Los "Chuchis" me tienen extasiado. Habrá que hablar con Charly para el año que viene.
Preciosa crónica y mejores fotos.
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Los "Chuchis" me tienen extasiado. Habrá que hablar con Charly para el año que viene.
Preciosa crónica y mejores fotos.
La envidia en mi caso es muy mala.
Muy buena crónica y fotos Fer, enhorabuena y muchas gracias por tu amabilidad (te echan de menos en la Havana... jejeje)!!!
Digno de artículo para la revista Sensaciones !!! :059::059::059:
Muy buena cronica Fer,,y las fotos,,,muy,,muy chulas...
Veo que si que viste algun que otro tibu,,,El zorro no cayo??? :confused:
Abrazos......
Gracias por la nueva entrega!
Las fotos muy guapas!!
Saludos
No, no vi ningún "zorro"...er.... esto... no, no, no vi ningún TIBURON zorro... :wink:Cita:
Iniciado por orusito
Subiré en un rato las fotos y la crónica del tercer capítulo, el correspondiente a Anilao.
Abrazotes,
Fernando
Capítulo 3. Anilao
Tras completar el circuito de crucero por Apo y Coron con el Expedition Fleet, llegó el momento de despedirme de aquellos que habían compartido conmigo aquellos días y de la fantástica tripulación que hizo tan sencillo aquel viaje. Algunos de mis compañeros (los chinos y japoneses) estaban algo tristes porque para ellos se terminaba el viaje. Los alemanes por el contrario estaban entusiasmados, porque a continuación enlazaban con un viaje de una semana a Palau (me ahorraré comentarios malsonantes, pero... ¡¡serán *#@$#*x#!!, jeje), y vuestro cronista seguía absolutamente feliz porque aún quedaban un par de días de "descanso" en Anilao, para hacer tres inmersiones diarias en la costa.
"Bueno, algo sencillito y normal para terminar el viaje" - pensé... ¿sencillito y normal? Qué equivocado estaba...
A primera hora de la mañana me acercaron al puerto en Anilao, y allí acudieron para trasladarme al resort donde iba a pasar estos días, el Crystal Blue Resort. Un sitio apartado de lo que es la propia población de Anilao, pero muy recomendable. La verdad es que Anilao es un rincón que habrá que observar con cuidado en los próximos años. El número de "resorts" que se han construido empieza a ser elevado, y habrá que ver el impacto sobre aquellas aguas. Por ahora, y como veréis más adelante, los fondos siguen siendo más que espectaculares, y el único problema que puede encontrar uno es la calidad del "resort", ya que hay algunos que no dejan de ser más que unas cabañas en unas condiciones lamentables, y otros que están muy bien acondicionados (aunque, que nadie se confunda, aquello no son hoteles de lujo...). En ese sentido, el Crystal Blue me pareció MUY bueno, no sólo por la atención y calidad del servicio, la calidad de la comida, etc., sino también porque todas las habitaciones tienen aire acondicionado y eso, creedme, en Filipinas se agradece.
Al pie del resort se encuentra siempre el acceso al mar, donde cabecea indolentemente la barca del resort, encargada de llevarte y traerte a cualquier punto de inmersión. Y cuando digo "cualquier punto" es así... aunque el punto de inmersión sea una boya que está a 30 metros de la orilla, se monta uno en el barco, te acercan, te equipan y, vamos, sólo falta que se baje alguien contigo para ir pellizcándote la nariz al compensar, o para moverte las piernas y que no te canses aleteando, jaja.
Día 1
Como os decía antes, a las 9:30 de la mañana estaba por el resort, donde me recibió El Gran Dave (lo de "gran" no es sólo porque sea un gran tipo, sino también porque es un tipo GRANDE), el socio y amigo de nuestro Charlie Brown, quien me informó que aquella noche se habían acostado tardísimo, porque habían ido a buscar a unos clientes pero que, sin embargo, Carlos había insistido en que quería saludarme en cuanto llegara. Así que, nada, nos fuimos a la habitación y -maldita sea- tendría que haber llevado la cámara para plasmar el espectáculo de nuestro amigo intentando hilvanar algo coherente más allá de "Bienvenido, gracias por venir, bienvenido, como me alegro de que estés aquí, bienvenido..." jejeje.
