secretaría de Pesca. Un área marina protegida es una figura de conservación natural muy amplia que puede englobar desde reservas pesqueras a otras protecciones más radicales. Para «El Cachucho» se contempla que se mantenga la pesca de superficie y se prohíba sólo la de fondo. Y es que en este caladero el arrastre con el «tren de bolos» causó estragos. Se mantendrá la pesca de túnidos, la de cerco, la cacea y los palangres de superficie.
Fue en 2002 cuando se planteó un proyecto para estudiar «El Cachucho», que fue lo que hizo posible que se conozca detalladamente toda la zona del banco y su singular medio ambiente. El estudio lo realizó el Instituto Español de Oceanografía (IEO) y estuvo coordinado por uno de sus investigadores del centro de Santander, Francisco Sánchez. Los resultados de la campaña de investigación fueron tan sorprendentes como atractivos.
Esponjas
Una de sus principales características es que presenta numerosos afloramientos rocosos, que al estar sometidos a muchas e intensas corrientes submarinas impiden su sedimentación. «Este fenómenos es lo que condiciona que existan comunidades biológicas que están fijas en el fondo, como esponjas de más de un metro de alto, gorgonias que son un tipo de coral y dan lugar a organismos de gran tamaño, que es lo que hace que sea vulnerable a la pesca de fondo. Todos viven en la más total oscuridad, ya que a partir de los doscientos metros de profundidad la luz ya no existe», explica Francisco Sánchez, que comenta que en estos fondos hay peces «muy extraños», como el «reloj anaranjado», que tarda 35 años en alcanzar su madurez sexual y puede vivir más de cien. Es de crecimiento muy lento y muy sensible a cualquier tipo de explotación pesquera.
Su conservación, asegura Francisco Sánchez, repercutirá «positivamente» en las pesquerías de la plataforma continental. Y es que este caladero, en otro tiempo rico en besugos, es un punto importante de reproducción para el pixín, la bacaladilla, la cabra de altura o la palometa roja. Preservando su crecimiento se garantiza su expansión por los caladeros más próximos a la costa.