Plan de recuperación de la tortuga boba

La Junta de Andalucía ha enterrado 80 huevos de ejemplares de tortuga boba en varias playas del Parque Natural del Cabo de Gata, procedentes de las playas de las islas de Cabo Verde, frente a la costa occidental de África. El año pasado se enterró una puesta de huevos, también procedentes de Cabo Verde, en una playa de Fuerteventura, donde los huevos eclosionaron con éxito y las tortugas alcanzaron el mar. La experiencia ha servido para el plan de Andalucía, aunque en este caso, cuando eclosionen los huevos no se permitirá que las tortugas alcancen la libertad, sino que se las introducirá en estanques para cuidarlas durante su crecimiento, hasta que llegue el momento de liberarlas en el mar.
Parte de los huevos recolectados en Cabo Verde fueron trasladados a incubadoras de la Estación Biológica de Doñana, donde eclosionaron y nacieron. Luego, las tortugas han sido criadas durante este tiempo en estanques artificiales y poco a poco se procederá a la suelta según crezcan.
Precisamente, la Junta de Andalucía había anunciado la semana pasada que se iba a proceder a la suelta de una decena de ejemplares de los 80 que viven en cautividad mientras maduran, plan que se ha redireccionado. De hecho, lo que se pretende es liberar en sucesivas sueltas controladas individuos monitorizados, que serán luego recuperados y vueltos a liberar definitivamente, con el fin de determinar sus movimientos y dispersión.
La tortuga boba 'Caretta caretta' está clasificada en situación vulnerable. Cada año mueren en el Mediterráneo Occidental entre 20.000 y 40.000 ejemplares atrapadas en los anzuelos de los palangres y las redes, lo que pone a la especie en grave peligro. De ahí que la Junta de Andalucía, a través de la Consejería de Medio Ambiente, haya emprendido estos planes de reintroducción de la especie, con el fin de conseguir que vuelvan a nuestras playas a poner huevos.
El proyecto, que ha sido criticado por colectivos de defensa del medio ambiente por su “elevado coste, precipitación y escasos resultados” tiene como fin la restauración de la especie en la península. Si se demuestra que es viable, se seguiría con la importación de huevos al menos durante una década, así como la liberación paulatina de ejemplares para que vuelvan a las playas de nacimiento tras su maduración. Con esto “se conseguiría una anidación estable de la tortuga boba en el litoral español,” según aseguran fuentes del CSIC que participan en el proyecto.