Dejamos al pobre Charlie dormir un poco más y Dave y yo, junto con su mujer Paz (una estupenda fotógrafa, por cierto) nos fuimos a hacer una inmersión. La primera inmersión en Anilao.
Tras tantas inmersiones relativamente profundas en los días anteriores en Coron, y especialmente en Apo, el perfil de Anilao es sorprendentemente sencillo. La máxima profundidad a la que bajé creo que fueron unos 28 metros, y la mínima... er... creo que hubo una vez que me tiré un buen rato "buceando" a poco más de metro y medio, encima del coral, sin darme cuenta de la profundidad a la que estaba. Y es que aquello es impresionante, impresionante a cualquier profundidad. Pero me estoy adelantando...
Como es evidente, si unimos a esa poca profundidad el hecho de que no hay corriente, las inmersiones suelen ser bastante largas. Varias de ellas estuvieron por encima de los 70 minutos, y si paramos no fue porque no nos quedase aire, no, sino porque ya se iba haciendo tarde y lo que había era HAMBRE... Ah, y otro detalle importante: En Anilao el agua está ya "un poco fresca", como decían ellos... sí, sí, fresca... ¡¡A 25ºC como mínimo!! (pero claro, para gente acostumbrada a bucear con 28ºC o 29ºC...)
La primera inmersión en la zona, junto a Dave y Paz, fue en un sitio llamado algo así como "Curveys" (no lo anoté muy bien, me temo). Buff... qué impresión bajar allí y empezar a ver MEGA-chuchibranquios (nudibranquios para los entendidos) y todo aquel coral lleno de luz y de vida. Me quedé literalmente anonadado durante unos minutos. Pero lo más especial de aquel punto fue ver los fantásticos peces rana que había allí, también de enorme tamaño, casi como un balón de fútbol (os he dejado unas fotos al final de la crónica). Aparte de ver (y fotografiar) un par de ellos que estaban sobre la arena, lo más increíble de la inmersión fue ver a otro NADANDO sobre el arrecife, algo bastante poco habitual en estos animales, hasta que encontró un lugar entre las rocas donde se apoyó con aquella pose tan característica de estos peces, dispuesto a esperar una presa.
Tras aquella inmersión, la segunda fue en otro punto también cercano, llamado "Kuala" (o algo así...), y allí, aparte de tirarme nuevamente 70 minutos, tocando los 27 metros y alucinando nuevamente con toda la cantidad de vida (incluídas algunas especies que ni sabía que existieran) tuve la fantástica oportunidad de ver ¡¡un auténtico caballito de mar pigmeo!! Una cosa minúscula sobre el coral que Dave y Paz me señalaban una y otra vez, y que me llevó un rato identificar, de lo pequeño (como una uña) y lo bien camuflado que estaba.
Para terminar el día, hicimos una nocturna de 76 minutos en Arthur's Rock, ese "lejanísimo" punto de buceo a 30 metros de la orilla donde está el resort. Nuevamente la inmersión fue tranquilísima, admirando los mega-nudibranquios, las morenas, peces león, cangrejos ermitaños, peces loro dormitando en sus agujeros, y un micro-pulpo (pensamos por unos momentos si podría ser un pulpo de anillas azules...). En fin, una nocturna de impresión, que terminamos anticipadamente porque no me apetecía que mi Aladin Air se pusiera a poner como loco en cuanto llegara al límite de las 40 atm... que si hubiera sido por mí... vamos ¡¡aquella noche hubiera estrujado el tanque hasta dejarlo seco!! jaja.
Día 2.
Tras una noche tranquilita y un sueño reparador, a la mañana siguiente fuimos a un punto más lejano, denominado "Beatriz". En esta inmersión nos acompañó Charlie, que disfrutó haciéndome unas cuantas fotillos mientras yo me esforzaba en meter mi cámara por todos los rincones. La inmersión fue muy completa, deambulando entre gigantescas esponjas, amplias extensiones de coral, y la vida habitual de esta zona. A destacar el que por fin pude localizar a dos nudibranquios dedicándose con gran alegría a la sana y saludable costumbre de copular (ver foto más abajo). Aunque la había visto en libros, era la primera vez que veía la escena en directo, y aunque muy a menudo había visto dos nudis muy cercanos, nunca había captado el momento.
