Los pecios del imperio español deberían ser pronto Patrimonio de la Humanidad
Encantados de que el patrimonio sumergido les preocupe por fin como merece y preocupados porque llegamos tarde y con medios escasos, es la opinión que la Real Academia de Historia (RAH) ha hecho llegar al Ministerio de Cultura con respecto a su Plan Nacional de Protección del Patrimonio Arqueológico Subacuático. Concluye que habría que estudiar seriamente cómo impulsar una declaración de los pecios del imperio español como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. La RAH afirma en el informe presentado que se «congratula por el interés que muestra la Administración del Estado por tan importante legado cultural tanto en nuestras aguas como en las de terceros países e internacionales, cuyas riquezas han venido siendo sistemáticamente expoliadas, hasta el punto de que resultan al presente ineficaces e insuficientes las medidas adoptadas para evitarlo».
Por ello, la RAH reflexiona -aunque comienza aplaudiendo la intención general del texto redactado por Cultura y la oportunidad de sus medidas- sobre las primeras cosas a tener en cuenta: que los pecios hundidos en aguas de terceros países merecen un tratamiento independiente de los que yacen en nuestras costas.
El principal punto en el que la RAH pone énfasis es la importancia histórica y cultural de este patrimonio sumergido, tanto para la historia de la economía, como de la navegación -son los restos de la primera flota de alcance global- aunque también reconoce su inmenso valor numismático y crematístico, «por lo que España está obligada en todos los sentidos a recuperar y preservar este Patrimonio».
Para la Academia, España «es la propietara real y moral» y por ello «tiene la responsabilidad cultural» de todos los pecios de su bandera, «una responsabilidad cultural irrenunciable», sentencia. Y señala que «en los últimos años están siendo robados y destruidos de manera progresiva a medida que aumenta la tecnología que precisamente debiera contribuir a su recuperación, salvamento y puesta en valor». En una última reflexión, la RAH dice que este patrimonio «hasta ahora no ha sido atendido como merece» y lamenta que no haya conciencia del desastre cultural que supondría su pérdida, que compara con los bienes históricos perdidos en la Guerra Civil, la Desamortización o en la Guerra de Independencia, hace 200 años.
La RAH ha remitido unas conclusiones al Ministerio:
La primera, que actúe con toda celeridad y eficacia para recuperar el tiempo perdido y tener la capacidad que, como país de solvencia económica y cultural y de larga tradición histórica y científica, le corresponde.
La segunda, que las máximas instancias del Estado patrocinen una comisión interdisciplinar independiente, operativa y eficiente, dirigida a estudiar, proteger jurídicamente y valorar cultural e históricamente el patrimonio sumergido.
La tercera, que se utilicen los medios tecnológicos y económicas del Estado para que el estudio y la protección de los pecios españoles y del resto del patrimonio empiecen sin más demora. «España debe considerar como una prioridad de sus intereses de su política internacional, dadas su trascendencia en orden histórico, cultural y económico».
La cuarta, que debe procurarse la incorporación de la iniciativa privada a este esfuerzo.
La quinta, que estudie la conveniencia de solicitar a la Unesco que declare Patrimonio de la Humanidad el patrimonio arqueológico submarino de España, algo que daría protección a un fondo que hoy se hurta al conocimiento y el disfrute cultural.