A vueltas con el Submarino Peral
Tenerlo a la intemperie, al lado del mar, es hacer oposición a que quede irrecuperable en poco tiempo
Cualquier persona medianamente sensata convendrá en que la ubicación del Submarino Peral, pieza única de la arqueología industrial, no es la adecuada para un bien cultural de su categoría. Tenerlo a la intemperie, al lado del mar, y recibiendo los chorros de agua de una fuente pública, es hacer oposición a que el submarino quede irrecuperable en poco tiempo. De hecho, cualquier paseante observador habrá comprobado el lamentable estado de su casco, visible perfectamente desde la placita en que se encuentra. Ello es demostrativo, además, de que el mantenimiento no es el que la antigüedad del monumento y esa ubicación aconsejan.
Pero aunque los cartageneros, que consideramos al submarino como algo propio y distintivo de la ciudad, queremos seguir disfrutando del mismo, parece que ahora lo más aconsejable es paralizar cuanto antes su proceso de deterioro, visible a todas luces.
En nuestra Asociación hemos tratado este asunto y efectuadas las pertinentes gestiones, nos hemos encontrado con la disponibilidad total del Museo Naval (no se olvide que la Armada es la propietaria de este bien cultural) para hacerse cargo del submarino y resguardarlo en las nuevas y magníficas instalaciones de dicho museo, concretamente en el edificio de arcos (las antiguas atarazanas) situado junto a la nueva plaza abierta por el Ayuntamiento al lado de la Facultad de Ciencias de la Empresa (UPCT). Todo ello en espera de una profunda y especializada tarea de consolidación y restauración de este submarino, tan querido por todos. Tarea que, según nuestras informaciones, no se haría de esperar, y que se llevaría a cabo en ese mismo edificio, posiblemente a la vista de todos los cartageneros. Igualmente se nos asegura que la visita al submarino seguirá siendo posible, y de manera gratuita.
Ni que decir tiene que Cartagena Futuro aboga y aplaude estas iniciativas, que esperamos ver desarrolladas y concretadas por el bien de nuestro patrimonio cultural.
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