La travesía de vuelta desde "Beatriz" fue animadilla, con el barco trotando sobre la ligera marejadilla, salpicándonos a todos. Estos barcos tienen como ventaja que son muy, muy estables, y tienen un calado poco profundo, lo que les hace ideales para zonas de arrecife, pero a cambio cuando te enfrentas a algunas olas se hace algo más complicado que lo que resulta para una neumática. Tampoco es que esto supusiera ningún problema. En absoluto. En el barco se iba de lujo, y tan sólo hacía falta paciencia pero, a todo esto... ¿quién tiene prisa estando de vacaciones en el paraíso?
La segunda inmersión fue en un punto denominado "Twin Rocks", y para mí fue posiblemente de lo más espectacular que vi en todo el viaje. Realmente no había nada significativamente "nuevo" en la inmersión, pero aquel punto tiene la suerte de poder juntar en un único sitio TODO lo habitual de las distintas inmersiones en Palawan, destacando un banco ENORME de jacks, un grupo muy amistoso de peces murciélago que se empeña en rodearte e investigarte muy de cerca, una gamba boxeadora entre las rocas, una raya de puntos azules, varios meros moteados (en tagalo lapu-lapu), centenares de pececillos de coral, etc., etc., etc... Claramente, este sitio se merecía una segunda visita así que...
... así que la última inmersión del día y del viaje fue nuevamente en "Twin Rocks". ¡¡¡¡Menudo fin de fiesta!!!! Fueron 77 minutos de absoluta gloria, a 20 metros, rodeado de estrellas de mar, de erizos que explotaban en decenas de colores, de una morena barrada (que por un momento dudé si no sería una serpiente venenosa), peces escorpión, anémonas tapizando cada centímetro con sus coloridos penachos iluminados por nuestros focos... sencillamente increíble...
Tras salir de aquella inmersión me quedé durante unos minutos en silencio y, como suele ocurrirme en todos mis viajes, no tardaron en acudir las lágrimas a mis ojos. Y es que me resulta imposible no dar gracias a la vida, que me ha permitido poder disfrutar de momentos como aquel, de SENSACIONES tan intensas como aquellas. Es dificil de explicar cuando no lo vives, pero en esos momentos, cuando sonrío de alegría entre aquellas lágrimas, me maravillo de que todavía haya gente que me pregunte las razones por las que buceo...
Una vez en tierra disfrutamos de una estupenda cena, como siempre, y luego de una agradable velada, rodeados de algunos amigos de Carlos y Dave que habían acudido a pasar el fin de semana en el resort. Fue allí donde comprobé lo que os decía al principio de la crónica, lo amigos que son los filipinos de compartir una buena bebida y una buena charla. Y que mientras quede bebida y ganas de hablar, allí seguirán, haciendote sentir en todo momento como en familia.
Y así terminó el viaje... al día siguiente volví con Carlos para Manila y disfruté de su compañía y la de Cristina, su encantadora mujer, para el almuerzo. Después nos dimos un paseo por la ciudad, y para terminar la noche cenamos en El Havana, un restaurante de aires cubanos donde nos ventilamos unas cuantas JARRAS de mojitos, y entonces... ("hasta aquí puedo leer", jajaja).
Al día siguiente me levanté tarde, así que no pude cumplir con mi intención de acercarme a ver Intramuros, la zona colonial de Manila. Está claro que tendré que volver para allá algún día a verlo...
Y así terminó el viaje. Bueno, no del todo, las casi 24 horas que tardé en regresar a España (sobre todo debido a un transfer de 8 horas en Doha) también cuentan, pero tampoco merece la pena hablar de ellas. Se había terminado mi visita al paraiso, y conmigo arrastraba su "esencia", las SENSACIONES que percibe el auténtico viajero, el viajero que entiende que la emoción no está tanto en el destino, como en el viaje en sí.
Nos vemos en el azul.
Abrazotes,
Fernando
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Que envidia de viaje y de relato. No se si sana o malsana de p.envidia, y además el premio de relatos. Lo celebraremos el 18. Enhorabuena